El monasterio único en España al que solo se puede acceder por barco y es perfecto para desconectar: hoy está en ruinas
Rodeado por los desfiladeros del río Duratón y aislado del bullicio del mundo de las ciudades, este convento fue durante siglos un refugio de fe, oración y austeridad
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Feb0%2F30f%2F61a%2Feb030f61aa976f2be897ac44d70cd9b8.jpg)
- El restaurante más chic de Segovia que han visitado Dalí o Mick Jagger: es famoso por su cochinillo asado
- El castillo medieval de España que inspiró el emblemático de Blancanieves y el famoso logo de Disney
En la provincia de Segovia, escondido entre los imponentes cañones del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, se encuentra uno de los lugares más singulares de la zona: un antiguo monasterio que hoy está en ruinas, pero guarda siglos de historia entre sus muros. Este sitio es único, no solo por su magnificencia, sino también por la forma en la que se puede acceder a él: cruzando el río en barca.
La historia del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz se remonta al siglo XIII, una época de especial efervescencia religiosa en la que los franciscanos buscaban un refugio en lugares remotos, alejados del bullicio de la civilización. Normalmente, eran monasterios tan solo rodeados de naturaleza y del trino de las aves que sobrevolaban el templo sagrado: no había nada más propicio para la oración y el recogimiento.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7d3%2Fabc%2F49c%2F7d3abc49ca0ca968c95d7f33f9b603c1.jpg)
Ubicado en el término municipal de Sebúlcor, el conjunto monasterial fue fundado en 1231 por los franciscanos, quienes se vieron obligados a abandonarlo en 1835 debido a la desamortización de Mendizábal, por la que se dictó una orden para suprimir los monasterios de las órdenes monacales y expropiar a la Iglesia de las propiedades. Para acceder a él solo es posible hacerlo en kayak, a través de una excursión organizada por el portal Civitatis.
Un refugio de fe en plena naturaleza
El convento sigue en pie a pesar de su larga vida y está completamente aislado debido a su particular orografía y al embalse de Burgomillodo. Declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León en 2012, pudo convertirse en santuario mariano. Según cuentan, en este lugar se obró el milagro: se apareció la Virgen María a un pastor, lo que hizo que los frailes eligieran este rincón natural para venerar a Nuestra Señora de los Ángeles.
Erigido sobre un acantilado rocoso que se alza directamente desde las aguas del Duratón, el convento aprovechó las formaciones naturales del terreno para incorporar sus muros y estructuras, logrando una integración única con el paisaje circundante. La tranquilidad que se respira entre los bosques de sabinas y enebros refuerza su carácter sagrado, marcando distancias muy claras entre la vida terrenal y espiritual.
Aunque ya no es lo que era, entre sus ruinas todavía son visibles la fachada sur del monasterio y algunas de las dependencias excavadas en la roca como nave principal de su iglesia o las ventanas de las celdas de los monjes. Este convento sigue siendo un espacio de reflexión, donde el paso del tiempo parece detenerse y donde la historia y la naturaleza se entrelazan para ofrecer una experiencia profunda de recogimiento. Hoy, mientras los buitres leonados alzan su vuelo, sigue invitando a quienes se acercan a imaginar cómo fue la vida de aquellos monjes que escogieron este rincón apartado para acercarse a lo divino.
- El restaurante más chic de Segovia que han visitado Dalí o Mick Jagger: es famoso por su cochinillo asado
- El castillo medieval de España que inspiró el emblemático de Blancanieves y el famoso logo de Disney
En la provincia de Segovia, escondido entre los imponentes cañones del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, se encuentra uno de los lugares más singulares de la zona: un antiguo monasterio que hoy está en ruinas, pero guarda siglos de historia entre sus muros. Este sitio es único, no solo por su magnificencia, sino también por la forma en la que se puede acceder a él: cruzando el río en barca.