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La calle más enigmática de Sevilla: relacionada con la muerte y que cuenta la historia de la desdichada hija de un banquero judío
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Descubre su trágica historia

La calle más enigmática de Sevilla: relacionada con la muerte y que cuenta la historia de la desdichada hija de un banquero judío

Una estrecha calle del barrio de Santa Cruz guarda uno de los episodios más turbios de la Sevilla del siglo XV. Entre traiciones, castigos y arrepentimientos, su historia aún pervive en la fachada de una antigua vivienda

Foto: La calle más enigmática de Sevilla. (http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es)
La calle más enigmática de Sevilla. (http://leyendasdesevilla.blogspot.com.es)

Una de las calles más estrechas del Barrio de Santa Cruz guarda una historia que mezcla traición, castigo y arrepentimiento. Su nombre actual oculta un pasado oscuro relacionado con la muerte, la delación y la condena social. Los restos simbólicos de aquella tragedia aún pueden observarse en su fachada principal, donde se recuerda el gesto desesperado de una mujer que lo perdió todo por amor.

Foto: La calle madrileña que cuenta una siniestra historia. (En Lavapiés)

Hablamos de la calle Susona, una vía que anteriormente fue conocida como la calle de la Muerte. Su origen se remonta a finales del siglo XV, en el contexto de las tensiones entre comunidades religiosas que convivían en la ciudad. Allí vivía Susona Ben Susón, hija de un banquero judío que, junto a otros notables de su comunidad, planeaba una revuelta contra los cristianos. Al descubrirlo, la joven decidió advertir a su amante, un noble cristiano, provocando la ejecución de su padre y el resto de conspiradores.

Una traición marcada por el desprecio de su entorno

El gesto, considerado una traición por sus vecinos, no fue recompensado por el hombre al que quiso salvar. Rechazada por unos y olvidada por otros, Susona decidió convertirse al cristianismo, y según algunas versiones, pasó el resto de su vida en un convento, mientras que otras leyendas aseguran que fue madre de dos hijos con un obispo y acabó en la pobreza acompañada de un comerciante.

Sea cual fuere su destino, su última voluntad quedó plasmada en un testamento: pidió que, tras su muerte, su calavera fuese colgada sobre la puerta de su casa como advertencia a futuras generaciones. Durante años, la macabra imagen fue visible en la fachada de su vivienda. En la actualidad, ese testimonio ha sido sustituido por un azulejo que mantiene viva la leyenda de esta figura trágica, cuya historia sigue atrayendo a curiosos y turistas por igual.

Una de las calles más estrechas del Barrio de Santa Cruz guarda una historia que mezcla traición, castigo y arrepentimiento. Su nombre actual oculta un pasado oscuro relacionado con la muerte, la delación y la condena social. Los restos simbólicos de aquella tragedia aún pueden observarse en su fachada principal, donde se recuerda el gesto desesperado de una mujer que lo perdió todo por amor.

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