Ni pan rallado ni huevo: el secreto de los andaluces para que la fritura de pescado quede perfecta
Han perfeccionado un método para conseguir una fritura de pescado crujiente y ligera sin recurrir a ingredientes habituales. Un sencillo truco marca la diferencia en la textura y el sabor de este plato tradicional
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Lograr una fritura de pescado crujiente y ligera es un arte que en Andalucía han perfeccionado con una técnica única. Mientras que en otras regiones se emplean ingredientes como pan rallado o huevo, en el sur de España han desarrollado un método que garantiza una textura dorada y sin exceso de grasa. El secreto radica en la combinación de una harina especial y un proceso de fritura meticuloso.
El protagonista de este método es la harina de freír, una mezcla de harinas de trigo molidas muy finas, a menudo combinadas con harina de garbanzo o semolina. Este ingrediente permite que el rebozado se adhiera perfectamente al pescado sin formar una capa gruesa ni absorber demasiado aceite. Además, se utiliza aceite de oliva virgen extra, que resiste mejor las altas temperaturas y aporta un sabor inconfundible sin enmascarar el del pescado.
La clave: temperatura y escurrido
Para obtener un pescaíto frito perfecto, es fundamental que la fritura se realice a una temperatura óptima, entre 180 y 190 grados, y en pequeñas tandas para evitar que el aceite se enfríe. Asimismo, el pescado debe escurrirse en una rejilla en lugar de papel absorbente, ya que este último puede reabsorber la grasa y reblandecer el rebozado, restándole el característico crujiente.
Ciudades como Cádiz, Málaga y Sevilla son referentes en la elaboración de esta especialidad, con freidurías y chiringuitos que ofrecen una gran variedad de especies como boquerones, cazón, pijotas o puntillitas. Esta tradición culinaria andaluza ha trascendido fronteras, consolidándose como uno de los platos más representativos de la región, en los que la técnica y la calidad de los ingredientes marcan la diferencia.
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