El calor va por barrios: Las zonas vulnerables de Sevilla sufren más las altas temperaturas
Investigadores de la Hispalense constatan que Pino Montano, el Polígono Sur o Torreblanca registran mayores temperaturas por el diseño de su urbanismo en edificios envejecidos y con menor rendimiento energético
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La primera alerta naranja por altas temperaturas está a la vuelta de la esquina y todavía no ha empezado el verano. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha activado el aviso para el viernes a partir de las 13:00 en la campiña sevillana, que es la demarcación en la que se sitúa la capital andaluza. A la espera de que se confirme la previsión, los abanicos son ya un bien de primera necesidad en Sevilla y en las horas centrales apenas se ven a locales deambulando por las calles. Pero incluso en las cosas de la calor —en esta zona de España el calor cambia de género cuando se vuelve pesado—, hay diferencias en función de la renta. Y no sólo por la capacidad para pagar las facturas de la luz que dejan los aires acondicionados, sino incluso en los paseos que los ciudadanos se dan por su barrio.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla ha constatado que los barrios más "vulnerables" de la ciudad son los que más sufren los efectos de la canícula. La combinación que señalan en el grupo Sostenibilidad en Arquitectura, Tecnología y Patrimonio es la que resulta de unir las altas temperaturas y la exposición solar con bajos niveles de renta y edificios obsoletos. Esta aleación la han detectado en barrios como el Polígono Sur, Los Pajaritos, Torreblanca, Pino Montano o el Polígono de San Pablo. Se trata en su mayoría construcciones de mediados del siglo pasado, edificados para atender las necesidades de la gran migración que se produjo desde el campo a las ciudades.
El problema, explica el investigador Javier de Sola Caraballo, es que el urbanismo de esas zonas incluye amplias superficies abiertas, como las bolsas de aparcamientos, que facilitan la radiación solar y también ralentiza el enfriamiento posterior. Ese cóctel se detecta en zonas periféricas rodeadas de áreas industriales y terreno árido y esos polígonos residenciales con plazas duras, grandes explanadas sin sombra ni vegetación. "El asfalto, el cemento o el granito absorben el calor durante el día y lo retienen, empeorando el confort térmico percibido hasta altas horas de la noche", abundan esto investigadores, que han presentado recientemente sus resultados en en Polonia en la Conferencia sobre Arquitectura Sostenible y el Diseño Urbano (PLEA 2024).
El resultado es que el 23% de la población de Sevilla vive en zonas de "alta vulnerabilidad climática" y se da la circunstancia de que son los barrios donde más se registra la pobreza energética. Es en zonas como Palmete, cerca de Torreblanca, donde se registran los apagones provocados por los problemas en la infraestructura eléctrica y los pinchazos de los cultivos de marihuana indoor, un problema que también existe en el Polígono Sur. Estas áreas también concentran muchos de los edificios de baja eficiencia energética donde resulta más complejo mantener una temperatura adecuada en los momentos de mayor calor como los que empezarán a registrarse este viernes.
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Para medir esta situación, los científicos de la Hispalense utilizan dos fórmulas en un trabajo enmarcado en la elaboración de la tesis doctoral de Javier de Sola. El primer paso consiste en el uso de sistemas de información geográfica, es decir, satélites. "Es una herramienta de rápida aplicación para detectar las zonas más expuestas al calor", explica el investigador, que en un estudio anterior detectó diferencias térmicas de hasta 10 grados entre distintas zonas residenciales de la capital andaluza.
El segundo paso consiste en la realización de "paseos climáticos", es decir, caminatas en las que van acompañados de equipos de medición para recoger datos reales in situ. Esta información incluye la temperatura, la humedad relativa, el viento y la radiación y se combina con los datos climáticos captados por los satélites en la superficie. "Son datos claves para la investigación sobre adaptación climática de las ciudades y la isla de calor", explicaron desde el grupo de trabajo hace casi un año, cuando tomaron los parámetros.
El proyecto cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, de la Agencia Estatal de Investigación y fondos Feder de la UE y tiene más vertientes en marcha. Una se centra en mejorar la metodología de la detección por satélite para poder ampliar los análisis al calor nocturno, ya que hasta ahora el estudio se centra en la temperatura diurna. Otra cuenta con la colaboración de investigadores del Politécnico de Bari, en Italia, para desarrollar una herramienta capaz de modelizar el microclima de los barrios y hacer un diagnóstico que permita después mejorar las condiciones climáticas con intervenciones urbanas.
"El objetivo es proponer soluciones para mitigar este problema", cuenta Javier de Sola, que es incluso optimista después de señalar el problema de los barrios como el Polígono Sur o Torreblanca. "Su disposición urbana otorga cierta facilidad para poner en marcha las reformas para mejorar la situación", admite este arquitecto. Entre las soluciones posibles piensa en la vegetación, sobre todo en las zonas donde no hay árboles, pero también "sombra seca", que es como estos investigadores se refieren a los toldos. De Sola recuerda cómo en Sevilla es habitual colocar velas en el centro de la ciudad, pero no en las periferias.
También se refiere al cambio en el uso de los materiales donde sea posible, pasando del cemento, el asfalto o el granito al césped o al albero. "Hay que concienciar a quienes se encargan del urbanismo que existe un componente microclimático", señala De Sola, que asegura que hay desarrollos urbanos de finales del siglo XX o que están en marcha ahora mismo que sí han aprendido la lección, pero que sigue habiendo excepciones que deben ser revisadas.
La primera alerta naranja por altas temperaturas está a la vuelta de la esquina y todavía no ha empezado el verano. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha activado el aviso para el viernes a partir de las 13:00 en la campiña sevillana, que es la demarcación en la que se sitúa la capital andaluza. A la espera de que se confirme la previsión, los abanicos son ya un bien de primera necesidad en Sevilla y en las horas centrales apenas se ven a locales deambulando por las calles. Pero incluso en las cosas de la calor —en esta zona de España el calor cambia de género cuando se vuelve pesado—, hay diferencias en función de la renta. Y no sólo por la capacidad para pagar las facturas de la luz que dejan los aires acondicionados, sino incluso en los paseos que los ciudadanos se dan por su barrio.