El campo de pruebas de la izquierda: la unidad o la ruptura total se juegan en Andalucía
La bronca provocada por el apoyo de miembros de la dirección de Podemos Andalucía a una alianza con la izquierda da pistas sobre la complicación de rearmar una nueva candidatura con IU y Sumar para 2026
Cañamero junto a Montero en un mitin. (EP/Francisco J. Olmo)
En Andalucía hubo un pacto de coalición entre el PSOE y su izquierda, mucho antes de que Pedro Sánchez asumiera sus problemas de insomnio por sentarse en el mismo Gobierno que Pablo Iglesias. También fue Andalucía donde Podemos irrumpió por primera vez en las instituciones españolas y donde se cerró una alianza muy parecida a lo que luego fue Sumar antes de que la formación magenta existiera formalmente. La comunidad más poblada del país tiene su propio ecosistema en el espacio de la izquierda radical, pero suele adelantar tendencias estatales y el ciclo electoral que ahora está por abrirse no es una excepción.
Tras la ruptura de la coalición que Yolanda Díaz armó para las elecciones de 2023, será en Andalucía donde se repartan las cartas antes de la pugna que decidirá si el equilibrio de fuerzas del actual Ejecutivo sigue teniendo pulso. Las andaluzas serán, como tarde, en junio de 2026, aunque muchos ven a Juanma Moreno adelantando los comicios al inicio de la primavera. La cuenta atrás ya ha empezado y las fuerzas que en 2022 se presentaron en coalición, a pesar de una negociación in extremis, han sido capaces de hacer funcionar a la coalición Por Andalucía, la marca que armaron Podemos, IU, Más País y otras fuerzas con menor peso.
Lo que se debate ahora es la continuidad de esa marca, que estuvo a punto de romperse en los primeros compases de la legislatura por las tensiones entre Podemos e IU. Los malos resultados, la resaca de un pacto cerrado con poco convencimiento y las desconfianzas mutuas hizo pensar en un naufragio temprano, pero la sangre no llegó al río. Y ahora, cuando el calendario empieza a quedarse sin hojas, IU y el Partido Comunista de Andalucía lo han apostado todo a mantener y ampliar Por Andalucía. Hace ya meses que lanzaron un proceso para relanzar la coalición, pero lo hicieron sin contar con Podemos después de una reunión a la que no acudió la dirección regional a finales de julio, aunque mantienen la puerta abierta.
La formación morada vive una discusión interna formidable sobre qué camino tomar. Y la pugna está muy condicionada por la distancia que la cúpula de Madrid ha marcado con "las fuerzas de la guerra". Así se refieren los de Ione Belarra a los partidos que forman la coalición que mantiene a Pedro Sánchez en Moncloa, lo que incluye al partido liderado por Antonio Maíllo y, sobre todo, a Sumar. En Andalucía los magentas apenas tienen peso, más allá de los restos del errejonismo, que optó por integrarse en la formación de Yolanda Díaz justo antes de la caída de Errejón por las acusaciones de abusos machistas.
Esa distancia que es manifiesta dentro de la M-30 no es tan acusada en Andalucía, aunque la formación morada ha estallado en pleno verano tras un movimiento de la actual dirección, que en teoría estaba alineada con las tesis de Belarra e Irene Montero.
La dirección andaluza de Podemos, encabezada por Raquel Martínez, salió elegida en diciembre del pasado año con la vitola de ser continuista, pero los últimos movimientos de sus principales componentes indican que no es del todo así. El pasado 1 de agosto se hizo público un manifiesto que abogaba por la unidad de la izquierda andaluza, aunque por una vía paralela a la ya puesta en marcha por IU con el apoyo de Sumar. Entre los firmantes de documento había alcaldes de la federación de izquierdas, algún diputado magenta como Francisco Sierra, miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores y, sorpresivamente, los principales referentes de Podemos en Andalucía y una figura histórica como Diego Cañamero.
El icónico sindicalista, fundador del Sindicato de Obreros del Campo y compañero de batallas de Juan Manuel Sánchez Gordillo, fue en la candidatura de Podemos a las elecciones europeas de 2024. Este hecho no es baladí, ya que el éxito de los morados en aquellos comicios fue casi el golpe definitivo a Sumar como cascarón del conjunto de las izquierdas estatales. Ahora se ha alineado con la actual líder de Podemos en Andalucía y el número dos, el diputado José Manuel Gómez Jurado. Ambos formaron parte de la candidatura que abogó en las primarias de finales de 2024 por reeditar la alianza con IU, que se impuso por un estrecho margen a una aspirante contraria a esa unidad.
El apoyo de estos dirigentes al manifiesto, que no ha sido avalado por la dirección de IU, ha derivado en una batalla en redes sociales con militantes que reprochan el movimiento y reclaman una consulta a la militancia. "Entendemos que es el único camino", expresan fuentes de la cúpula andaluza de Podemos, en alusión a las posturas que defiende el manifiesto, que pide "acordar lo importante y dejar a un lado lo secundario". Más allá de que la respuesta en redes pueda parecer desproporcionada, con acusaciones de "utilizar" a una figura como la de Cañamero, la división en las bases de Podemos quedó patente en las primarias de diciembre, pero ahora por primera vez se ve una distancia manifiesta entre los dirigentes andaluces y los de Madrid.
Los gestos de acercamiento entre la dirección de Raquel Martínez e IU no son nuevos. Cuando era responsable de Organización, es decir, la número dos de la diputada Martina Velarde, ya se dejó ver en una foto con Antonio Maíllo en un acto por el décimo aniversario de la ley trans andaluza. La dirigente almeriense ha estado también en actos orgánicos de la federación de izquierdas, como la asamblea autonómica que reeligió a Toni Valero como su líder hace apenas un mes. Aquella decisión provocó otra pugna en redes sociales, a pesar de que es una costumbre habitual la presencia de las fuerzas de izquierdas en procesos de otros partidos del espacio.
Siempre han sido gestos sutiles, fruto de una colaboración cimentada en el funcionamiento más o menos óptimo de la coalición en el Parlamento andaluz, donde Podemos tiene tres de los cinco diputados. La polémica por la firma del manifiesto ha hecho estallar las tensiones en pleno agosto y la temperatura seguirá ascendiendo en septiembre. En IU consideran que la cúpula morada en Madrid mantendrá la tensión hasta el final, ya que lo que ocurra en Andalucía en la izquierda será el preludio de lo que ocurra en Madrid. La federación de izquierdas lleva meses barruntando la posibilidad de que los de Belarra utilicen la negociación andaluza para marcar las cartas de la estatal, algo a lo que se niegan.
Y en medio de esta pugna muy andaluza, pero con ecos capitalinos, ha llegado la propuesta de Gabriel Rufián de armar un frente plurinacional, que apela a IU, Podemos y también Adelante Andalucía. Hay quien incluso ha fantaseado con la posibilidad de que los morados no se presenten a las andaluzas y den su apoyo a la formación de Teresa Rodríguez, una posibilidad que la cúpula rechaza de forma tajante.
En Andalucía hubo un pacto de coalición entre el PSOE y su izquierda, mucho antes de que Pedro Sánchez asumiera sus problemas de insomnio por sentarse en el mismo Gobierno que Pablo Iglesias. También fue Andalucía donde Podemos irrumpió por primera vez en las instituciones españolas y donde se cerró una alianza muy parecida a lo que luego fue Sumar antes de que la formación magenta existiera formalmente. La comunidad más poblada del país tiene su propio ecosistema en el espacio de la izquierda radical, pero suele adelantar tendencias estatales y el ciclo electoral que ahora está por abrirse no es una excepción.