Page defiende orillar al TC y que Bruselas decida sobre la aplicación de la amnistía a Puigdemont

Emiliano García-Page ha lanzado un dardo al Tribunal Constitucional después del amago de Cándido Conde-Pumpido de bloquear la cuestión prejudicial que la Audiencia de Sevilla contempla plantear sobre el caso de los ERE en la Justicia europea. "Un señor que tiene el mando a distancia desde Bruselas se merece que la decisión última sobre su malversación esté cerca de casa", ha dicho el presidente de Castilla-La Mancha este viernes en un foro en Madrid en el que ha debatido con Juanma Moreno. El señor al que se refiere es Carles Puigdemont, que está pendiente de que la corte de garantías dilucide sobre la decisión que tomó el Tribunal Supremo de no aplicar la ley de amnistía al expresidente de Cataluña.

El presidente castellano-manchego sabe que la pugna de Conde-Pumpido con el tribunal hispalense tiene una vertiente catalana. El desafío de los jueces sevillanos al TC tras rebajar el caso de los ERE ofrece una vía para la rebeldía del Supremo en caso de que la mayoría progresista del Constitucional rechace las tesis del Alto Tribunal, que considera que el delito de malversación por el cual está condenado Puigdemont queda fuera del perdón general. La tesis del Supremo es que los dirigentes independentistas se ahorraron poner de su bolsillo el dinero público que utilizaron para impulsar el procés y por eso el líder de Junts per Catalunya sigue en Bélgica.

Con sus declaraciones en el foro organizado por la cadena hotelera Hotusa, García-Page orilla al Constitucional, que está alineado en este asunto con las tesis del Gobierno de Pedro Sánchez. No es nueva esta disensión en cualquier asunto relacionado con el independentismo, pero sobre todo en la influencia que tiene Puigdemont como jefe de un socio clave del actual Ejecutivo. "A mí me entraría temblera", ha dicho el dirigente socialista, que ha recordado cómo el expresident le confesó que "odiaba a España" en una ocasión en la que ambos coincidieron como alcalde de Girona y Toledo, respectivamente.

"No deciden cosas contra el Estado, sino contra el Estado", ha abundado el presidente de Castilla-La Mancha, que ha insistido en que no es "normal" la dependencia del Gobierno de las voluntades de Puigdemont. García-Page ha mostrado su sintonía con Juanma Moreno en este asunto y ambos han defendido la necesidad de retocar la normativa electoral para que "la estabilidad del país no dependa de un independentista". No han detallado si existe una propuesta, pero sí defienden que hay que hacer una "matización" para que los 350 diputados del congreso no estén "pendientes de uno", en alusión a Puigdemont. "Hoy es independentista, pero mañana puede ser populista radical y me parecería igual de grave", ha zanjado.

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EFE

Juanma Moreno sí ha aludido a posibles reformas, como conceder una prima de diputados al ganador de las elecciones, como ocurre en Grecia, o aumentar el número de diputados de la Cámara baja para diluir la relevancia del bloque independentista. "Hay que hacer reformas para que gobiernen las mayorías", ha insistido el jefe del Ejecutivo andaluz, que ha calificado de "anomalía institucional" el papel de Puigdemont en la toma de decisiones del Gobierno central. "Es claramente nocivo para los intereses generales e indigno que un señor que está a 2.000 kilómetros y prófugo de la justicia decida el futuro de 50 millones de personas", ha sentenciado.

Los dos han hecho un llamamiento para buscar una "armonización" en políticas estatales, algo a lo que, según Page, han renunciado los gobiernos centrales de los últimos 40 años al ceder competencias a las autonomías y dejar de lado la coordinación. "Es una dejación de responsabilidad por parte del Estado", ha defendido Juanma Moreno, que echa en falta el "papel de liderazgo del Estado". El castellano-manchego ha matizado que las autonomías tienen un efecto positivo y, si hay "buena regulación", el resto de comunidades suelen copiarla.

Ambos han coincidido en Madrid en un desayuno informativo sobre turismo y también han mostrado sintonía en esta materia. El presidente andaluz ha mostrado sus reservas a aplicar una tasa turística, un debate que lleva dos años vigente en la comunidad más poblada de España. Moreno ha admitido que hay problemas de saturación en ciudades como Sevilla y Málaga, pero, "como liberal", es contrario a aplicar un impuesto a los visitantes. "No sólo se le pone al que viene de fuera, sino también a los andaluces", ha dicho el barón popular, que sí admite que "si no se hacen las cosas de forma equilibrada" en materia turística puede generar "rechazo en el vecino".