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Teruel y Cuenca pelean por un territorio desde el siglo XIX que cambiaría el mapa autonómico 
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El Entredicho

Teruel y Cuenca pelean por un territorio desde el siglo XIX que cambiaría el mapa autonómico 

Esta lucha territorial está en manos de un informe del Instituto Geográfico Nacional que tendrá que ser aprobado por el Consejo de Ministros y que cambiaría el límite entre dos provincias en el actual modelo autonómico

Foto: El Entredicho tiene una gran riqueza ecológica. (Cedida)
El Entredicho tiene una gran riqueza ecológica. (Cedida)

La localidad de Albarracín (Teruel) y la ciudad de Cuenca llevan desde el siglo XIX peleando por un trozo de territorio sin saber de quién es o cómo solucionarlo. Ambos lo quieren dentro de sus límites y son inflexibles en esta postura. Esta discusión se debe al cauce del río Tajo, que pasa entre ambos territorios e históricamente ha sido el linde natural, geográfico y político. Sin embargo, los ríos van cambiando con el tiempo de cauce y de ahí nace el conflicto.

El límite natural entre las dos provincias es el cauce del Tajo, que permanece inalterable para Cuenca, pero para Albarracín se justifica que los cauces cambian con el paso del tiempo. El meollo está en que el río atraviesa un monte que para unos y para otros es de aprovechamiento agrícola y forestal.

Lo salomónico, buscando una solución, sería partir el monte en dos; pero ambos se niegan

Lo salomónico, buscando una solución, sería partir el monte en dos; pero ambos se niegan. Esta lucha territorial está en manos ahora de un informe que debe hacer el Instituto Geográfico Nacional y del visto bueno del Ministerio de Política Territorial. Esta decisión, en caso de ser aprobada, cambiaría los límites del mapa autonómico que se concibió en la Constitución de 1978.

El monte en cuestión, llamado desde hace décadas como El Entredicho, es un monte de utilidad pública número 12 que alberga hasta 2.000 hectáreas y que ha explotado el municipio de Albarracín desde hace más de un siglo. Una evidencia que discute el municipio conquense al asegurar que son los legítimos propietarios.

Sin embargo, este lío político e histórico tiene una derivada jurídica de gran complejidad. Si se determina que el límite debe ser el cauce del Tajo, como reivindica Cuenca, el monte El Entredicho seguirá siendo de Albarracín y podrá explotarlo como hasta ahora, pero geográficamente y con precisión cartográfica será parte de la provincia de Cuenca y, por tanto, gestionado por el gobierno manchego y no por el aragonés.

Sin solución por El Entredicho

No es la primera vez que un deslinde, el procedimiento por el cual se define la demarcación entre dos fincas limítrofes, ha sido motivo de disputa. La historia está llena de batallas y riñas dinásticas por el empecinamiento de territorios por no desligarse zonas territoriales. De la disputa histórica y archiconocida de Alsacia y Lorena a la batalla jurídica y más domestica por El Entredicho.

Desde el ayuntamiento de Cuenca, fuentes municipales, cuentan que este conflicto ya ha tenido alguna solución más allá de la decisión que deba tomar el Ministerio de Política Territorial. Hace décadas, para determinar el mapa cartográfico del país, el Instituto Geográfico Nacional dividió la línea entre Cuenca y Albarracín por el curso del río Tajo. Y de esta manera, dando indirectamente parte de la razón a Cuenca.

Una vez que se pronuncie el Instituto Geográfico Nacional (IGN) con un informe para determinar quién tiene la propiedad precisa del monte, ninguno de los dos municipios darán la batalla por perdida. Ambos reconocen que solo el Consejo de Ministros, previo requerimiento del Consejo de Política Territorial, podría cerrar este procedimiento administrativo.

Foto: El líder de Teruel Existe, Tomás Guitarte. (EFE/Mariscal)

Desde el Ayuntamiento de Albarracín, a preguntas de este periódico, reconocen que llevan más de un siglo gestionando y explotando la masa forestal del monte. Por ello, insisten, el monte El Entredicho debe seguir siendo de Albarracín porque decenas de pastores o ganaderos se verían expulsados por la disparidad de normativa autonómica entre Aragón y Castilla-La Mancha. Esta zona en disputa tiene un gran valor ecológico, en la que además hay una alta y variada producción micológica y el aprovechamiento es maderero, apícola, resinero, de pasto y de caza.

A día de hoy, ambos municipios están a la espera del informe final, que no es vinculante, pero sí preceptivo, del Instituto Geográfico Nacional para determinar cómo quedará el deslinde. Este instituto evaluará la documentación existente y asumirá una investigación de quién ha ejercido las competencias, quién sería el principal beneficiado o incluso se realizará un dibujo preciso con tecnología GPS. Se da la casualidad que, en la mayoría de lindes, la documentación es tan antigua que quién decidió el límite entre dos territorios pudo ser cualquiera con poder municipal hace más de un siglo.

La localidad de Albarracín (Teruel) y la ciudad de Cuenca llevan desde el siglo XIX peleando por un trozo de territorio sin saber de quién es o cómo solucionarlo. Ambos lo quieren dentro de sus límites y son inflexibles en esta postura. Esta discusión se debe al cauce del río Tajo, que pasa entre ambos territorios e históricamente ha sido el linde natural, geográfico y político. Sin embargo, los ríos van cambiando con el tiempo de cauce y de ahí nace el conflicto.

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