Tras la lluvia, Andalucía teme al calor: riesgo de eclosión de mosquitos y virus del Nilo
La Diputación de Sevilla, que se hace cargo de las 15 localidades con mayor riesgo, adelanta cuatro meses las fumigaciones con drones y equipos sobre el terreno para evitar la proliferación que el año pasado provocó 11 muertos
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Andalucía ha superado el tren de borrascas que durante casi un mes ha dejado fuertes precipitaciones y que ha provocado un esperanzador incremento de las reservas de agua. Pero tras estar casi un mes mirando al cielo, las autoridades fijan ahora su atención en el termómetro. Y el motivo tiene sonido de inquietante zumbido. Un rápido incremento de las temperaturas, tras las lluvias caídas, podría provocar una explosión de las colonias de mosquito que preocupa porque este insecto propaga el virus del Nilo.
Fuentes de la Consejería de Salud y Consumo explicaron que el escenario que implica un incremento de las vigilancias y los tratamientos larvarios es aquel en el que se produce una notable subida de las temperaturas nocturnas tras un periodo de precipitaciones. Sería un “elemento que contribuiría a una mayor densidad de mosquitos” que debería estar contemplado en las estrategias municipales de control de este molesto insecto, pero precisan que las medidas a adoptar dependerán del nivel de riesgo de cada área.
El Ayuntamiento de Málaga, por ejemplo, mantiene activo desde hace casi cinco años un plan municipal de vigilancia y control integral de vectores transmisores de la Fiebre del Nilo Occidental. La labor de los especialistas que incluye la toma de muestras de ejemplares adultos en trampas colocadas en todo el término municipal, así como la búsqueda de acumulaciones de agua que puedan albergar larvas.
Estas iniciativas tienen carácter preventivo, ya que el municipio no se encuentra en nivel rojo de peligro. Fuentes municipales destacan las intervenciones en las fases larvarias para evitar la eclosión de mosquitos adultos en 23 puntos de la ciudad, así como para el control correctivo con tratamientos para disminuir la población de ejemplares adultos en las áreas más afectadas.
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En los últimos años, las muertes y contagios de la fiebre del Nilo, se ha convertido en uno de las grandes quebraderos de cabeza de las autoridades sanitarias. El goteo de decesos, con 11 muertos el año pasado, y la propagación de casos, que arrancaron en Sevilla, y se extendieron a otras provincias, llevó a la Junta de Andalucía a establecer un dispositivo especial que adquiere su principal protagonismo en verano.
Se llamó Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores de la Fiebre del Nilo Occidental. Y, aunque el periodo de mayor circulación de mosquitos y de la enfermedad se sitúa entre junio a octubre, actualmente se activa todo el año. Pero las enseñanzas del pasado año han permitido que la temporada de mayor preocupación se adelante varios meses, como demuestra la agilidad que este año ha demostrado la .
Esto se traduce en que los equipos de fumigación comenzarán su labor este mes de abril y no en julio, como ocurrió el pasado año con la alerta sanitaria ya declarada, en parte, por una bronca de competencias. La labor de emergencia que asumió el año pasado organización supramunicipal se ha transformado este año en un plan que abarcará hasta el final de 2026 y que supondrá una inversión de 6 millones de euros.
El trabajo comenzará este mismo viernes con el despliegue de los primeros equipos para fumigar, ya sea con drones o con equipos terrestres que recorrerán las zonas de más riesgo en furgoneta. Inicialmente se pondrán en marcha dos, pero se irán activando de forma paulatina hasta llegar a los 12 previstos. Estos equipos fumigarán en las zonas donde hay acumulaciones de agua y que se extienden más allá de un límite de 1.500 metros desde los municipios 15 municipios de la provincia declarados como de alto riesgo. Dentro de esa demarcación son los ayuntamientos los responsables de la prevención.
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En esta labor colaborarán también los científicos de la Estación Biológica de Doñana, dependiente del CSIC, que han instalado trampas para detectar donde tiene presencia el mosquito que transmite el virus del Nilo. Este trabajo se completa con la suelta de depredadores naturales de estos insectos, como murciélagos o ciertas especies de aves. Y también habrá una campaña de pedagogía con una aplicación que geocaliza a los usuarios e informa de la presencia del mosquito, además de aportar consejos de prevención, como el uso de repelentes o ropa adecuada.
Estaba previsto que la fumigación comenzase hace dos semanas, pero las lluvias no hacían aconsejable el despliegue de trabajadores cerca de los cauces de los ríos. Las mediciones sí habían empezado antes en febrero, cuando los técnicos de la empresa pública Tragsa, responsable del plan, comenzaron a buscar las larvas. El resultado, explican en la Diputación, fue positivo, pero las borrascas y el frío han eliminado esa primera amenaza.
Los 15 municipios están en el margen este y oeste del río en la llamada “comarca de especial seguimiento”. Aquí están incluidas las zonas de arrozales que este año, tras las lluvias, se prevé que se siembren en su totalidad. Son 36.000 hectáreas que ya el año pasado se inundaron parcialmente, lo que elevó el riesgo. Este año los arroceros estarán presente en la toma de decisiones tras entrar a formar parte de la mesa de trabajo creada por la Junta y la Diputación.
Después de los conflictos del pasado año, las dos administraciones han optado por la concordia e incluso han puesto en marcha una mesa de trabajo que se ha formalizado esta misma semana. Esta entente no es un obstáculo para que exista todavía un conflicto judicial. El pasado año, en primera instancia, la Administración andaluza logró que un juzgado confirmase que eran los municipios los que deben hacer frente al mosquito, pero el asunto ha llegado como recurso de casación al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que debe dilucidar esta discusión de forma definitiva.
Andalucía ha superado el tren de borrascas que durante casi un mes ha dejado fuertes precipitaciones y que ha provocado un esperanzador incremento de las reservas de agua. Pero tras estar casi un mes mirando al cielo, las autoridades fijan ahora su atención en el termómetro. Y el motivo tiene sonido de inquietante zumbido. Un rápido incremento de las temperaturas, tras las lluvias caídas, podría provocar una explosión de las colonias de mosquito que preocupa porque este insecto propaga el virus del Nilo.