La curiosa expresión aragonesa que desconcierta al resto de España: suena a piropo, pero en realidad no lo es
Muy común en el habla cotidiana de Aragón, esta palabra despista a quienes no conocen su doble sentido. Lo que suena como un halago puede tener un matiz burlón
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F2f8%2F547%2Fe0e%2F2f8547e0e9a2cdff8b757ea56ada8ac6.jpg)
- La curiosa expresión mallorquina que desconcierta al resto de España: muy habitual escuchar al despedirse de alguien
- La curiosa expresión valenciana que desconcierta al resto de España: común en su vocabulario durante los días que llueve
Hay palabras que, al cruzar una frontera invisible, cambian de significado. Lo que en un lugar puede parecer un cumplido, en otro puede tener una carga completamente distinta. En Aragón, una expresión muy popular encierra esa paradoja: es sonora, bonita, incluso poética… pero su intención no siempre es tan amable como parece. Quien la escucha por primera vez puede pensar que le están diciendo algo bonito, cuando en realidad le están llamando distraído, ingenuo o incluso bobo.
Se trata de una palabra con doble vida: por un lado, es el nombre de una flor silvestre de vivos colores, presente en buena parte del territorio aragonés. Por otro, en el habla popular de la comunidad, se ha transformado en un término coloquial que se emplea para señalar a alguien que no se entera de nada, que va despistado o que no parece muy espabilado. Su uso está tan arraigado en el lenguaje cotidiano que no resulta extraño oírla entre amigos, familiares o incluso en tono de broma durante una conversación informal.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F4ee%2F846%2F702%2F4ee8467023f2be0af52ecc749eda36e4.jpg)
La expresión es "ababol", y aunque literalmente significa "amapola", en Aragón también se usa para referirse a alguien simple o atolondrado. La Real Academia Española recoge ambos significados, y especifica que el segundo (el de persona distraída o abobada) es característico de Aragón y Navarra, aunque está especialmente arraigado en territorio aragonés. En frases como "no seas ababol" o "mira qué ababol estás hecho", el término funciona como una especie de advertencia burlona, pero sin agresividad. Es, en muchos casos, un insulto suave, que puede sonar incluso cariñoso.
Un término con doble filo
El uso de "ababol" como apodo para señalar a alguien tonto no suele tomarse como una ofensa grave. La expresión se ha integrado en el habla local como parte de un código informal donde el tono y el contexto lo determinan todo. Puede utilizarse entre amigos sin malicia o, en ocasiones, como reprimenda suave para alguien que ha cometido un despiste evidente.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F295%2Ffec%2F597%2F295fec597e2fe70b8ba433c83566cb3a.jpg)
La confusión llega cuando se escucha fuera de Aragón. Para quien no conoce el uso regional, ababol suena a palabra tierna, relacionada con una flor delicada, e incluso puede malinterpretarse como un apodo afectuoso. Pero en realidad, es una forma bastante directa de llamar tonto a alguien, aunque lo haga con un guiño y no con mala intención.
Este tipo de expresiones son parte esencial del habla de cada comunidad. Lejos de ser insultos agresivos, forman parte del folclore lingüístico y contribuyen a mantener viva una forma de comunicarse propia, con matices que solo los hablantes locales conocen del todo. "Ababol" es un ejemplo perfecto: una palabra que suena bonita y parece inofensiva, pero que, si se escucha con atención, puede estar diciendo más de lo que aparenta.
- La curiosa expresión mallorquina que desconcierta al resto de España: muy habitual escuchar al despedirse de alguien
- La curiosa expresión valenciana que desconcierta al resto de España: común en su vocabulario durante los días que llueve
Hay palabras que, al cruzar una frontera invisible, cambian de significado. Lo que en un lugar puede parecer un cumplido, en otro puede tener una carga completamente distinta. En Aragón, una expresión muy popular encierra esa paradoja: es sonora, bonita, incluso poética… pero su intención no siempre es tan amable como parece. Quien la escucha por primera vez puede pensar que le están diciendo algo bonito, cuando en realidad le están llamando distraído, ingenuo o incluso bobo.