60 años después, Candeleda revive la revolución que supuso el rodaje de 'El Camino' de Miguel Delibes
La localidad abulense vivió como un acontecimiento el rodaje de la primera adaptación cinematográfica del novelista a cargo de la pionera Ana Mariscal y este sábado lo recuerda con una nueva proyección de la película
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Candeleda se reencuentra este sábado con un auténtico acontecimiento de su memoria colectiva: el rodaje en el municipio de El Camino, la primera adaptación cinematográfica de una novela de Miguel Delibes. Realizada, además, por una pionera del cine español: Ana Mariscal. Han pasado más de 60 años desde entonces, pero muchas familias de la localidad conservan aún fotos y recuerdos de todo aquello.
"En el pueblo fue una revolución y, pese al tiempo transcurrido, todavía la gente mayor se acuerda y de vez en cuando aparece el tema en sus conversaciones", asegura Fernando Rivera, profesor de la Universidad Carlos III y vecino de la localidad. Aunque él no tiene un recuerdo personal de todo aquello, reconoce que en su casa "se hablaba a menudo del rodaje y con mucha emoción".
Porque, a la fascinación propia de ver llegar al municipio las cámaras y la estructura propias de la industria de cine, hay que añadir el recuerdo de la presencia del mismísimo Delibes, que asistió a la filmación y convivió con los vecinos de Candeleda.
El acto de recuerdo -el sábado 21, a las 20.30 horas, en el Auditorio Municipal- ha sido una iniciativa del Ayuntamiento del municipio y tiene una doble misión. Por un lado, rendir homenaje a la directora Ana Mariscal, que colocó a Candeleda en el mapa cinematográfico al elegir el municipio, pero también recordar un hito esencial de la historia del municipio, y a todos los que lo protagonizaron y en la actualidad ya no están.
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Además de proyectarse la película, podrá verse también un reciente documental de ‘Días de Cine’ sobre Ana Mariscal, y habrá un coloquio en el que participará el hijo de la cineasta, David García, junto a Lauro Martín, redactor de ‘Días de cine’ y otros expertos, y que moderará Fernando Rivera. Habrá incluso espacio para las sorpresas porque asistirán también dos de los actores que participaron en la película original, uno de ellos era un niño que fue elegido por la directora tras hacerle una prueba en la escuela de la localidad.
"La decisión de localizar la historia en Candeleda fue de mi madre", recuerda David García. Cuando escribió su célebre novela, Delibes tenía en mente un pueblo de Cantabria que le era familiar, Molledo, pero Ana Mariscal optó por Candeleda, una localización que tanto ella como su marido conocían bien, y que reflejaba a la perfección el ambiente de la novela.
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Situado en la falda sur de la sierra de Gredos, muy cerca de Extremadura, aquella Candeleda de entonces era un pueblo muy pueblo, muy rural, con calles sin asfaltar y casas humildes, aunque herederas de una arquitectura rural hermosa. "Mis padres lo conocían bien porque pilla de camino a Cáceres, el lugar natal de mi padre, Valentín Javier García". Productor de cine y fotógrafo, formó tándem con su mujer para desarrollar su carrera como cineasta. Ambos constituyeron la productora Bosco Films que financió la carrera de Mariscal con el dinero familiar.
Aunque la novela fue publicada en 1950 y la película se rodó en 1963, casi tres lustros después, las calles y arquitectura del Candeleda de entonces reflejaban a la perfección las dos caras del mundo rural retratado por el novelista vallisoletano. Por un lado, el encanto, el talante humano y la autenticidad de un mundo todavía conectado con la naturaleza -a veces incluso de un modo dramático y desprotegido- y, por otro, la pobreza y la falta de oportunidades. Viendo la Candeleda de 1963 no cuesta demasiado imaginarse la España de 1950 que retrató Delibes en su novela. Y ese es uno de los grandes aciertos de la película.
"Yo tenía tres años por entonces, de modo que mis recuerdos personales son muy de niño", recuerda el hijo de Ana Mariscal. Una foto en la que aparece con una claqueta de rodaje -y que su padre guardó en su cartera hasta el fin de sus días- acredita que estuvo allí. "Me acuerdo de cómo me impacto el rodaje. Sobre todo la muerte de uno de los personajes. También está en mi memoria la plaza del pueblo, los ventanales del colegio y el coche descapotable que aparece en la película y al que me encantaba subir". El próximo sábado David García tiene intención de aprovechar el viaje para visitar también esos lugares de su recuerdo, o lo que queda de ellos, porque la Candeleda actual ha cambiado mucho en las últimas ocho décadas. "Sigue siendo un pueblo con encanto, pero lógicamente es diferente". Fernando Rivera está de acuerdo. "Entonces era un pueblo de postal. Pobre pero con un gran sentido de la solidaridad. Ahora es un pueblo grande, con todas las comodidades".
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La idea de la película surgió del guionista José Zamit, que realizó un primer tratamiento de la adaptación de la novela, aunque el guion definitivo fue un trabajo conjunto con la propia Ana Mariscal, que se lo envió al novelista. Aquello generó algunos roces entre ambos porque el trabajo de Mariscal era más amable y poético que la novela original. El personaje de La Guindilla no es tan agrio en la película como en la obra de Delibes, y la cineasta optó por suprimir el suicidio de uno de los personajes.
Pese a ello, los distribuidores de la época consideraron la película excesivamente dura y se resistieron a proyectarla. Una y otra vez le decían a Mariscal que nadie quería ver una película en la que muere un niño. Antes, había tenido que luchar con la censura franquista, que le obligó a realizar algunos cambios. Pero lo peor fue el rechazo de la distribución que convirtió a El Camino en una inesperada e imprevista obra ‘maldita’. El extraordinario trabajo de Ana Mariscal solo pudo proyectarse en Candeleda y los pueblos de los alrededores. Así, se convirtió en una obra maestra oculta hasta que en los años 80-90 comenzó a verse en festivales, en televisión o en la Filmoteca Nacional.
Con todo, el verdadero rescate de El Camino se produce en 2020 cuando se edita en España el documental Women make films (Mujeres que hacen películas) de Mark Cousins. En su gigantesca antología de 180 obras de todo el mundo solo aparece una película española: El Camino, de Ana Mariscal, una cineasta que apenas había sido valorada por los expertos hasta entonces. Cousins, en cambio, tiene claro la valía de una mujer que, mucho antes, mereció el elogio de Alfred Hitchcock: "El encuadre de sus películas está al nivel de los grandes directores de Hollywood y hay un rigor en la iluminación y composición del plano altísimo". Luego Francia se sumará a la reivindicación de Mariscal y, años después, la plataforma FlixOlé permitirá al fin que su película pueda llegar al gran público.
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Pese a los naturales roces entre creador y adaptador que surgieron durante la gestación de El Camino, Delibes apreciaba el trabajo de Mariscal. "Su hija, Camino, me dijo que le gustaba mucho y que estaba especialmente satisfecho del personaje de Uca, que era tal y como él la concibió", recuerda David García. No pudo evitar lamentar el novelista, sin embargo, que su primera incursión cinematográfica -un medio que él apreciaba mucho, pues ejerció de crítico de cine, y que luego le cortejó abundantemente- hubiera tenido tan corto recorrido de público.
Este sábado, como en un eterno retorno, la historia cierra el círculo y El Camino de Delibes/Mariscal vuelve al municipio abulense de Candeleda donde la novela cobró vida. El reencuentro, sin duda, estará lleno de recuerdos. Y los expertos del lugar auguran un lleno total del auditorio.
Candeleda se reencuentra este sábado con un auténtico acontecimiento de su memoria colectiva: el rodaje en el municipio de El Camino, la primera adaptación cinematográfica de una novela de Miguel Delibes. Realizada, además, por una pionera del cine español: Ana Mariscal. Han pasado más de 60 años desde entonces, pero muchas familias de la localidad conservan aún fotos y recuerdos de todo aquello.