Sevilla TechPark se presenta en Madrid camino de los 6.000 millones de facturación

El 12 de octubre de 1992 cerraba sus puertas la gran Exposición Universal de Sevilla tras seis meses de ensueño, mostrando al mundo las principales innovaciones del momento y atrayendo a más de 42 millones de visitas a la isla de la Cartuja. Treinta y tres años después de aquella muestra que cambió para siempre el perfil físico y social de la capital andaluza, el mismo recinto que entonces simbolizó la modernidad vuelve a reivindicarse. Lo hará este martes en Madrid, en el Espacio Bloke, donde se presentará oficialmente con su nuevo nombre, Sevilla TechPark, heredera del PCT Cartuja y hoy el mayor ecosistema de innovación del sur de España.

El acto, organizado por El Confidencial y patrocinado por el Ayuntamiento de Sevilla y Telefónica, con la colaboración de Ayesa, servirá para mostrar a inversores y medios el músculo tecnológico que ha alcanzado la capital andaluza: 575 empresas, más de 31.000 empleos directos y una facturación agregada que rozará los 6.000 millones de euros en 2025.

Desde 1993, cuando apenas seis compañías se instalaron entre los pabellones abandonados de la Cartuja, el parque ha vivido una transformación que desmiente por completo el viejo tópico de que “allí crecían los jaramagos”, algo que fue cierto solo en los primeros años. Hoy acoge a gigantes de la ingeniería como Ayesa —camino del millar de millones en ventas— junto a startups nacidas en incubadoras como Marie Curie o El Cubo, el espacio impulsado por Telefónica dentro del programa Andalucía Open Future, que celebra ya más de una década apoyando proyectos tecnológicos de alto impacto.

El crecimiento del Sevilla TechPark ha sido tan sostenido que su principal desafío ya no es atraer empresas, sino gestionar el éxito. El gran reto no está solo en seguir creciendo, sino en hacerlo de forma ordenada. La movilidad se ha convertido en el principal cuello de botella del parque: más de 40.000 personas entran y salen cada día de la Cartuja por unos accesos concebidos hace tres décadas para una Exposición Universal, no para un distrito tecnológico en plena expansión. Aparcar se ha vuelto una odisea y el transporte público sigue sin absorber el flujo de trabajadores, estudiantes y visitantes que genera el parque. Esa presión diaria ha llevado a las administraciones a buscar soluciones estructurales, pero también innovadoras, que sirvan de modelo para otras ciudades.

Una de las vías más prometedoras es la Compra Pública de Innovación (CPI), un mecanismo que permite a las instituciones actuar como cliente temprano de proyectos tecnológicos que aún no existen en el mercado. En la práctica, eso significa que el Sevilla TechPark se convertirá en un laboratorio urbano donde startups y grandes compañías podrán probar sistemas de movilidad avanzada: desde algoritmos que gestionen el tráfico en tiempo real hasta sensores que optimicen el aparcamiento, redes de transporte a demanda o lanzaderas eléctricas conectadas a plataformas de datos abiertos.

La CPI, con una dotación de casi 20 millones de euros procedentes de fondos europeos FEDER, busca atraer propuestas tecnológicas que den respuesta a los principales retos del parque: movilidad, energía, digitalización y eficiencia en la gestión del espacio público. En esta primera fase, el parque ha abierto una consulta preliminar al mercado para que empresas, startups y centros de investigación presenten ideas sobre doce líneas estratégicas. Desde sistemas inteligentes de transporte y logística de última milla hasta gemelos digitales o soluciones de autoconsumo compartido, la convocatoria actúa como un radar de innovación. El modelo, inspirado en experiencias de ciudades como Helsinki o Ámsterdam, persigue que la administración se convierta en cliente temprano de soluciones aún no disponibles, estimulando así el tejido tecnológico local.

No se trata solo de resolver un problema de tráfico o de energía, sino de ensayar un nuevo modo de colaboración entre lo público y lo privado. Las propuestas seleccionadas se convertirán en proyectos piloto dentro del propio recinto, de modo que la Cartuja funcione como un laboratorio urbano real, donde medir resultados y escalar después las soluciones a otros entornos de la ciudad. “La idea es que lo que funcione aquí pueda replicarse fuera”, apuntan desde la dirección del parque. Si el modelo prospera, la Cartuja podría ser el primer barrio sevillano en el que la innovación se aplique directamente a la vida cotidiana.

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José Luis Losa

El otro gran proyecto que marcará el futuro inmediato del Sevilla TechPark pasa por la transformación del antiguo canal de la Expo 92, una lámina de agua que discurre junto a la avenida de los Descubrimientos y por la que a diario circulan miles de vehículos. Abandonado desde hace décadas y cubierto por la maleza, el canal ocupa una superficie de más de 40.000 metros cuadrados en una de las zonas de mayor tránsito del parque. Su imagen deteriorada ha contribuido a perpetuar la idea de que la Cartuja estaba infrautilizada. Ahora, la intención es que se convierta en el punto de partida de una operación urbanística destinada a reordenar los accesos y dotar al parque de nuevos servicios.

La Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla han alcanzado un acuerdo para cambiar la calificación de esos suelos, que pasarán de “servicios avanzados” a uso terciario, lo que permitirá la instalación de nuevas empresas pero también la construcción de equipamientos, zonas verdes y espacios vinculados a la actividad económica y tecnológica del parque. El cambio se canalizará a través de un Plan de Reforma Interior (PERI) que abrirá la puerta a la inversión privada y a un nuevo frente urbano capaz de conectar mejor la Cartuja con el resto de la ciudad. Esta modificación urbanística desbloquea además una parcela que había salido a subasta en dos ocasiones —por 4,2 y 3,6 millones de euros— sin despertar interés, precisamente por sus limitaciones de uso.

Con la nueva ordenación, el canal dejará de ser un espacio residual para convertirse en uno de los ejes vertebradores del Sevilla TechPark, una franja que combinará movilidad sostenible, zonas de estancia, aparcamientos disuasorios y edificios de servicios.

De todos estos retos y planes se hablará el martes en Madrid en el foro organizado por El Confidencial, que contará con la presencia del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz. Además, habrá una mesa redonda que, bajo el título Sevilla TechPark, laboratorio de la Sevilla del futuro, reunirá a varios protagonistas del ecosistema: Luis Pérez, director general del parque; Germán del Real, consejero delegado de Ayesa; Joaquín Segovia, director territorial Sur de Telefónica España; Germán Torrado, fundador de VESS; y Camila Puentes, CEO de Duponte Group, una startup de biomedicina nacida precisamente en el parque y distinguida en el MIT como la mejor empresa innovadora liderada por mujeres.

Para asistir al foro es necesario registrarse previamente en este enlace del evento.