La expresión típica de Aragón que se usa en Huesca y Teruel, pero nunca escucharás en Zaragoza

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En las provincias de Huesca y Teruel, un refrán muy particular refleja el carácter del viento aragonés, especialmente el cierzo, que define la vida en Zaragoza. "Que alguien le diga a Zaragoza que cierre las puertas, que se las ha dejado abiertas y llega el aire", una expresión que captura la sorpresa de quienes viven más allá del valle del Ebro ante las inusuales rachas de viento.

Aunque esta frase nunca se escucha en Zaragoza, es un claro reflejo de cómo el viento se siente de manera diferente según la ubicación en Aragón. El cierzo es uno de los fenómenos meteorológicos más conocidos de la capital aragonesa. Soplando desde el noroeste, el viento del Moncayo baja a través del valle del Ebro y, como si se tratara de una limpieza natural, reduce las temperaturas y aumenta la sensación térmica, haciendo que la sensación de frío sea mucho mayor que la que marcan los termómetros.

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Sin embargo, en las zonas más al norte y al sur de Zaragoza, el viento no sopla con la misma fuerza, y los oscenses y turolenses a menudo se sorprenden cuando las rachas alcanzan su territorio. La expresión se ha ido transmitiendo de generación en generación y refleja la diferencia que se percibe cuando el viento del cierzo llega a áreas más alejadas de su origen.

Una frase cargada de humor

Para los habitantes de Huesca y Teruel, es como si el aire "se colara" desde Zaragoza, algo que rara vez experimentan en su día a día. De ahí que la frase sea tan popular en esas zonas, convirtiéndose en una forma casi cómica de manifestar que algo inesperado o fuera de lugar ha ocurrido, como el viento que no avisa de su llegada.

Este tipo de expresiones son muy comunes en Aragón, región famosa por su variada meteorología y el carácter de sus habitantes, que encuentran en los refranes y dichos populares una forma divertida y directa de compartir sabiduría. Desde frases sobre el clima hasta consejos sobre el comportamiento humano, las locuciones aragonesas tienen un toque único que refleja la vida cotidiana y las costumbres de esta comunidad.

Por supuesto, a pesar de la broma, nadie duda de que el cierzo sigue siendo una característica distintiva de Zaragoza, que, con o sin puertas cerradas, continúa marcando el clima y el carácter de la ciudad.