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El pueblo de las flores de Ávila que es ideal para visitar en mayo: un tesoro de interior en el que se come genial
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El pueblo de las flores de Ávila que es ideal para visitar en mayo: un tesoro de interior en el que se come genial

Con su ritmo pausado, sus flores colgando de cada balcón y el rumor del agua como banda sonora, ofrece una escapada única, sobre todo esta primavera

Foto: Candeleda (Instagram)
Candeleda (Instagram)

Cuando llega mayo, con sus días largos y llenos de luz, hay un lugar en el corazón de Ávila que se convierte en una parada obligatoria para quienes buscan naturaleza, encanto rural y buena gastronomía. Se trata de Candeleda, un auténtico tesoro escondido en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, donde las flores son el alma del pueblo.

Pasear por sus callejuelas es como adentrarse en un cuento: balcones de madera rebosan de macetas floridas, las fachadas respiran tradición y el sonido del agua se cuela entre los rincones más insospechados. Todo el municipio está salpicado de vegetación colorida y cuidados detalles que enamoran a primera vista, sobre todo en primavera, cuando el pueblo estalla en colores.

Uno de los mayores atractivos de Candeleda son sus piscinas naturales, perfectas para un baño o un descanso al sol. Muy cerca del casco urbano, junto al Puente Viejo, se encuentran parajes como el Charco Carreras y el Charco Palomas, donde el agua cristalina baja desde la montaña para ofrecerte un remanso de paz.

Pero Candeleda no es solo belleza natural. Su entorno privilegiado, entre gargantas como la de Chilla y Santa María, la cercanía al Almanzor y su clima templado han hecho que muchos la vean como el lugar perfecto para retirarse o desconectar durante unos días.

También hay mucha historia que descubrir. El castro celta de El Raso es uno de los yacimientos más importantes de la península, y se suma a joyas arquitectónicas como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o la ermita de San Blas. El pueblo mantiene una rica herencia cultural que puede disfrutarse a cada paso.

Y, por supuesto, no podemos olvidar la comida. Aquí se come de maravilla, y no hace falta irse muy lejos para comprobarlo. El cabrito asado, el tasajo o los quesos artesanales de cabra son algunas de las especialidades que hacen las delicias de quienes se sientan a la mesa.

Foto: La muralla de Alcañiz (iStock)

Candeleda es uno de esos lugares que no necesitan grandes campañas para enamorar. Con su ritmo pausado, sus flores colgando de cada balcón y el rumor del agua como banda sonora, ofrece una escapada única, sobre todo ahora que mayo, un mes lleno de vida por antonomas

Cuando llega mayo, con sus días largos y llenos de luz, hay un lugar en el corazón de Ávila que se convierte en una parada obligatoria para quienes buscan naturaleza, encanto rural y buena gastronomía. Se trata de Candeleda, un auténtico tesoro escondido en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, donde las flores son el alma del pueblo.

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