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María Jesús Montero devuelve la autoestima al PSOE andaluz y se lanza al choque con Moreno
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Sin necesidad de primarias

María Jesús Montero devuelve la autoestima al PSOE andaluz y se lanza al choque con Moreno

La vicepresidenta primera se convierte en la jefa de la mayor federación socialista al fracasar Luis Ángel Hierro en la recogida de avales. El pasado en la Junta y en Moncloa lastra su perfil y ahora tendrá que reactivar el partido

Foto: Juanma Moreno y María Jesús Montero, en un acto en Málaga. (EP / Álex Zea)
Juanma Moreno y María Jesús Montero, en un acto en Málaga. (EP / Álex Zea)
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"Vuelve al PSOE el '¿Y si somos capaces...?". Este mensaje lo envió un cargo socialista el pasado 8 de enero tras asistir a la puesta de largo de María Jesús Montero en un hotel de Sevilla. El aquelarre socialista reunió a unos 500 militantes, la gran mayoría cargos de distinta responsabilidad, desde la Ejecutiva federal a alcaldes de pueblo, pasando por veteranos del partido a juventudes y varios secretarios generales provinciales. Y los puntos suspensivos aluden a una remota posibilidad que sólo los más optimistas dibujan en privado y es que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda sea capaz de ganar a un impertérrito Juanma Moreno en las próximas elecciones andaluzas, previstas para mediados de 2026. Desde el viernes es la líder de la mayor federación del partido tras retirarse Luis Ángel Hierro de la contienda al no lograrlos avales, algo que ha ratificado este sábado la Comisión Regional de Ética del PSOE andaluz.

"Vengo a ganar y vamos a ganar", insiste una y otra vez en la política sevillana en los tres mítines que ha protagonizado en estos días de campaña de baja intensidad. Y todos los cierra con una frase que recuerda a Ernesto Che Guevara. "Hasta la victoria siempre". "El sentimiento de pertenencia y orgullo estaba bajo mínimos y si les sube la autoestima es un elemento a tener presente", expresa una dirigente sindical que conoce a Montero desde hace años. Y quienes conocen bien al PSOE de Andalucía recuerdan siempre que el estado de ánimo es muy importante para una organización que hasta hace no tanto estaba acostumbrada a ganar partidos casi sin salir al campo.

En la campaña de las elecciones autonómicas de 2018 las alarmas empezaron a saltar cuando los mítines empezaron a tener más huecos de lo esperado. Aquella sospecha se confirmó en la misma mañana del 2 de diciembre, cuando en algunos colegios electorales de bastiones del PSOE incluso faltaron apoderados. Desde entonces la formación no ha levantado cabeza, más bien todo lo contrario. Después llegó la mayoría absoluta del PP y una debacle en las municipales de 2022 que dejaron al partido raquítico y abocado a la pelea interna. "Sólo la presentación de Montero ha encendido un pulso que hasta ahora no estaba", cuenta una fuente después de escuchar alguna que otra conversación sobre la nueva jefa del socialismo andaluz en el bar donde suele tomar café.

Es justo ahí donde ha puesto el foco Montero en sus intervenciones. En la necesidad de que los 40.000 militantes del PSOE de Andalucía den la batalla en los bares, en las asociaciones de vecinos, en los clubes deportivos y en cualquier lugar donde socialicen. Es ahí donde reclama que luchen contra los "bulos", en una forma de defender al secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, acorralado por los procesos judiciales que acechan a su esposa, Begoña Gómez; a su hermano, David Sánchez; y al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración sobre el novio de Isabel Díaz Ayuso.

Montero se convertirá en la jefa de los socialistas andaluces sin la necesidad de pasar por unas primarias que estaban previstas para el 1 de febrero. Lo ha conseguido gracias a que su contrincante, Luis Ángel Hierro, no ha sido capaz de superar ese listón. Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, ya se enfrentó a Susana Díaz y Juan Espadas en 2021 y ha ejercido desde entonces como un quijote enfrentado al aparato de Ferraz y San Vicente. Asegura que ha logrado unas 3.000 firmas en la última semana, aunque hay fuentes que lo discuten y afirman que ha logrado incluso menos apoyos que hace 4 años. En cualquier caso lejos de las 4.900 necesarias desde que el Congreso Federal estableció un mínimo del 12% de avales para poder competir en unas elecciones internas.

Su condición de outsider le ha hecho imposible conseguirlo, pero esta vez lo ha tenido más difícil. Sobre todo porque la figura de Montero genera un consenso en el PSOE que casi no tiene precedentes. Juan Espadas sólo dio un paso al lado cuando la ministra de Hacienda y el propio Pedro Sánchez le garantizaron que ella sería la elegida, pero ha puesto a sus (escuetas) huestes a trabajar en favor de su compañera de agrupación. Lo mismo ha hecho Susana Díaz, que todavía conserva cierto predicamento y un porcentaje nada desdeñable de apoyos dentro del partido. Y casi toda la amalgama de críticos con la gestión de Espadas en los últimos tres años ha dejado atrás sus diferencias, por el momento, para cerrar filas con la cara más visible del PSOE andaluz.

Ese es otro de los valores de Montero en su vuelta al tablero andaluz. "Juan Espadas nunca logró romper el bloqueo mediático", expresaba hace unos días un veterano dirigente socialista. La vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda y Función Pública y vicesecretaria general del PSOE no tiene que romper nada. Menos aún si se tiene en cuenta que fue consejera de los gabinetes autonómicos de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz, primero al frente de la enorme Consejería de Salud y después como titular de Hacienda.

Foto: María Jesús Montero durante una sesión de control en el Congreso de los Diputados. (EFE/Mariscal)
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Carlos Rocha. Sevilla Marisol Hernández

El doble historial de Montero, en Madrid y en Sevilla, es un arma de doble filo. De un lado le permite esgrimir un estilete contra su futuro contrincante desde Moncloa, con el mayor peso institucional posible y sacar pecho por su experiencia sobre el terreno. En la cúpula socialista nadie se ha planteado un escenario donde la política sevillana deje sus responsabilidades de Gobierno. Esa condición es la que le ha permitido acudir este viernes de imprevisto a la puesta marcha de un centro de fabricación de chips en Málaga. El Ejecutivo central aporta 500 millones de euros y la Junta de Andalucía otros 100 y esta coincidencia ha provocado el primer encuentro entre la virtual líder del PSOE andaluz y Juanma Moreno. Ambos han hablado de "cortesía", pero la socialista hace ya días que sacó la artillería y el PP andaluz y la portavoz del Ejecutivo autonómico han dado ya la bienvenida a Montero en varias ruedas de prensa.

"Se han puesto nerviosos", ha espetado con tono socarrón en alguno de los actos de la última semana. En San Telmo niegan la mayor, están convencidos de que le tienen cogida la medida la nueva líder de la oposición andaluza. Y esto es así precisamente por la trayectoria política de Montero. Fue la consejera de Salud que ideó la fusión hospitalaria que tantos dolores de cabeza le dio al PSOE de Susana Díaz y lleva seis años en Madrid sin haber sido capaz de reformar el sistema de financiación autonómica que reclamaba como responsable de Hacienda en Sevilla. Como ministra y negociadora clave de Pedro Sánchez ha firmado además acuerdos tan complicados de explicar en Andalucía, como el que da carta de naturaleza al cupo catalán. Y todo eso se lo van a recordar todas las semanas hasta que Moreno puse el botón electoral.

Para que eso ocurra falta, en teoría, un año y medio. Es el tiempo que tiene Montero por delante para asumir una tarea titánica y que pasa por mantener esa chispa que ha encendido y extenderla por un PSOE de Andalucía que, en muchos lugares, está apagado o fuera de cobertura. Los socialistas sólo mantienen el vigor en Sevilla y Jaén, y no con la solidez de antaño. El congreso regional que se celebrará en los días 22 y 23 de febrero será el primer paso. Para entonces, la ya líder regional del partido tendrá que haber conformado un equipo de su total confianza, ya que su responsabilidad en Madrid no le permitirá afrontar la labor de reconstrucción orgánica. El segundo paso será mantener el pulso para reactivar al PSOE en los territorios donde está más debilitado y que es donde están muchos de los 40 municipios que debe recuperar para hacer que la vieja máquina de ganar elecciones sea, al menos, competitiva.

"Vuelve al PSOE el '¿Y si somos capaces...?". Este mensaje lo envió un cargo socialista el pasado 8 de enero tras asistir a la puesta de largo de María Jesús Montero en un hotel de Sevilla. El aquelarre socialista reunió a unos 500 militantes, la gran mayoría cargos de distinta responsabilidad, desde la Ejecutiva federal a alcaldes de pueblo, pasando por veteranos del partido a juventudes y varios secretarios generales provinciales. Y los puntos suspensivos aluden a una remota posibilidad que sólo los más optimistas dibujan en privado y es que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda sea capaz de ganar a un impertérrito Juanma Moreno en las próximas elecciones andaluzas, previstas para mediados de 2026. Desde el viernes es la líder de la mayor federación del partido tras retirarse Luis Ángel Hierro de la contienda al no lograrlos avales, algo que ha ratificado este sábado la Comisión Regional de Ética del PSOE andaluz.

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