Touchdown a la pobreza: el fútbol americano echa raíces en Torreblanca con los Linces de Sevilla
Un equipo sevillano del deporte más seguido del mundo pone en marcha un proyecto educativo en uno de lo barrios con menor renta del país con clases de apoyo y becas al estudio
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En una de las principales vías de Sevilla, hay una estatua de un indio montado a caballo que mira al horizonte, impasible, desde 1992. Se trata de la avenida de Kansas City, que se llama así en honor al hermanamiento de las dos ciudades, en 1966, y que tiene su contraparte en una réplica de la Giralda que hay al otro lado del Atlántico. A pocos metros de allí está el polideportivo San Pablo, donde Fran Rivero se enamoró del deporte que, décadas después, domina el principal equipo de la ciudad de donde llegó ese indio. Los Kansas City Chiefs ganaron el año pasado la Superbowl y compiten el próximo 10 de febrero con los Philadelphia Eagles por revalidar el título. Rivero será uno de los que trasnochen para ver el mayor acontecimiento deportivo del planeta, pero hay unos cuantos locos más que harán lo mismo. Al día siguiente, como cada martes, se colocarán el casco y el uniforme carmesí y albero de los Sevilla Linces, el equipo de fútbol americano de la capital andaluza.
Desde hace tres años, el hogar de los aficionados al balón oval en Sevilla está en el barrio de Torreblanca, una de esas zonas que año tras año están en lo más alto de la clasificación de los barrios con menor renta per cápita de España. Aterrizaron allí gracias a la ayuda de una funcionaria municipal, Carmen Olmedo, a quien ahora quieren honrar nombrando así el campo donde juegan sus partidos, que está en plena remodelación para que el decano de Andalucía de este deporte vuelva a la liga nacional. "Vamos a cambiar el césped, los focos, habrá una sala de vídeos y un vestuario para el equipo senior como no hay otro en España", explica Rivero, presidente del club desde hace 6 años, que cree que en mayo o junio habrán acabado las obras.
En las instalaciones del San Antonio Drago, que es como ahora se llama el campo, habrá también salas de estudio preparadas para que los chavales que entrenan allí hagan los deberes. Esto no es baladí en una zona de Sevilla donde el absentismo escolar llegó a estar en el 80%, como ocurría hace unos años en el colegio Menéndez Pidal. El plan de refuerzo escolar está disponible para todos los niños que se apuntan en la categoría de formación y corre a cargo de la mujer de Rivero, que es profesora, junto con otros padres de alumnos que también son docentes. "Inicialmente era un proyecto deportivo, pero ahora también tiene una vertiente social", explica el responsable de los Linces, que asegura que su intención es ampliar la cobertura en cuanto acaben las obras de ampliación.
Además de las clases de refuerzo, han puesto en marcha unas becas que eximen a familias vulnerables de pagar las cuotas. A cambio, los menores tienen que acudir al colegio y sacar buenas notas, como le ocurre a los dos hijos de Mario, uno de los vecinos de Torreblanca que disfruta de esta ayuda. "Escuchamos que habían abierto extraescolares para que los niños hicieran deporte", recuerda este sevillano, que tiene a un hijo de 14 y otro de 10 apuntados a flag football, que es una versión del fútbol americano en la que no hay placajes y que estará en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. Al principio les resultaba extraño practicar un juego que apenas tiene adeptos en España, pero "se divierten y están supercontentos", relata el padre.
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La familia de Mario es una de las que se beneficia de las becas, por lo que sus hijos tienen que "esforzarse y tener buen comportamiento" para poder jugar. "Cuando llegan, les preguntan si han hechos los deberes antes de entrenar y se preocupan por que vayan bien en los estudios", explica este sevillano. Si en un examen notas, el entrenamiento de ese día "será un poquito diferente", pero sobre todo Mario pone el foco en que los mismos compañeros se ayudan con los deberes si hay algo que no entienden. "Más que un equipo es una familia", afirma al tiempo que bromea sobre la posibilidad de jugar él mismo: "Me lo pensé, pero ya uno tiene una edad y la rodilla..."
Hay que tener en cuenta que entre 5 y 8 años no hay coste, ya que a esas edades no hay competición. De 8 a 15 años el precio es de 100 euros por temporada, aunque el club atiende a la situación económica delas familias. De 15 a 18 años la cantidad se eleva hasta los 200 euros y a partir de ahí sube a 375 euros. "Este deporte es más barato en Sevilla que en otros lugares", explica Rivero. En Madrid o Barcelona las cantidades crecen hasta los 1.000 euros.
Ahora mismo el 23% de los niños que juegan en las categorías de formación de los Linces son de Torreblanca, pero el objetivo es elevar ese porcentaje hasta el 40%. En el primer equipo también hay vecinos del barrio, como Jaime, que es el quarterback, es decir, el jugador más relevante del equipo. "Mis amigos se metieron en una jornada de puertas abiertas y empezaron a llevarse la pelota cuando nos veíamos por las tardes", rememora este joven sevillano de 18 años. Fue uno de esos colegas quien lo animó a ir a un entrenamiento. "Me dijo que tiraba bien, que tenía potencial y fui a que me viera el entrenador el verano pasado", detalla Jaime, que de pequeño había jugado al fútbol, al baloncesto y había practicado takewondo.
"Es un poco lioso", cuenta el joven, pero ya se ha acostumbrado a corregir a los que confunden el fútbol americano con el rugby "cuando no tiene nada que ver". Combina su trabajo después de haber cursado un FP de grado medio en Farmacia con los entrenamientos los martes y jueves, aunque muchas veces se va antes y juega con los niños de las categorías de formación. "Aquí nadie es más que nadie a la hora de la jugada", insiste al tiempo que admite su impaciencia por el inicio de la temporada regular, en las próximas semanas.
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De ello puede darles cuenta Fran Rivero, que es el presidente, pero también entrenador y, sobre todo, uno de los veteranos. Ha conocido los viajes de los Linces por toda la ciudad, en campos de rugby, fútbol e incluso de beisbol. Han pasado por las instalaciones de la Isla de la Cartuja, por San Jerónimo, Santiponce o los terrenos de la Universidad Pablo de Olavide después de un camino que ya acumula tres décadas. El club nació en septiembre de 1992 y años después fue cuando el actual presidente se enganchó. "Veía los partidos con mi padre porque los ponían a las tres de la tarde en Canal Plus", recuerda este sevillano, que vivía junto al polideportivo de San Pablo donde comenzaron a jugar los Linces. "Un día, cuando tenía 16 años, me salté la valla y ahí empecé", explica. Se desvinculó durante un tiempo, pero con los años vio que el club seguía funcionando y se enroló, jugando unos años antes de convertirse en presidente.
Entonces el equipo pasaba por una crisis económica y estuvo a punto de cerrar. "Teníamos una deuda de 10.000 euros con el banco", admite Rivero, que destaca el apoyo del actual equipo municipal encabezado por el popular José Luis Sanz, pero también del anterior gobierno socialista. Ahora mismo los Linces juegan en la Liga Nacional C, que es la tercera categoría a nivel estatal. En esa misma competición están otros equipos como los Córdoba Bulls, los Málaga Corsairs o los Puerto Seagulls, con quienes se enfrentarán en los amistosos previos a la liga regular. Rivero afirma que muchos de esos clubes nacieron a partir del decano andaluz, ya que los impulsaron jugadores de los Linces que se mudaron a otras ciudades de la comunidad.
La historia del fútbol americano en Sevilla, no obstante, es anterior al equipo felino. Como ocurrió con la pizza y el rock&roll, el deporte del balón llegó a la capital andaluza por medio de los militares americanos destacados en Andalucía. Los pantalones vaqueros y la música de Pink Floyd entraron por Rota y Morón, pero el deporte de Tom Brady lo hizo por medio del instituto de la base de San Pablo. Ya en los años 50 había un equipo, los Toros de Sevilla, que jugaban la liga de institutos americanos con otros clubs como los Royal Oak Knights o el equipo de la base de Zaragoza.
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"El problema que tenemos es de márketing, no sabemos vender el producto aunque sea el mayor espectáculo del mundo", se queja Fran Rivero, que pone el foco sobre todo en los valores del deporte del balón ovalado. "No hay ultras, no hay peleas en la grada", asegura. Y tiene una ventaja por su rareza. No hay padres intentando ejercer de entrenadores desde la grada. "No entienden el juego, así que se dedican a animar a los chavales", cuenta Rivero con cierta sorna. Según detalla, en fútbol americano hay una máxima que consiste en que el esfuerzo de cada jugador no redunda en él, sino en el equipo. "Para que tu compañero pueda avanzar, tú tienes que hacer tu trabajo y si lo haces muy bien, lo único que haces es beneficiar al equipo", insiste. Y aporta una prueba irrefutable de esa igualdad en este deporte: los Dallas Cowboys, el club más valioso del mundo según la revista Forbes, no gana la Superbowl ni es el mejor equipo de su conferencia desde 1995.
Según cuenta el presidente de los Linces, el fútbol americano tiene un componente social que se inocula a los jugadores desde el instituto. "Se les insta apoyar a la comunidad y a cuál mejor que la de Torreblanca", afirma. Por eso están integrados en la comisión de fiestas del barrio, colabora en la organización de la cabalgata de reyes cada enero y participa en las iniciativas de recogidas de alimentos de la Hermandad de los Dolores de Torreblanca. El propio club también hace recogidas de alimentos en los partidos, campañas de donación de sangre e incluso visitas a las unidades infantiles de oncología de los hospitales sevillanos.
En una de las principales vías de Sevilla, hay una estatua de un indio montado a caballo que mira al horizonte, impasible, desde 1992. Se trata de la avenida de Kansas City, que se llama así en honor al hermanamiento de las dos ciudades, en 1966, y que tiene su contraparte en una réplica de la Giralda que hay al otro lado del Atlántico. A pocos metros de allí está el polideportivo San Pablo, donde Fran Rivero se enamoró del deporte que, décadas después, domina el principal equipo de la ciudad de donde llegó ese indio. Los Kansas City Chiefs ganaron el año pasado la Superbowl y compiten el próximo 10 de febrero con los Philadelphia Eagles por revalidar el título. Rivero será uno de los que trasnochen para ver el mayor acontecimiento deportivo del planeta, pero hay unos cuantos locos más que harán lo mismo. Al día siguiente, como cada martes, se colocarán el casco y el uniforme carmesí y albero de los Sevilla Linces, el equipo de fútbol americano de la capital andaluza.