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Juntas de vecinos en Soria vs. Airbnb: guerra de guerrillas en la España sin guiris contra los pisos turísticos
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"TIENEN MUCHO MIEDO"

Juntas de vecinos en Soria vs. Airbnb: guerra de guerrillas en la España sin guiris contra los pisos turísticos

Las comunidades de las zonas interiores y despobladas también empiezan a organizarse y a sellar acuerdos para vetarlos. Estos pactos han llegado incluso a echar atrás ventas de pisos que estaban cerradas

Foto: Este edificio de Soria antes estaba en ruina y en breve será para pisos turísticos. (N.B.)
Este edificio de Soria antes estaba en ruina y en breve será para pisos turísticos. (N.B.)

Vísperas de verano. El presidente de una céntrica comunidad de vecinos convoca a todos los propietarios. En el orden del día, un solo punto: prohibir que las viviendas del bloque puedan convertirse en pisos turísticos. Hasta aquí, todo normal. Lo llamativo es que esta escena no tuvo lugar en Madrid, sino en Soria, una capital que precisamente no es una de las ciudades más turísticas de España.

Madrid, Barcelona, Sevilla… en las grandes urbes del país, el asunto de los pisos turísticos y cómo regularlos para que no provoquen un encarecimiento excesivo de los precios de la vivienda está vivo desde hace mucho tiempo. De hecho, la semana pasada se conoció, por ejemplo, que en Sevilla cortarán el agua a los pisos turísticos que operen sin licencia. Sin embargo, el ejemplo de la capital soriana pone de manifiesto que, más allá de la M-30 y sin necesidad de tratarse de zonas muy turísticas, la polémica también está empezando a calar allí donde nadie lo esperaba.

"Sí, aquí está pasando. Tanto en la ciudad como en los pueblos". Confirma la tendencia Pedro Gimeno, portavoz del Colegio de Administradores de Fincas de Burgos y Soria. Manifiesta, en conversación con El Confidencial, que entre los vecinos "hay mucho miedo" a que la tendencia que se vive en las grandes ciudades pueda verse allí replicada, bien por si genera molestias a los propietarios, bien por si encarece la vivienda: "Nos encontramos con estas cosas prácticamente en todas las juntas".

Foto: Turistas sentadas en las gradas de la Catedral de Sevilla. (Europa Press/M. J. López)

Estas maniobras sorprenden, especialmente, por el perfil del turista que visita Soria, capital castellana que puede servir como ejemplo de ciudad pequeña. Lo define el propio Gimeno: "Aquí lo único que tenemos son unas pocas despedidas de soltero. Además, el perfil del visitante que viene hacer turismo suele ser más mayor que en otras partes, no es la típica gente que viene de farra".

Según los datos que ofrece el Ayuntamiento de Soria, en lo que va de año, con datos cerrados del primer semestre, las oficinas de turismo de la capital recibieron la visita de 14.175 personas hasta finales de junio. Para contextualizar, únicamente el puesto turístico que tiene la Comunidad de Madrid habilitado en la Puerta del Sol, recibió la visita de 22.000 personas en el mismo periodo de tiempo.

Un rápido vistazo por las plataformas de alquiler de este tipo, como Airbnb, arroja que para una estancia de dos días en agosto, la capital soriana ofrece al menos 63 alojamientos de este tipo, únicamente en la capital. El hotel más grande de la ciudad tiene, según detalla en su página web, 87 habitaciones. Prácticamente, se podría decir que hay más camas disponibles en pisos que en establecimientos hoteleros en esta ciudad.

Foto: El descontrol turístico de Madrid en un mapa: 13.000 pisos piratas y solo 1.000 legales. (Foto: iStock)

Un paseo por el centro de la ciudad también pone de manifiesto una tendencia que va en aumento y, en las calles aledañas a la Plaza Mayor, se observa cómo se están rehabilitando edificios enteros para ser destinados posteriormente a vivienda turística. Grandes carteles lo han anunciado durante meses ante la atenta mirada de los oriundos, que parecen haber tomado nota.

Con este escenario, y como insiste Gimeno, "en las comunidades de vecinos no quieren pisos turísticos bajo ningún concepto". Según ha podido saber El Confidencial, tal es la situación que ha habido casos en los que ventas de inmuebles se han echado atrás después de que los compradores constataran la existencia de estos acuerdos entre vecinos para impedir el establecimiento de pisos turísticos en las comunidades.

Ante este panorama, Gimeno indica que les intentan transmitir que, siempre que estén reglados, son una opción más segura para el vecindario que si el alquiler, ya sea turístico o no, se realiza de manera irregular: "De esta forma, cada piso turístico tiene un número de identificación y, si generan problemas, es mucho más fácil denunciar que si un propietario decide cambiar de inquilinos cada semana sin estar dado de alta como alojamiento turístico".

¿Es suficiente?

Lo que no saben en estas comunidades es que no está tan claro que un acuerdo suscrito entre los vecinos puedas ser una medida válida como elemento disuasorio para los inversores, grandes o pequeños, que pueden estar interesados en el negocio de los pisos turísticos.

Deben cumplirse, como expone Gimeno, otras condiciones: "Necesitas un acuerdo en la comunidad de 3/5 e inscribirlo en el Registro de la Propiedad. Si no está ahí inscrito, no vale y este trámite puede llegar a costar 3.000 euros, dependiendo de la comunidad". Y claro, cuando el asunto toca al bolsillo… "Lo que pasa es que muchas veces no se inscribe, porque los vecinos no quieren pagar ese dinero", reconoce el experto.

También en ciudades medianas

El de Soria es solamente un ejemplo de una tendencia que empieza a despuntar, también en la España vaciada y de interior y en ciudades medianas. "Sí que es cierto que se está empezando a pedir", apunta Ana Serrano, vicepresidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Castilla y León y presidenta del de Valladolid.

En estas capitales, algo más grandes, Serrano pone cifra a la tendencia: "Se da, sobre todo, en las comunidades del centro. De momento creo que solo lo habrá pedido un 3% de las comunidades que manejamos". Si esta inclinación hacia el veto de los pisos turísticos continúa al alza o no, lo dirá el tiempo. Lo que está claro es que el asunto, y sus derivadas, ya no es algo exclusivo de los lugares con más visitantes.

Vísperas de verano. El presidente de una céntrica comunidad de vecinos convoca a todos los propietarios. En el orden del día, un solo punto: prohibir que las viviendas del bloque puedan convertirse en pisos turísticos. Hasta aquí, todo normal. Lo llamativo es que esta escena no tuvo lugar en Madrid, sino en Soria, una capital que precisamente no es una de las ciudades más turísticas de España.

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