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La curiosa expresión andaluza que desconcierta al resto de España: muy utilizada para identificar a malas personas
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La curiosa expresión andaluza que desconcierta al resto de España: muy utilizada para identificar a malas personas

Una palabra breve, directa y muy utilizada en el sur de España cuyo verdadero significado, cargado de intención, desconcierta a quienes no están familiarizados con el habla andaluza

Foto: La curiosa expresión andaluza que desconcierta al resto de España. (Imagen creada con IA)
La curiosa expresión andaluza que desconcierta al resto de España. (Imagen creada con IA)

Una palabra de uso cotidiano en el sur de España despierta curiosidad en el resto del país, especialmente entre quienes no están familiarizados con las particularidades del habla andaluza. Con una sonoridad aparentemente inofensiva, este término esconde una carga crítica que sorprende por su contundencia y por la naturalidad con la que se emplea en determinados contextos sociales.

Foto: Montoya, en 'La isla de las tentaciones'. (Mediaset)

Se trata de malaje, un adjetivo muy arraigado en el vocabulario popular de Andalucía. Aunque su origen parece vinculado a la expresión mal ángel, la Real Academia Española (RAE) lo define como una persona “desagradable, que tiene mala sombra”. Lejos de ser un simple sinónimo de antipático, se utiliza para señalar a quienes resultan poco agradables, carecen de simpatía o generan rechazo inmediato.

Origen y matices del término

Según explica el DRAE, su estructura léxica deriva de la unión del adjetivo “mal” con el sufijo “-aje”, empleado para indicar una cualidad. En consecuencia, malaje describe a alguien que posee el rasgo o condición de ser malo o dañino. Esta interpretación lingüística refuerza el carácter negativo de una palabra que, pese a su aparente ligereza, contiene una valoración personal fuerte y muy clara.

El uso de esta expresión ilustra la riqueza del habla andaluza, que combina ingenio, musicalidad y crítica social. No se trata únicamente de calificar a alguien como desagradable, sino de hacerlo con una carga cultural que convierte a malaje en algo más que un insulto: es una forma de etiquetar actitudes o comportamientos que se consideran fuera de lugar, sin necesidad de elevar el tono o recurrir a palabras más gruesas.

Una palabra de uso cotidiano en el sur de España despierta curiosidad en el resto del país, especialmente entre quienes no están familiarizados con las particularidades del habla andaluza. Con una sonoridad aparentemente inofensiva, este término esconde una carga crítica que sorprende por su contundencia y por la naturalidad con la que se emplea en determinados contextos sociales.

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