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Masaltos: la zapatería sevillana que guarda los secretos más bajos de famosos mundiales
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Masaltos: la zapatería sevillana que guarda los secretos más bajos de famosos mundiales

La firma sevillana vende cada año 12.000 pares de zapatos masculinos con alzas de hasta 7 centímetros que han usado desde Mick Jagger y Tom Cruise a Nicolas Sarkozy y Vladímir Putin

Foto: Antonio Fagundo, CEO de Masaltos.
Antonio Fagundo, CEO de Masaltos.

En cualquier adversidad siempre surgen nuevas oportunidades. Es lo que le ocurrió hace ya 32 años a Andrés Ferreras, que tuvo un accidente deportivo jugando al tenis cuando vivía en Alemania. Entonces, se vio obligado a utilizar zapatos ortopédicos hasta que supo de la existencia de un calzado especial diseñado en Italia y que permitía resolver su problema sin delatarle.

Pensó entonces que esos zapatos tan especiales podían usarlos también hombres que quisieran aumentar su altura, independientemente de que estuvieran lesionados o no. Ferreras regresó a España con la idea clara de vender aquellos zapatos en todo el país. En 1993 inició la venta por catálogo y un año más tarde nacía www.masaltos.com

La empresa tiene una tienda en la céntrica calle Feria de Sevilla, aunque es casi testimonial, puesto que el 95% de sus ventas son online. Esto se debe a que la mayoría de los clientes son extranjeros (el 70%) y también a que a los clientes no les gusta dejarse ver por el local. La confidencialidad es clave para un comercio que vende unos 12.000 pares de zapatos y botas cada año a 120 países del mundo. Desde Mick Jagger, Tom Cruise y Carlos Baute a José María Aznar, Nicolas Sarkozy y Vladímir Putin han querido ganar centímetros.

placeholder Zapatos de Masaltos.
Zapatos de Masaltos.

Desde el año 2012, el CEO de la firma es Antonio Fagundo, segunda generación familiar, quien dirige esta firma que ha sufrido de manera especial el parón del covid. Sin embargo, la empresa vuelve a mirar con optimismo al futuro. En 2024 ha facturado un millón de euros y este año crecerá un 20%.

Actualmente, el directivo busca un socio para la distribución en Oriente Medio y Corea, donde ha detectado la demanda de sus calzados. Actualmente, tras España, las mayores ventas las realiza en Italia, Alemania, EEUU, Francia, Rusia y Japón.

Masaltos cuenta con una plantilla de 9 empleados que atienden en varios idiomas a los clientes y trabaja con varios fabricantes nacionales para producir sus zapatos y botas a medida. “En España tenemos fabricantes con una calidad contrastada”, asegura. Con estas prendas, los clientes pueden subir su estatura hasta siete centímetros.

Entre sus clientes figuran hoy políticos, actores, directivos de empresa y personajes públicos de distintos ámbitos sociales y culturales que se sienten atraídos por el diseño de los zapatos, su calidad y, por supuesto, la posibilidad de incrementar su altura. La firma sevillana ofrece un producto premium para consumidores de nivel medio-alto y presume de un trato impecable al cliente, con el compromiso de asumir cualquier cambio y/o devolución ante eventuales dudas.

placeholder Joven posa con los zapatos Masaltos.
Joven posa con los zapatos Masaltos.

El precio medio de sus zapatos es de 125 euros, aunque los hay que llegan a alcanzar cifras muy superiores por determinadas exigencias del cliente. “Nos pagaron 1.000 euros por unos zapatos hechos por encargo con piel de cabra del Himalaya y cristales de swaroski para un actor de Hollywood”, recuerda Fagundo.

La moda de las plataformas entre chicas jóvenes, y no tan jóvenes, puede tener aquí su réplica en la moda masculina, aunque de forma mucho más discreta y sin que se note el uso de esas alzas para ganar estatura. Masaltos confía también en ganar altura en las ventas internacionales a pesar de la actual coyuntura geopolítica y apunta para ello a Latinoamérica y, en especial, a la puerta que le abre a Europa el acuerdo con Mercosur.

En cualquier adversidad siempre surgen nuevas oportunidades. Es lo que le ocurrió hace ya 32 años a Andrés Ferreras, que tuvo un accidente deportivo jugando al tenis cuando vivía en Alemania. Entonces, se vio obligado a utilizar zapatos ortopédicos hasta que supo de la existencia de un calzado especial diseñado en Italia y que permitía resolver su problema sin delatarle.

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