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Narciso Alonso Cortés, el erudito que convirtió Valladolid en referente literario internacional
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APASIONADO DE LA LITERAUTRA

Narciso Alonso Cortés, el erudito que convirtió Valladolid en referente literario internacional

Narciso Alonso Cortés, del que se celebra su 150 aniversario este año, fue pieza clave en la génesis de la Casa de Cervantes y de la Casa de Zorrilla, y contacto en España de la Hispanic Society norteamericana

Foto: Fachada de la Casa Cervantes de Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)
Fachada de la Casa Cervantes de Valladolid. (EFE/Nacho Gallego)

Los dos museos que colocan a Valladolid en el mapa de las referencias literarias en todo el mundo, la Casa de Cervantes y la Casa de Zorrilla, llevan el sello personalísimo del investigador y lingüista vallisoletano Narciso Alonso Cortés, del que este año se celebra el 150 aniversario de su nacimiento (1875). Alonso Cortés, que fue académico de la RAE y autor de manuales de texto de Lengua y Literatura usados por varias generaciones, fue, además, persona del máximo crédito de la Hispanic Society norteamericana.

La figura de Alonso Cortés es poliédrica y fascinante. Director del Instituto General Técnico de Valladolid (hoy Instituto Zorrilla) en la época en la que era el único de la provincia, fue purgado por Franco en 1936 por su cercanía a la Liga de los Derechos Humanos. Sin embargo, pasados unos años de oscuridad, logró cimentar un inmenso prestigio en la España franquista -murió en 1972 y no llegó a conocer la democracia- como investigador, lexicógrafo, erudito y experto en literatura.

"Fue una auténtica autoridad en el uso del español y Valladolid le debe mucho de ese mito tan extendido que dice que es la provincia donde se habla el mejor castellano", asegura el poeta y periodista Carlos Aganzo, coordinador del 150 aniversario y actual director de la Fundación Vocento.

La labor de Alonso Cortés como investigador cultural fue concienzuda y desprejuiciada, con un infatigable trabajo en los archivos. Allí descubrió, por ejemplo, el proceso que revela los orígenes judíos de la familia de Santa Teresa de Jesús. Pero también un proceso por sodomía contra Juan de Tassis, el conde de Villamediana, poeta culteranista que pasaba por ser el prototipo del Don Juan español. "Tenía un prestigio tal que, si Alonso Cortés decía que el conde de Villamediana era sodomita, la Real Academia cambiaba su biografía", explica Carlos Aganzo, que dedicó el año pasado una semblanza al mismo personaje con el título Don de la insolencia. Juan de Tassis, conde de Villamediana.

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Años después, Luis Rosales dedicaría su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua a rebatir la tesis de Alonso Cortés, planteando la hipótesis alternativa de que aquel proceso por sodomía que había encontrado el vallisoletano era un montaje urdido por sus enemigos. "Yo soy más de la tesis de Rosales", explica Aganzo, "pero lo relevante es destacar hasta qué punto protagoniza los grandes debates culturales de la época y su enorme influencia".

Vallisoletano de nacimiento y de ejercicio, dedicó una gran parte de su labor investigadora a la historia de su ciudad y de las figuras culturales ligadas a ella. Con sólo 31 años, en 1906 publicó Noticias de una Corte literaria en la que documentó la presencia de importantes figuras de las letras españolas en aquellos breves años en los que Valladolid fue capital de España con Felipe III. Entre esas figuras destacan los poetas Luis de Góngora y Francisco de Quevedo, que probablemente desataron en Valladolid la cruenta guerra entre conceptistas y culteranistas que marcará la literatura nacional. Pero también Luis Vélez de Guevara (El diablo cojuelo) o el citado Juan de Tassis. Sin olvidar, por descontado, a Miguel de Cervantes, que escribió en Valladolid algunas de sus Novelas Ejemplares y recibió en la ciudad la autorización para la publicación de su emblemático Don Quijote de la Mancha.

placeholder Colocación de una placa por el 150 aniversario del nacimiento de Narciso Alonso Cortés en el jardín romántico de la Casa Zorrilla. (Cedida)
Colocación de una placa por el 150 aniversario del nacimiento de Narciso Alonso Cortés en el jardín romántico de la Casa Zorrilla. (Cedida)

Una circunstancia azarosa, el proceso policial desatado por el asesinato de Gaspar de Ezpeleta justo delante de la casa donde vivía Cervantes, ha permitido identificar el único lugar en el que sabemos con certeza que vivió el novelista. Esta peculiaridad está en la base de la creación de la Casa Cervantes de Valladolid, en la que se recrean algunos de los espacios que ocupaba la familia del escritor en la ciudad.

Lo que conocemos como Casa Cervantes surge cuando el rey Alfonso XIII, el mecenas Benigno de la Vega Inclán y el presidente de la Hispanic Society de América, Archer Milton Huntington, unen esfuerzos para comprar no sólo la casa que habitó el autor de El Quijote, sino también las del entorno, con el fin de recuperarlas y conservarlas. "Finalmente, la casa abre en 1916 como Biblioteca Popular Cervantina para dar uso a los edificios adquiridos", explica Paz Altés, estudiosa de Alonso Cortés y directora de la Casa Zorrilla. "Probablemente, la idea de Vega Inclán es que fuera la primera de otras que se repartirían por España, pero finalmente fue la única".

Durante esta etapa inicial Narciso Alonso Cortés, que además era un muy destacado cervantinista, fue el director. Y durante esos treinta años de historia se acometieron reformas y adecuaciones del edificio que finalmente llevaron a la apertura en 1948 de la Casa Cervantes que conocemos, si bien ya con otro responsable. "Fue el hombre que facilitó e hizo posible el museo literario que hoy disfrutamos".

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Pero aún más decisivo fue su papel en la génesis de la Casa de Zorrilla, pues en este caso no sólo fue Alonso Cortés quien, tras la muerte del poeta en 1893, convenció al Ayuntamiento para que comprara el edificio en el que había vivido durante sus años de infancia en Valladolid, sino que fue también el impulsor del museo y quien lo dotó de contenido. "Si no es por don Narciso no habría Casa de Zorrilla", asegura su directora actual. Él se encargó de hablar con la viuda del autor del Tenorio, Juana Pacheco, que cedió los 328 libros que quedaban de su biblioteca, con libros históricos, así como sus documentos y sus enseres personales, el núcleo fundamental del contenido del museo vallisoletano.

La instalación museística se inauguró en 1917 y fue el colofón de un proceso de reivindicación de Zorrilla como hijo de Valladolid. Un proceso que años antes había llevado a reclamar sus restos del cementerio de Madrid en el que se encontraban para trasladarlos a su ciudad natal, donde inauguró el Panteón de Hombres Ilustres del camposanto.

A esa Casa de Zorrilla de sus amores donará en 1969, pocos años antes de morir, su biblioteca personal, conocida como Biblioteca Romántica, y con 8.000 obras de gran valor literario, que acredita otra de sus facetas, la de bibliógrafo. "La Hispanic Society, con la que Alonso Cortés tenía un estrecho contacto, se ofreció a comprarle su biblioteca sin escatimar en el precio, pero él prefirió donarla a su ciudad", explica Eduardo Pedruelo, director del Archivo Municipal que actualmente acoge esos fondos, así como los de Zorrilla.

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El trabajo del lexicógrafo permitió recuperar una abundante muestra de documentos que han resultado esenciales para la reconstrucción de la vida de José Zorrilla. "Realizaba un trabajo incesante en los archivos. Especialmente meritorio en el caso de la Real Chancillería". Pedruelo recuerda que allí encontró un procedimiento de embargo contra el padre de Cervantes durante los años en los que trabajó en Valladolid y que permiten recrear los medios materiales del Cervantes niño. De paso, por eso sabemos que el escritor vivió en Valladolid, al menos en dos periodos diferentes de su vida.

"Contribuyó a darle proyección literaria en todo el mundo a Valladolid, porque tanto Cervantes como Zorrilla trascendían lo local y eran figuras internacionales", resume Aganzo. A los dos museos que impulsó Alonso Cortés se sumará en unos meses un tercero dedicado a otro vallisoletano ilustre e internacional, Miguel Delibes, con el que coincidió y con el que tenía muchos rasgos en común. "Ambos eran humanistas y amantes de la naturaleza y de la bicicleta", recuerda Paz Altés. Y esta última afición le sirvió también para otra de sus actividades menos conocidas, pero no menos importantes: la recuperación de coplas y romances populares de un folclore castellano de tradición oral que estaba empezando a desaparecer.

Figura poco común, de extraordinaria fecundidad, reconocido por Antonio Machado como el ‘poeta de Castilla’ en un hermoso poema que le dedicó, el 150 aniversario de su nacimiento permitirá dar a conocer su gigantesca figura cultural a las nuevas generaciones. De momento el Ayuntamiento de su ciudad le ha dedicado una placa en el Jardín Romántico de su amada Casa Zorrilla. Pero durante el año realizará otras actividades y nuevas publicaciones.

Los dos museos que colocan a Valladolid en el mapa de las referencias literarias en todo el mundo, la Casa de Cervantes y la Casa de Zorrilla, llevan el sello personalísimo del investigador y lingüista vallisoletano Narciso Alonso Cortés, del que este año se celebra el 150 aniversario de su nacimiento (1875). Alonso Cortés, que fue académico de la RAE y autor de manuales de texto de Lengua y Literatura usados por varias generaciones, fue, además, persona del máximo crédito de la Hispanic Society norteamericana.

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