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Los lagos glaciares “más espectaculares” de Huesca, según National Geographic
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Un paraíso natural en el Pirineo oscense

Los lagos glaciares “más espectaculares” de Huesca, según National Geographic

Verdaderas joyas de la naturaleza, rodeadas de paisajes de ensueño y un entorno que invita a la desconexión, perfecto para senderistas en otoño que retoman sus rutas

Foto: Valle de Benasque. (Instagram/@hotelsananto/@misharnon)
Valle de Benasque. (Instagram/@hotelsananto/@misharnon)

Los lagos glaciares de Huesca, conocidos como ibones, se encuentran entre los paisajes más espectaculares de los Pirineos aragoneses, según National Geographic. Estas pequeñas masas de agua, originadas en las alturas, destacan por su belleza y singularidad, siendo un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Además de su atractivo visual, los ibones se sitúan en entornos de alta montaña, rodeados de vegetación y formaciones rocosas que aportan un aire místico al paisaje.

Uno de los más impresionantes es el Ibón de Escarpinosa, situado en el Parque Natural de Posets-Maladeta, a una altitud de 2.000 metros. Este lago ofrece una vista espectacular rodeada de pino negro. La ruta, de 6,5 km, parte del aparcamiento de Estós y requiere salvar un desnivel de 700 metros, pero la recompensa al final del camino es incomparable. El recorrido incluye un paso por el idílico Ibonet de Batisielles y el barranco de l’Aigüeta.

Otro de los puntos más destacados de este paraje natural es el grupo de lagos conocidos como los Ibones de Batisielles. Estos lagos glaciares permiten al visitante apreciar diferentes tipos de ibones en función de su altitud. El primero en aparecer es el Ibonet de Batisielles, situado a 1.800 metros, rodeado por un frondoso bosque de pino. Continuando con la ruta, se encuentra el Ibón Grande de Batisielles, a 2.200 metros, donde se mezclan las últimas zonas de bosque alpino con el paisaje rocoso. El recorrido culmina en la Aigüeta de Batisielles, a 2.300 metros, tras un ascenso total de 1.000 metros de desnivel.

El Ibón de Plan, también conocido como Basa de la Mora, es famoso no solo por su belleza, sino por la leyenda que lo rodea. Situado en el valle de Chistau, a una altitud de 1.900 metros, se puede acceder a él a pie, con un recorrido de solo 2 km desde el refugio de Lavasar. Este lago combina una ribera de pradera, bosque y un acantilado rocoso que lo rodea, creando una postal de cuento.

El acceso al Ibón de Plan se puede realizar en coche hasta el refugio de Lavasar, tras atravesar el Congosto de las Devotas y el Desfiladero de Inclusa. Otra opción es caminar los 6 km desde la localidad de Plan, salvando un desnivel de 800 metros. Las vistas al llegar son impresionantes, haciendo de esta una de las rutas más recomendadas para aquellos que busquen una experiencia accesible y mágica en el corazón de los Pirineos.

Los Ibones de Anayet son otro de los destinos más emblemáticos del Pirineo aragonés. Situados a 2.220 metros de altitud, estos lagos forman un espejo natural rodeado de praderas de alta montaña. Su acceso más sencillo es desde la estación de esquí de Formigal, desde donde se recorre una ruta de menos de 6 km con un desnivel de 600 metros.

Otra opción más exigente para llegar a los Ibones de Anayet es a través de la célebre Canal Roya, partiendo desde Candanchú. Esta ruta atraviesa 10 km de paisajes montañosos y salva un desnivel de 900 metros, pero las vistas y la experiencia bien valen el esfuerzo. Estos ibones son una de las joyas más representativas del Pirineo occidental, ideales para aquellos que buscan una experiencia más completa y desafiante en alta montaña.

Por su parte, el Ibón de Acherito, situado en el extremo occidental del Parque Natural de los Valles Occidentales, es uno de los lagos más occidentales de los Pirineos. Rodeado de praderas de alta montaña y una espectacular cresta rocosa, este ibón es una excepción en la zona, ya que el terreno calizo tiende a filtrar el agua. Sin embargo, el fondo arcilloso de Acherito permite que el agua se mantenga, ofreciendo un paisaje único. El acceso al ibón parte del aparcamiento de La Mina, en el valle de Hecho, con una ruta de 4,5 km y un desnivel de 600 metros.

Los lagos glaciares de Huesca, conocidos como ibones, se encuentran entre los paisajes más espectaculares de los Pirineos aragoneses, según National Geographic. Estas pequeñas masas de agua, originadas en las alturas, destacan por su belleza y singularidad, siendo un destino perfecto para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Además de su atractivo visual, los ibones se sitúan en entornos de alta montaña, rodeados de vegetación y formaciones rocosas que aportan un aire místico al paisaje.

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