Vivienda, turismo y área metropolitana: el cóctel que explica el sorpaso de Zaragoza a Sevilla
La capital aragonesa atrae población con un ritmo mayor a la andaluza, que ya ve cómo Málaga podría adelantarla en número de habitantes. El ayuntamiento hispalense confía crecer con los nuevos desarrollos
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Sevilla y Zaragoza llevaban años enfrascadas en una carrera por ser la cuarta ciudad más poblada de España, detrás de Madrid, Barcelona y Valencia, pero los maños acaban de adelantar a los hispalenses. El censo anual de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó a principios de semana que la capital aragonesa había superado a la andaluza en número de habitantes: 691.037 empadronados frente a los 686.741. La explicación es sencilla. En 1991, Sevilla contaba prácticamente con la misma población que hoy constata el INE, mientras Zaragoza tenía unos 616.000. Es decir, la urbe andaluza lleva más de tres décadas corriendo en una carrera sin avanzar mientras su principal competidora no ha parado de acelerar.
¿Qué alicientes tiene una ciudad para querer tener más habitantes que otra? A priori, el principal beneficio de superar los 700.000 habitantes, la cota psicológica que en la capital andaluza tienen en mente desde hace años, es que la corporación municipal hispalense recuperaría dos concejales para volver a tener 33 ediles frente a los 31 actuales. Zaragoza, a pesar del acelerón respecto al último censo, no ha logrado superar esa barrera, pero todavía podría hacerlo en 2026 y contar con más capitulares cuando lleguen las elecciones municipales, previstas para la primavera de 2027. Más allá de eso, se trata de un asunto "simbólico", asegura Iban Díaz Parra, antropólogo y profesor de Geografía Humana en la Universidad de Sevilla.
Este experto tiene claro el motivo que ha llevado a Zaragoza a lograr este sorpaso a Sevilla. Los datos de los últimos años apuntan a que las dos urbes han aumentado su población después del shock de la pandemia, porque ahora mismo atraen a más población que la que expulsan, pero Zaragoza lo hace con más intensidad. "Las ciudades y España en general crecen hoy por su saldo migratorio", cuenta este antropólogo, que recuerda que en España, en general, hay un crecimiento negativo desde hace ya una década. Esto significa que mueren más personas de las que nacen, por lo que la inmigración es clave al ser "el flujo que mantiene la población de España en términos generales".
Los motivos que llevan a comportarse mejor a Zaragoza que Sevilla en términos migratorios son varios y algunos son estructurales. "La estructura de las dos ciudades es determinante", apunta Díaz Parra, que se refiere así al hecho de que la capital aragonesa no cuente apenas con una zona metropolitana mientras que la ciudad andaluza está rodeada de importantes núcleos de población que compiten con ella a la hora de atraer población.
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La principal localidad del entorno de Zaragoza es Utebo, que no llega a los 20.000 habitantes, pero junto a Sevilla están Dos Hermanas (145.000 habitantes), Alcalá de Guadaíra (casi 77.000), La Rinconada (40.000) y, sobre todo, la comarca del Aljarafe, donde viven unas 365.000 personas. Si en las tres décadas que han pasado desde 1991 la población de Sevilla capital se ha mantenido constante, su aglomeración urbana ha pasado de los 1.243.866 habitantes a los 1.567.491. Y todo ese crecimiento se ha registrado en esa corona metropolitana.
Más allá de esa cuestión puramente geográfica, hay datos que empujan más a la ciudad del Ebro que a la del Guadalquivir. "Zaragoza tiene cerca del doble de población extranjera que Sevilla y mucha de esa población es europea", abunda Iban Díaz Parra. Según el último dato disponible en el INE, la capital aragonesa contaba el 1 de enero de 2022 con 78.106 extranjeros, frente a los 43.164 de la andaluza.
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Hay varios motivos que pueden explicar este diferencial, según el antropólogo de la Universidad de Sevilla, y van desde la renta a la disponibilidad de vivienda pasando por la presión turística. "A nivel de renta, Zaragoza está por encima en todos los indicadores, aunque no de forma escandalosa", desvela Díaz Parra, que se refiere así a la renta por hogar y por persona. También con fecha de enero de 2022, en la urbe sevillana la renta neta media por persona está en 13.985 euros anuales mientras que por hogar se queda en 35.488 euros anuales. En la capital maña el dato individual asciende a 15.368 euros y la renta neta media por hogares alcanza los 37.213 euros al año.
"A pesar de esta realidad, los precios de la vivienda son muy superiores en Sevilla", alerta Díaz Parra, que ha recopilado los datos en el portal Idealista y revela que el precio medio del metro cuadrado para la compra de inmueble en la capital andaluza está en 2.600 euros frente a los 2.000 euros de Zaragoza. Mientras tanto, un piso de alquiler de 75 metros cuadrados en la ciudad hispalense ronda los 900 euros y en la urbe aragonesa hay se queda en unos 650.
El cóctel al que apunta el profesor de Geografía Humana es clave. "La capital de Andalucía tiene menos renta, menos trabajo, más desempleo y una estructura económica menos diversificada, ya que el empleo industrial en Zaragoza ronda el 20% y en Sevilla es la mitad", ilustra este investigador, que pone el foco especialmente en el turismo. "El modelo turístico nos está jugando a la contra", alerta Díaz Parra, que admite el peso del turismo en la economía hispalense, pero también recuerda que genera "empleo más precario, más eventual". Y Zaragoza no cuenta con esa presión.
Por eso, el antropólogo no cree que la solución por la que han apostado en el Ayuntamiento de Sevilla, el desarrollo de nuevos barrios, vaya a servir de panacea. "Desde 1991 se han construido Sevilla Este y los Bermejales y se han rehabilitado grandes zonas del norte del casco histórico y los arrabales de Triana y San Bernardo y la población no ha crecido", expresa Díaz Parra. Los últimos dos equipos municipales hispalenses, el del socialista Antonio Muñoz y el del popular José Luis Sanz, han fiado el aumento del número de habitantes a la construcción de nuevos barrios y está previsto que la ciudad gane 25.000 viviendas en los próximos años para volver a rebasar la cota psicológica de los 700.000 habitantes.
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A pesar de que a esta competición todavía le quedan varios capítulos, hay otra en ciernes en la que también está la capital andaluza y la que hoy es su principal competidora. El Instituto Nacional de Estadística publicó hace unos años una previsión de crecimiento para las provincias que apuntó a la posibilidad de que Málaga adelante a Sevilla en menos de una década. "Málaga es muy exitosa a la hora de atraer población extranjera", reconoce Iban Díaz Parra, que afirma que la ciudad que gobierna Francisco de la Torre "lleva 20 años peleando por quitarle turistas y residente a otros municipios de la Costa del Sol".
Parte de ese aumento, sobre todo después de la pandemia, tiene que ver con la llegada de trabajadores en remoto y, en menor medida, nómadas digitales. "Es la única gran ciudad andaluza que crece, junto con Jerez", apunta el antropólogo, que señala la llegada de extranjeros desde países con "alto nivel desarrollo" como un factor determinante en los datos malagueños. Y todo ello a pesar de que los precios de la vivienda son incluso mayores que en Sevilla, algo que el investigador achaca a la "internacionalización del mercado inmobiliario".
Sevilla y Zaragoza llevaban años enfrascadas en una carrera por ser la cuarta ciudad más poblada de España, detrás de Madrid, Barcelona y Valencia, pero los maños acaban de adelantar a los hispalenses. El censo anual de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó a principios de semana que la capital aragonesa había superado a la andaluza en número de habitantes: 691.037 empadronados frente a los 686.741. La explicación es sencilla. En 1991, Sevilla contaba prácticamente con la misma población que hoy constata el INE, mientras Zaragoza tenía unos 616.000. Es decir, la urbe andaluza lleva más de tres décadas corriendo en una carrera sin avanzar mientras su principal competidora no ha parado de acelerar.