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Un cura enfadado 'secuestra' a San Benito y deja a las mujeres de Trevélez sin procesión
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El arzobispado no se ha pronunciado

Un cura enfadado 'secuestra' a San Benito y deja a las mujeres de Trevélez sin procesión

El párroco de la iglesia de una localidad de la Alpujarra granadina impide la salida de un santo por un conflicto con la asociación de mujeres que impulsa desde hace 35 años una romería y una fiesta popular muy arraigada

Foto: Vista de Trevélez, en la Alpujarra granadina. (Cedida / Turismo de España)
Vista de Trevélez, en la Alpujarra granadina. (Cedida / Turismo de España)

En Andalucía hay una virgen, la de La Palma de Cádiz, que paró el tsunami que provocó el gran terremoto de Lisboa, según la leyenda. También hay un santo con carnet de UGT, San Antonio Abad, que fue afiliado en 1929 porque vendió todas sus posesione y repartió el dinero entre los pobres. Y ahora también hay un santo secuestrado por el párroco de la iglesia donde se le rinde culto de forma habitual y este gesto ha provocado una sonora polémica en un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina famoso por la calidad de sus jamones.

Se trata del San Benito que desde hace 35 años salía en procesión por las calles de la localidad de Trevélez, de unos 700 habitantes y situada en las faldas del Mulhacén, el pico más alto de la península. Como viene ocurriendo desde hace más de tres décadas, la imagen del santo estaba llamada a protagonizar una procesión por las calles del municipio en una suerte de romería que comenzó a organizarse en los 90 y que ha arraigado profundamente en el pueblo. El problema está en que el párroco de la localidad, Rubén Ávila, ha prohibido de forma unilateral la salida de la talla de la iglesia y, por lo tanto, ha provocado la cancelación de la procesión.

"Hace las cosas de una manera que al pueblo no le gusta", expresa Adrián Herreros, alcalde de la localidad, que reconoce que el sacerdote acumula un rosario de polémicas desde que llegó a Trevélez, hace ahora unos cuatro años. En esta ocasión el conflicto ha estallado con la asociación de mujeres que organizan la procesión cada año, acompañada por una fiesta popular, una "convivencia" en la que cocinaban un plato típico de la zona, las patatas de matanza, a la que acudían cientos de vecinos y visitantes que ya empiezan a dejarse ver por este pueblo de la Alpujarra cuando llega el verano.

Primero, el párroco no permitió el uso de los salones parroquiales para esta comida popular, pero ahora directamente ha prohibido que la talla salga del templo para recorrer las calles de Trevélez. El santo fue donado a la iglesia por un vecino hace 35 años, por lo que el cura tiene capacidad para tomar esta decisión, lo que ha derivado en la suspensión de la festividad, si la situación no cambia. La corporación municipal intentó mediar con el sacerdote, pero la respuesta fue negativa. Y el alcalde y su equipo se han puesto en contacto con el vicario de la Archidiócesis de Granada, que por el momento no se ha pronunciado.

Foto: Momento de la romería de 2018. (EFE/Julián Pérez)

"Yo voy a apoyar a la asociación en todo momento", defiende el alcalde, que se ha posicionado con las mujeres que durante años han organizado la procesión, aunque ya hay muchas de las primeras impulsoras que ya han fallecido. Esa realidad precisamente es la que otorga más emotividad a esta procesión popular que reúne a vecinos y visitantes en esta localidad, célebre porque es una de las que están a mayor altitud del país, en las faldas de Sierra Nevada.

Según explican en la localidad, existe la sospecha de que el veto a la procesión de San Benito tiene que ver con el hecho de que la asociación que organiza la festividad ha dejado de entregarle al párroco el dinero que recaudaban cada año vendiendo décimos de lotería de Navidad. El año pasado todavía le cedieron unos 500 euros, pero ya en 2025 han optado por gestionarlo ellas mismas.

En cualquier caso, los fondos seguían siendo dedicados a mejorar el templo donde se rinde culto a la imagen. Con ese dinero, cuenta el alcalde, se ha pintado el edificio, se ha colocado un azulejo de San Benito e incluso se ha restaurado un retablo que presentaba problemas de carcoma, pero sin la intervención del sacerdote. Según cuenta La Voz del Sur, ha habido otros problemas, como el rechazo del cura a la presencia de personas del colectivo LGTBI en la comunidad parroquial, lo que ha generado también enfado en el pueblo.

A falta de unos días para la celebración, la situación sigue bloqueada en un conflicto que por llamativo no deja de ser hasta cierto punto habitual en Andalucía. El caso del San Benito de Trevélez es quizás drástico, pero los choques entre los párrocos y la religiosidad popular del sur es una constante en la historia de las cofradías. En Sevilla hay un largo historial de encontronazos en la parroquia de San Jacinto, en el barrio de Triana, que llegó a albergar hasta cuatro hermandades: la Estrella, la Esperanza de Triana, las Aguas y el Rocío de Triana, que acumularon varios desencuentros con la comunidad de dominicos que rige la iglesia, donde hoy no queda ninguna hermandad.

En Andalucía hay una virgen, la de La Palma de Cádiz, que paró el tsunami que provocó el gran terremoto de Lisboa, según la leyenda. También hay un santo con carnet de UGT, San Antonio Abad, que fue afiliado en 1929 porque vendió todas sus posesione y repartió el dinero entre los pobres. Y ahora también hay un santo secuestrado por el párroco de la iglesia donde se le rinde culto de forma habitual y este gesto ha provocado una sonora polémica en un pequeño pueblo de la Alpujarra granadina famoso por la calidad de sus jamones.

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