La librería más antigua de Ávila vuelve a alzar el vuelo en la plaza de Santa Teresa: la salvadora es una emprendedora madrileña
Con su visión innovadora y su pasión por los libros, esta joven librera ha transformado el espacio en un refugio para los amantes de la lectura, con la intención de que los compradores se sientan como en su propia casa
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Las librerías renacen como un negocio rentable a pesar de los detractores que creen que su vida útil ha llegado a su fin con la llegada de la revolución digital. Hoy en día, una gran parte de la población decora las estanterías de sus casas con sus últimas adquisiciones y se siente atraída por el olor a libro nuevo, y el ritual de pasar las páginas para descubrir qué les espera en el próximo capítulo.
Con el aluvión de novedades que llega cada semana a las librerías, con títulos a veces imposibles de memorizar, muchos lectores necesitan escuchar la sabia recomendación del librero o librera, el eslabón más afectado (y por qué no decirlo, valiente) de la nueva realidad del mercado editorial. A pesar de la crecida de los lectores electrónicos, las librerías pequeñas, las de autor, y también las que han dejado huella en la ciudad, construyendo un legado desde hace más de una década, seguirán siendo testimoniales.
Igual que algunos madrileños son fieles a su ritual anual de visitar la Cuesta de Moyano, hay vecinos castellano-leoneses que recobrarán de nuevo la ilusión en sus paseos matutinos. Cuando las calles eran un patio de juegos y los niños no tenían que vivir en alerta permanente, muchos se acercaban a comprar sus primeros álbumes de cromos a este templo literario, años antes regentado por Senén Pérez, un librero vocacional que unió bajo un mismo techo a Julio Cortázar, el diario Marca y Gloria Fuertes. Además, el comercio acogió firmas de Premios Pulitzer como Frank McCourt.
Años antes, generaciones de padres y abuelos compraban el periódico en Teto (así se llamaba entonces), un comercio pequeño y con poca luz que estaba situado en la mejor esquina de la ciudad, donde los clientes podían encontrar una gran variedad de prensa y los niños convertían en su punto de encuentro para intercambiar cromos. A primera hora, los que se agolpaban frente al mostrador, salían con su diario de confianza enrollado bajo el brazo, para continuar con sus labores diarias.
Un sentimiento de rabia se apoderó de los abulenses cuando vieron en el escaparate de una de las librerías más emblemáticas de Ávila el cartel de "se traspasa", abriendo una ventana a su memoria, donde asomaron, como no podía ser de otra forma, los cuentos de su niñez. El cierre se produjo el mismo año en el que la sombra se ciñó sobre Ópalo, Librería Católica o Librería Medrano, esta última fundada en 1912.
La sensación era muy diferente a la que se vivirá a partir de ahora en las calles aledañas al centro histórico de Ávila. Ubicada en los soportales del Mercado Grande, en la Plaza Santa Teresa, número 9, este edén literario reabre sus puertas, ahora bajo el nombre de Librería de los Incomprendidos. El nombre hace referencia a la trilogía de Blue Jeans, El Club de los Incomprendidos, editada por Planeta.
Irene Barbero, la emprendedora madrileña que ha llenado de vida y literatura este rincón único de la ciudad, quiso hacer su particular homenaje al escritor de literatura juvenil romántica que le acompañó con sus historias hasta tal punto de que ella misma se declara "bluejeaner", formando parte del club de fans del autor.
La librería, que el sábado, 30 de noviembre, celebró su inauguración con el apoyo de amigos y familiares de Irene, acaba de abrir sus puertas en la ciudad, y ofrecerá una amplia selección de libros de narrativa adulta, juvenil e infantil, siendo una visita casi obligada para realizar las compras navideñas. Además, Barbero plantea incorporar juegos de mesa, configurando así su amplia oferta educativa y de entretenimiento.
Igualmente, también pondrá a la venta complementos para los lectores como los marcapáginas imantados de @itslooovely. Para ampliar su apoyo al comercio local, también ha querido contar con @lastelitasdelayaya, un negocio que nació en la pandemia gracias a la iniciativa de Miriam y Carmen, una nieta y su abuela, que encontraron un pasatiempo común: coser, uniendo sus creatividades (hechas con gran mimo) a su pasión por la lectura. De esta firma, tiene fundas de libros hechas a mano, con estampado floral o cubresolapas basados en personajes como El Principito.
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