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La campaña micológica bate récords: por qué los nuevos recolectores no se pueden confiar
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800.000 hectáreas en la región

La campaña micológica bate récords: por qué los nuevos recolectores no se pueden confiar

Las numerosas precipitaciones y las excepcionales temperaturas han permitido que ese año la campaña haya sido muy abundante. La Junta de Castilla y León vigila para que no haya sustos ni fraudes

Foto: Hongos en la provincia de Salamanca en una imagen de archivo (EFE/Carlos García García)
Hongos en la provincia de Salamanca en una imagen de archivo (EFE/Carlos García García)

Es una de las estampas más habituales de cada otoño. Los montes y pinares de Castilla y León se llenan de amantes de la micología que acompañados de su cesta fijan la mirada al suelo para poder encontrar algún hongo que llevarse a casa y, por supuesto, a la mesa. La afición por la micología no deja de crecer y lo hace también su valor culinario.

Este año, además, Castilla y León registra una temporada de récord debido, principalmente, a las buenas condiciones climatológicas que se están viviendo en toda la comunidad, donde apenas ha habido heladas, lo que garantiza todavía unos días más de buena producción micológica aunque noviembre ya esté bien avanzado.

Los boletus, las setas de cardo y los níscalos son las tres variedades principales que en mayor cantidad se pueden encontrar. Son los tipos de hongos más extendidos y también los que mejor reconocen los recolectores, lo que aporta seguridad a la hora de consumir frente a otras variedades menos conocidas por el público general.

Una afición creciente que también ha hecho que de forma paralela aumenten las formaciones de las entidades especializadas en micología en divulgar las bondades de este producto y también para advertir a los recolectores de la importancia que tiene contar con un amplío conocimiento sobre los hongos que se echan a la cesta.

placeholder Una persona recolectando setas (EFE)
Una persona recolectando setas (EFE)

Todas estas entidades se esfuerzan en alertar que para consumir una seta hay que estar al 100% seguro de lo que se ha cogido, si el porcentaje disminuye, aunque sea al 99,99%, es mejor que se deje y que, por supuesto, en ningún caso se coma. Así lo explica Micocyl, el programa de Micología de Castilla y León impulsado por la Junta de Castilla y León.

Este proyecto busca impulsar la investigación para el conocimiento del recurso micológico y su gestión sostenible, la planificación y regulación de la recolección y la comercialización de los hongos silvestres comestibles, la formación y profesionalización del sector del aprovechamiento micológico, el desarrollo del micoturismo en el medio rural y el desarrollo de la truficultura.

Montserrat Ganado, coordinadora de proyectos de Micocyl, destaca la temporada que las provincias de Segovia y Burgos están teniendo este año, recolectando una cantidad de hongos muy por encima de un otoño habitual en estas zonas. “Llevamos unos años que empieza muy pronto la campaña, en septiembre más o menos, y en esta ocasión se está alargando bastante”, señala Ganado.

Información de acotados

Una época que coincide con el aumento de las llamadas telefónicas que registra Micocyl y que suelen estar relacionadas en su mayoría con el requerimiento de información acerca de las zonas acotadas de la comunidad. Desde aquí se encargan de dar este servicio y también de resolver todas las dudas que el usuario pueda llegar a tener.

Se estima que en Castilla y León hay alrededor de 800.000 hectáreas acotadas, de las que el 35% las gestiona de forma directa Micocyl. “Hay tres formas de saber en qué zona nos vamos a mover, la primera, consultando micologiacyl.es, la segunda, consultando nuestra propia web, micocyl.es y la tercera, llamando al ayuntamiento o al bar o panadería del pueblo al que se quiera ir”, afirma Ganado.

Foto: Luisa Guardo tejiendo (Imagen cedida)

A este aumento de amantes de la micología se une un incremento también de la diversidad de especies que se recolectan más allá de las habituales. “Los pies azules, las lenguas de vaca o los marzuelos son cada vez más habituales en las cestas. También ha crecido la trufa negra, pero en cuanto a producción reglada, ya que su recolección está prohibida en Castilla y León”, advierte la experta.

Verificación de permisos

Micocyl trabaja de forma muy estrecha con los agentes de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y de la Guardia Civil para poder detectar cualquier tipo de delito y así controlar correctamente el aprovechamiento micológico de cada zona evitando cualquier tipo de ilegalidad que se cometa a este respecto.

Los controles conllevan la verificación del permiso de recolección y de la identidad del recolector, además de la revisión de las especies y cantidades recolectadas. En caso de incumplimiento de las normas, el recolector podrá ser sancionado con una multa de entre 100 hasta 1.000 euros, así como al decomiso de las setas recolectadas.

Foto: Camino inundado por el río Chico a su paso por Ávila. (EFE/Raúl Sanchidrián)

Hace unas semanas, los agentes Medioambientales de la Junta de Castilla y León decomisaron en la provincia de Segovia más de 90 kilos de boletus a unos recolectores que no tenían permiso y entre los que se encontraban algunos que tenían permiso recreativo y superaban ampliamente las cantidades máximas del permiso.

Solo en la Comarca Forestal de Navafría, en Segovia, los agentes han realizado más de 200 controles durante lo que va de temporada micológica. En estos controles, que pueden ser estáticos o en patrulla por los montes, los agentes comprueban que los recolectores cuentan con los permisos correspondientes.

Es una de las estampas más habituales de cada otoño. Los montes y pinares de Castilla y León se llenan de amantes de la micología que acompañados de su cesta fijan la mirada al suelo para poder encontrar algún hongo que llevarse a casa y, por supuesto, a la mesa. La afición por la micología no deja de crecer y lo hace también su valor culinario.

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