¿Son morbosos los restos de Santa Teresa? Un debate inesperado surge en Salamanca

Cuando este domingo 25 de mayo concluya la exposición de los restos mortales de Santa Teresa de Jesús, habrán pasado por la Basílica de la Anunciación de Alba de Tormes cerca de 100.000 personas (eran 60.000 ya el martes). Un auténtico despliegue de devoción popular que, sin embargo, se ha encontrado con una polémica inesperada. Nada menos que el obispo de Salamanca, José Luis Retana, afirmaba esta semana que esta exhibición había sido "un error" porque alimentaba más "morbo" que devoción.

Retana mostraba sus dudas días después de haber bendecido él mismo la iniciativa, al recibir quejas de algunos feligreses que lamentaban la actitud poco respetuosa de algunos peregrinos, que no dudaban en hacerse selfies ante el cadáver de la santa. Las imágenes tampoco agradaron a las madres carmelitas de Alba, que se quejaron asimismo de la realización de fotos del cuerpo de su fundadora pese a que en la iglesia donde se muestran los restos hay abundantes carteles que recuerdan a los visitantes que está totalmente prohibido realizar fotos y videos.

Las declaraciones del obispo fueron parcialmente neutralizadas por otras autoridades de la Iglesia que acudieron también a Alba de Tormes, el lugar donde falleció la santa. El cardenal Ricardo Blázquez conectó con la tradición de la Iglesia católica, que considera que la veneración de los santos es una vía espiritual legítima de intercesión. "Estamos ante los restos de una mujer santa y le he pedido que nos ayude a seguir en el camino".

El actual presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, reconoció que la exhibición de los restos podían ser un asunto "discutible", pero prefirió resaltar que es "una oportunidad de anunciar la luz y promover una experiencia de encuentro". Su interpretación de este acontecimiento como una "experiencia positiva" fue compartido por la mayoría de los peregrinos desplazados, muchos de ellos en expediciones organizadas por parroquias de la provincia. A su juicio, la contemplación de los restos "afirma la esperanza en la transfiguración definitiva".

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P. C.

Estrictamente diplomático quiso ser el prior del convento de Alba Miguel Ángel González, quien reconoció que "hay personas con sensibilidades y espiritualidades diferentes", pero resaltó "el absoluto respeto y gran devoción" de los asistentes. Y resaltó que "la unidad en la diversidad de la Iglesia está por encima de todo. Y tenemos una adhesión plena y total a nuestro obispo". Pero entre los visitantes del Convento de la Anunciación no faltaron tampoco los que consideraron desacertadas e inoportunas las declaraciones del obispo, que oscurecieron lo que estaba siendo un éxito de devoción popular con muy escasos precedentes.

Es la tercera vez en la historia que se exhiben los restos de Santa Teresa, y esta ocasión es la más prolongada en el tiempo, pues en las anteriores apenas estuvieron expuestos un día, mientras que en esta ocasión habrán podido verse dos semanas. Nadie había podido contemplarlos en los últimos 111 años, lo que ha convertido a la cita en Alba de Tormes en un acontecimiento histórico que seguramente explique las riadas de peregrinos.

Nadie había podido contemplar los restos incorruptos en los últimos 111 años

Lo llamativo del debate abierto por el obispo salmantino es que recuerda, en cierto modo, al suscitado por el movimiento protestante en el siglo XVII. Precisamente el culto a las reliquias y la devoción a los santos fue uno de los elementos centrales del rechazo de la Reforma a la Iglesia Católica de Roma, pues veía estos gestos de devoción como expresión de una espiritualidad deformada y "morbosa", una asociación que logró instalarse con bastante éxito en las sociedades occidentales. Curiosamente el vínculo de las reliquias con el morbo fue reinterpretado desde una perspectiva ‘laica’ por una reciente exposición del Museo Nacional de Escultura de Valladolid: "Extraña devoción. De reliquias y relicarios", que pudo verse durante el año 2021, y que conectaba el culto a los objetos y restos asociados con los santos católicos con el tipo de ‘devociones’ que los hombres modernos prestamos a los ‘santos’ de nuestro tiempo: escritores, actores, músicos, deportistas… Habría, por tanto, una religiosidad popular subyacente que conectaría a la perfección ambos fenómenos.

Eso sí, de ninguno de estos ‘santos laicos’ se puede afirmar lo que sí puede decirse del cuerpo de Santa Teresa: que ha resistido la corrosión del paso del tiempo de forma absolutamente inexplicable, pese a los cuatro siglos transcurridos desde su muerte. Es el famoso carácter incorrupto de su cadáver, que la ciencia acaba de ratificar en un reciente informe científico.

El antropólogo italiano Luigi Capasso recibió el año pasado el encargo de la Postulación General de los Carmelitas Descalzos para realizar un análisis de los restos de la santa. No sólo los conservados en Alba de Tormes, sino también los del Convento de la Merced de Málaga (que conserva su mano izquierda), y la iglesia de Santa María della Scala en Roma (donde se encuentra su pie derecho). "Todas las reliquias están momificadas. El estado de conservación es extraordinario: el pie derecho, la mano izquierda, el corazón y el brazo izquierdo están perfectamente conservados, con la piel intacta, con tejidos subcutáneos y masas musculares bien conservadas, con huesos en conexión anatómica y sin signos de degradación". Y añade: "El estado de perfecta conservación de los tejidos blandos de la cara es realmente extraordinario (…) con una musculatura facial relajada, que todavía transmite la sensación de serenidad con la que la Santa muestra que afrontó el momento de su muerte". Con todo, la parte más importante del informe es la que afirma que los análisis químicos realizados permiten descartar que esta excepcional conservación pueda deberse al uso de algún tipo de procedimiento artificial de momificación del cuerpo. Verlo o no como milagro depende ya de cada cual, pero el informe reafirma el carácter absolutamente excepcional de tal preservación.

El análisis permite acercarse más al conocimiento humano de esa mujercilla andariega que cambió el rumbo de la Iglesia y que fue reconocida con el excepcional título de Doctora de la Iglesia. Una mujer aquejada por numerosas dolencias y enfermedades: "siempre enferma, jamás enfermiza". "Con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento mirarla y oírla porque era muy apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones", la retrata su coetánea María de San José.

Se calcula que debía medir 156 centímetros y que parecía una cifosis cervical severa que "dio a la santa una apariencia inclinada hacia adelante, con la cabeza inclinada hacia abajo", lo que debió dificultar su respiración. El informe detecta también en los restos de su cuerpo pruebas de que sufrió artrosis y daños en la planta de sus pies que le dificultaban el caminar, a ella tan andariega.

El encargo se completó con una reconstrucción anatómica de su apariencia facial en vida, realizada por el Victorian Institute of Forensic Medicine, de Australia, y que fue convertido en escultura por Jennifer Mann. El busto recrea el aspecto que debía tener la santa a los 50 años (murió a los 67) y, tras darse a conocer en marzo, fue presentado el pasado marte 20 de mayo en Alba de Tormes como parte de unos actos que coinciden con el 510 aniversario del nacimiento de la fundadora de las carmelitas descalzas. Medio siglo después la santa sigue rodeada de una controversia que también la acompañó en vida.