El Cortijo de Bodas de Sangre se salva tras un dramón legal y casi dos millones de euros
El Cortijo del Fraile fue el escenario real del crimen que inspiró la obra de Lorca y uno de los platós elegidos por Sergio Leone en el desierto de Almería: casi desaparece, pero, tras años de lucha vecinal, su restauración está más cerca
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"Eran tristes los alrededores (…) El Cortijo del Fraile, con sus paredes de adobe, sus tejados de caña, su pozo seco y su campo árido, parecía un lugar detenido en el tiempo". Con estas palabras, Carmen de Burgos inmortalizó en Puñal de Claveles el escenario del crimen de Níjar, que también sirvió de inspiración a Lorca para escribir Bodas de Sangre. El paisaje apenas ha cambiado, salvo el cortijo: ya no hay tejado ni caña, y hay más adobe en el suelo que en las paredes.
"¿Veis esas dos ventanas alineadas? Es lo que queda de la primera planta y la única zona a la que no nos hemos atrevido a entrar", describe Natán Quesada, que es, junto a Cristina López Pérez y Carlos Corredera, parte de la UTE encargada de la restauración de este inmueble que, en 2012, fue declarado oficialmente en "ruina técnica, económica y funcional". "No ha tenido un destino muy afortunado, pero si venimos desde Los Albaricoques vemos que se conserva muy bien respecto a otros, donde hay cuatro muros en pie", dice Corredera.
"Antes no se bajaba de la media hora, pero hace unas semanas asfaltaron una parte", comenta uno de los pocos hosteleros que no han echado el cierre fuera de la época estival. Atiende a algún mochilero estadounidense o británico, atraído por la huella de Sergio Leone, el histórico director que filmó aquí varios clásicos del Spaghetti Western, como El bueno, el malo y el feo o La muerte tenía un precio. Hacen un par de fotos y tachan la parada de su ruta por el desierto. No conocen mucho más del que fue el cortijo más grande de la provincia. Los vecinos tampoco tienen mucha idea de su historia, aunque todos lo ubican. De las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, a la corta fiebre del oro almeriense o los movimientos anarquistas del campo andaluz, todo ha dejado huella en él.
La Diputación de Almería lo compró por algo más de dos millones de euros en 2022 a su enésimo dueño, una empresa agrícola que solo tenía interés en explotar sus campos. Tras años de negociaciones, hace poco más de un mes que se puso en marcha el Plan Director que lo devolverá a la vida. "Aquí vemos la capilla, a la que sigue la vivienda noble. Del muro hacia la izquierda vivían los aparceros", continúan detallando. Le siguen las cuadras o las cochineras. Hay que ponerle imaginación. Hace relativamente poco un cartel advertía "Peligro de muerte. La empresa no se hace responsable", que no ha evitado saqueos y la entrada de curiosos, incluso ahora, que está todo vallado y rodeado de alarmas.
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"Vamos a rescatar lo que podamos, pero hay puntos que están tan mal, que su reposición sería muy costosa. Hay que encontrar el equilibrio y en ese escalón estamos", asegura López. El proyecto se encuentra en una primera fase —centrada en el análisis y diagnóstico— en la que se están llevando a cabo trabajos topográficos y de documentación, con un equipo multidisciplinar que incluye, entre otros, a varios arqueólogos. "Si esto fuera un edificio normal, lo tendríamos en dos meses, pero no podemos meter aquí mil personas cada dos horas”, aclaran. El inmueble fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2012 y se encuentra en pleno Parque Natural del Cabo de Gata. El otro gran reto son los materiales, desde piedras calizas a tejas o morteros, que tienen que mantenerse, dentro de lo posible.
Aun así, todavía habrá que esperar para ver la maquinaria en acción. El equipo tiene un año de plazo para cumplimentar las otras dos fases del Plan Director, para el que se ha destinado una inversión de más de 130.000 euros. "Lo último será detallar cómo intervenir el edificio, calcular costes y el alcance de la rehabilitación", matiza. Este documento preliminar marcará las directrices de lo que se podrá hacer y resolverá la gran incógnita: cuál será el futuro del Cortijo del Fraile.
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Para asociaciones como la de Amigos de la Alcazaba, que lleva más de veinte años luchando por evitar la desaparición de esta finca, "todo parece ir por el buen camino". Aunque son cautos, el gran reto es dinamizar una zona que sufre a la vez el turismo de masas y la despoblación. "Esperamos que no pase como tantas veces, que se hace la foto y al día siguiente no hay nadie", dice a este medio Francisco Verdegay, responsable de esta organización almeriense y especialista en Patrimonio Histórico. Tanto Verdegay, como el equipo de arquitectos, toman como referencia otra de las grandes obras que se han realizado en la provincia en estos años, el Hospital de Santa María Magdalena, reconvertido en el Museo del Realismo, aunque recuerdan que, en este caso, "más que ante una restauración, estamos ante una reconstrucción integral".
Objetivo: darle una nueva vida
Durante la presentación del Plan Director, el presidente de la Diputación, Javier Aureliano García, confesó su deseo de hacer un museo del cine en este espacio, "con salas de exposiciones, certámenes y recitales". Era una idea que llevaba años dando vueltas, aunque parece haberse descartado. Según los responsables de la UTE, en todo caso, "será una parte del edificio" e insisten en que se planteará "un proyecto más global". "No se trata de decidir qué hacer, sino de comprender su historia, su vínculo con el territorio y las personas que viven en él o su reflejo en el arte", añade.
"Lo que ha pasado aquí es el resultado de la profunda crisis que ha sufrido el patrimonio de Almería estos años, con una reducción del presupuesto en Cultura, que hemos visto en la Alcazaba o en la muralla, también, por poner un ejemplo", señala Verdegay. Sobre el futuro del BIC, insiste en que es "mucho más que un plató del viejo oeste" y le gustaría que fuera un centro con actividades permanentes. "Los valores del edificio son extraordinarios, por eso no entendíamos la desidia sobre un elemento que se iba cayendo a cachos", añade.
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Desde Hispania Nostra, una organización de reconocido prestigio que vela por el patrimonio en riesgo, que incluyó hace ya más de una década a este monumento en su "lista roja" de los que están a punto de desaparecer, subrayan la importancia de asignarles un uso claro y sostenido. "Hay ejemplos magníficos en España, como el de San Pedro Cultural, en Palencia, una iglesia casi destruida reconvertida en un centro de interpretación del universo, que ha supuesto una auténtica reactivación económica para su pueblo", expone Alfonso Muñoz Cosme, miembro del comité científico de esta Lista Roja y doctor arquitecto por la Universidad Politécnica de Valencia. Pero para que eso sea posible, insiste, hay que adaptar el uso al entorno y su población, y encontrar un punto intermedio entre el interés turístico y las necesidades de la zona.
Dramón legal en varios actos
Dijo Lorca del asesinato de Níjar, que era un "dramón difícil de imaginar". Podría decirse lo mismo del laberinto legal y el baile de propietarios que ha sufrido el lugar de los hechos desde entonces. En 2016, la desaparecida Interviú lo resumió con ironía en un titular: "El cortijo que inspiró Bodas de Sangre, ni regalado". Han sido más de diez años de tiras y aflojas entre propietarios, activistas y administraciones —Ayuntamiento, Junta y Diputación— en los que se planteó, desde una permuta por terrenos en Huelva, a una cesión de suelo a cincuenta años. "Llegamos a pedir su expropiación por abandono (habría sido la segunda, desde la reforma liberal)", explica Verdegay. Todo se rechazó. "La Junta no tenía tanto dinero para la reforma", incide. Se calculó que podría llegar a los 5 millones de euros.
Su último dueño, Antonio Cánovas, de la empresa murciana Agrícolas del Mar Menor, puso encima de la mesa todo tipo de ofertas. Nunca tuvo interés en el edificio y, cuando pasó a ser BIC, las multas por abandono se le empezaron a acumular. Llegó a deber hasta 37.000 euros por más de siete sanciones. "Yo guardo todos los expedientes de ofertas y todas esas cosas", confiesa Rodolfo Caparrós Lorenzo, vicepresidente de la Junta Rectora del Parque Natural de Cabo de Gata entre 2015 y 2016. Fueron los años en los que se realizaron las primeras obras de emergencia tras un peritaje que alertaba del riesgo de desplome en la capilla y el campanario. Es la parte del edificio que se puede ver actualmente "más entera".
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Aunque Caparrós evita encasillarse como "experto", es una de las personas que más sabe del entorno de Níjar-Cabo de Gata. Este vecino rodalquilareño, geógrafo y urbanista especialista en Desarrollo Territorial, Paisaje y Patrimonio, ha investigado todo lo que sucedió en el Cortijo tras el crimen que le dio la fama y en el que parece congelarse su historia. "En el siglo XIX se privatiza el monte comunal que estaba en manos de los dominicos y se vende a la burguesía adinerada por la minería", comienza relatando. Es en ese contexto en el que aparece este "ovni", una antítesis al resto de construcciones del momento, por su tamaño, estructura y material.
"Es un desafío, pero es posible construir aquí una oferta cultural, estable y de calidad"
"Hay un montón de episodios divertidísimos", continúa Caparrós, que lamenta que todo el mundo se haya quedado en el "sota, caballo, rey". La historia atrapa, pero lo más paradigmático es su baile de dueños. "El edificio fue heredado por Julio Acosta Gallardo, que, fíjate tú, era presidente de la Diputación. Es él quien lo vende en los cincuenta, a lo que ahora llamaríamos un fondo de inversión. Acabó en manos de un promotor turístico, íntimo amigo de Suárez, y es cuando se empieza a enredar con la idea de hacer un resort de lujo y hasta un campo de golf. Esta idea fue de uno de los hermanos de Alfonso Guerra", asegura. Acabó apuntalado y cayéndose a pedazos, con su dueño rogando porque volviera a manos públicas a cambio de una buena compensación: "Un triple salto mortal impresionante".
Igual de curioso es que, de todos los propietarios que ha tenido el inmueble; ni dominicos, ni burgueses, ni empresarios, han vivido en él. "Al último, Cánovas, no le habremos visto por aquí ni dos veces"; confiesa Caparrós, un recuerdo al que se suma Verdegay. A las reuniones asistía un abogado o algún técnico, "que se comía las broncas". "Ahora está en manos públicas y mi experiencia me dice que las administraciones suelen actuar como dueñas privadas. Eso sería un error", concluye el rodalquilareño.
Impulsar otro turismo
Verdegay subraya que, uno de los principales hándicaps de este caso es, precisamente, lo que lo hace único: su ubicación. Desde el centro de Níjar, el trayecto dura cerca de media hora, bordeando el mar de plástico que cubre esta zona del campo almeriense. "Es un desafío, pero es posible construir aquí una oferta cultural, estable y de calidad". Las barriadas más cercanas son Los Albaricoques y Rodalquilar. No es fácil encontrar gente por la calle. "Si habéis pillado un bar abierto, ya es suerte —bromea Caparrós—, es un lugar desolado".
En este contexto, el experto insiste en que cualquier iniciativa duradera no puede obviar la deriva del territorio. "Aquí hay una avalancha en verano, y el resto del año la gente llega aturdida, sin saber a lo que viene, o que, simplemente, se equivoca. Debería de estar en Roquetas o Benidorm" y acaban generando una tensión insoportable para el espacio natural y a sus habitantes, los que se quedan cuando todo echa el cierre. Además, insiste en la importancia de generar una comunidad local capaz de mantener vivo el proyecto,"para lo que hacen falta recursos". "Si no produces bienes y servicios, no será patrimonio, será solo escenografía. Como los decorados de Sergio Leone", sentencia.
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Lejos de las avalanchas de coches y autocaravanas en julio y agosto, se ve algún que otro turista acercándose hasta las inmediaciones de estas ruinas. "Hay un interés evidente en esta casa", asegura el equipo de arquitectos, que está "harto" de que intenten entrar dentro, con el peligro que supone. Esa curiosidad se refleja en el hecho de que cuentan, incluso, con un documentalista que está siguiendo el minuto a minuto de la rehabilitación. Y no van a ser corta la cinta, porque, sobre una posible fecha de reapertura, recuerdan que todavía "hay más dudas que respuestas". El presidente de la Diputación barajó la opción de 2028, un año que caería demasiado redondo, en el centenario de ese día en el que el poeta granadino ojeó las páginas de sucesos hasta encontrar la historia de pasión y venganza que da inicio a su trilogía rural y que, probablemente, ha salvado a este cúmulo de escombros de caer definitivamente en el olvido.
"Eran tristes los alrededores (…) El Cortijo del Fraile, con sus paredes de adobe, sus tejados de caña, su pozo seco y su campo árido, parecía un lugar detenido en el tiempo". Con estas palabras, Carmen de Burgos inmortalizó en Puñal de Claveles el escenario del crimen de Níjar, que también sirvió de inspiración a Lorca para escribir Bodas de Sangre. El paisaje apenas ha cambiado, salvo el cortijo: ya no hay tejado ni caña, y hay más adobe en el suelo que en las paredes.