La joya renacentista de Andalucía donde está enterrado un papa y que sirvió de modelo a la Basílica de San Pedro

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La muerte del Papa Francisco ha reabierto una curiosa conexión entre Roma y España que no todos conocen. Mientras sus restos descansarán en la basílica de Santa María la Mayor, a petición suya, la historia del papado reserva una excepción muy singular al sur de la península: un pontífice cuyos restos no yacen ni en el Vaticano ni en suelo italiano, sino en el corazón de Andalucía. Y es que uno de los más antiguos papas de Roma está enterrado en una catedral española que, además, inspiró nada menos que a la Basílica de San Pedro.

Aunque la mayoría de los pontífices reposan en las Grutas Vaticanas, hay quienes fueron sepultados más allá de los muros de la Ciudad Eterna por motivos históricos, políticos o simbólicos. Uno de ellos es el Papa Pío I, cuyos restos descansan en una catedral del sur peninsular, en una región que ha tenido un peso crucial en la historia de la Iglesia. Su tumba no solo guarda un testimonio de fe, sino también un valioso vínculo entre el Renacimiento español y la arquitectura religiosa universal.

La Catedral de Jaén, dedicada a la Asunción de la Virgen, es el templo que guarda este secreto. Conocida por ser uno de los grandes referentes del Renacimiento en España, fue construida entre los siglos XVI y XVIII sobre planos del arquitecto Andrés de Vandelvira. Su influencia trascendió las fronteras hispanas: su diseño sirvió de modelo para la emblemática Basílica de San Pedro en Roma. A ello se suma su impresionante fachada con 62 balcones, única en el país, y una riqueza patrimonial que va desde la Sacristía hasta su museo catedralicio.

El papa enterrado en la Catedral de Jaén

Como ya hemos contado, el protagonista de esta historia es el papa San Pío I, décimo pontífice de la Iglesia Católica, cuyo papado se desarrolló entre los años 140 y 155 d.C. Durante su mandato, combatió las herejías de su época y sentó bases doctrinales importantes. Aunque nació en Aquilea, en la actual Italia, sus restos terminaron en Jaén como parte de un gesto diplomático y espiritual: fueron enviados por el papa Pío VI al obispo Agustín Rubín de Ceballos en el siglo XVIII, quien también fue Inquisidor General y miembro destacado del Consejo de Carlos III.

La urna con sus restos se encuentra en la capilla de San Eufrasio, dedicada al primer obispo de la diócesis. Este espacio fue decorado especialmente para acoger al pontífice, con un retablo y ornamentos costeados por el propio obispo Rubín de Ceballos. Desde entonces, el cuerpo de San Pío I permanece en esta catedral andaluza como un legado espiritual y como una de las reliquias más insólitas del país.

La urna con los restos del papa San Pío I conectan a Jaén con el origen mismo de la religión católica

Entre los tesoros que alberga la Catedral de Jaén también destaca la reliquia del Santo Rostro, supuestamente el paño con el que Verónica limpió el rostro de Cristo camino del Calvario. Así, este templo no solo fue inspiración arquitectónica para la sede del cristianismo en Roma, sino que también guarda una de las pocas tumbas papales fuera de Italia, convirtiéndose en un destino de culto, arte y memoria histórica que conecta Jaén con los orígenes mismos de la religión católica.