La resistencia de Montero a volver a Andalucía desata en el PSOE el miedo a una guerra abierta
La figura de la vicepresidenta genera consenso entre las distintas familias pese a sus dudas. Nadie atisba las intenciones de Pedro Sánchez, pero hay temor a unas primarias duras si no señala a la ministra de Hacienda
La ley del silencio sobre el futuro de PSOE de Andalucía está a punto de caducar a pesar de su buen funcionamiento durante todo el periodo navideño. El plazo para presentar candidaturas a la secretaría general de la mayor federación socialista se abre este martes 7 de enero y finaliza el próximo día 10. Para cuando acaben esos tres días el presidente del Gobierno y líder del partido, Pedro Sánchez, habrá deshojado la margarita que lleva observando casi un mes. Un mes en el que ha estado en contacto con dirigentes y cuadros del PSOE andaluz para dilucidar cuál es la decisión óptima para intentar resucitar a lo que fue una máquina electoral casi imparable y que lleva seis años inmersa en una crisis a la que no se le ve el final.
Casi todos los focos apuntan a María Jesús Montero, vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE. Su nombre siempre ha estado en las quinielas desde que los socialistas andaluces empezaron a buscarle una salida a Susana Díaz y en las últimas semanas ha vuelto con fuerza. Se trata de una figura política de primer nivel, con un alto porcentaje de conocimiento y que generaría consenso en el partido. Su candidatura también tendría desventajas, ya que Montero carga una pesada mochila de su etapa como consejera andaluza que serviría como arsenal al PP de Juanma Moreno en caso de que fuera su contrincante. Pero el principal problema no es ese, sino el perjuicio que provocaría a Pedro Sánchez dejar salir a una de sus personas de confianza en un Gobierno con cada vez menos peso político. Y, sobre todo, que Montero nunca ha mostrado voluntad alguna de hacer el camino de vuelta y asumir el liderazgo del PSOE de Andalucía.
"El PSOE de Andalucía necesita a un líder disruptivo", expresaban en el entorno de la ministra de Hacienda hace unos meses en una conversación —otra más— sobre el liderazgo de Juan Espadas. En esa misma charla, estas fuentes recordaron la importancia del papel que Montero juega en Madrid como responsable del diseño de los Presupuestos Generales del Estado y también como engranaje de la relación con los socios de investidura. Al mismo tiempo, la titular de Hacienda siempre ha dejado claro que está a disposición de su partido, lo que indica que, en caso de que Sánchez se lo reclamara, volvería a Andalucía para liderar el PSOE andaluz, aunque su vuelta no supone un éxito electoral asegurado.
El PP de Juanma Moreno sigue fuerte en las encuestas y en el PSOE hay quien, en privado, admite que la principal aspiración de los socialistas en Andalucía pasa por mejorar en sus actuales números para evitar una nueva mayoría absoluta del barón popular. Esto supondría que Moreno tendría que entenderse con Vox, como ya le ocurrió en su primera legislatura, cuando gobernó en coalición con Ciudadanos y con el apoyo externo de los de Santiago Abascal. En San Telmo no quieren ni oír hablar de este escenario, aunque se muestran confiados de que un choque con Montero como candidata no sería tan perjudicial para los intereses del PP andaluz.
La decisión que tome Pedro Sánchez sobre el PSOE andaluz no sólo responde al hipotético resultado de unas autonómicas. El jefe del Ejecutivo es consciente de que Andalucía es la comunidad que más diputados reparte (61) en las generales y que su supervivencia en Moncloa a partir de 2027 sólo es posible si los socialistas andaluces recuperan el pulso allí. El mal momento del partido no sólo se circunscribe al aparato regional, sino también al municipal después de la derrota de mayo de 2023. Esto significa que quien dirija el partido después del congreso regional, que se celebra en Armilla (Granada) los días 22 y 23 de febrero, tendrá que afanarse en reconstruir al PSOE en lugares donde llevan encadenando años de debilidad, como ocurre en Málaga o Almería.
Con esta tarea por delante resultan lógicas las reservas de Montero. Una dirigente experimentado alude al enorme "sacrificio personal" de la vicepresidenta, aunque la mayor parte de las fuentes consultadas la ven como la opción más probable. Muchas de esas fuentes mencionan también la posibilidad de que forme un tándem con el jiennense Juan Francisco Serrano, adjunto a la secretaría de Organización federal. Es el otro nombre que se barajaba en los mentideros del PSOE andaluz y que incluso recibió apoyos en una reunión de la ejecutiva provincial de Jaén el pasado 23 de diciembre. Por más rumores que hayan circulado en el último mes, el único candidato confirmado es Juan Espadas, el actual secretario general, que mostró su intención de presentarse una vez se abriera el paso.
Espadas ha mantenido un silencio total desde que se celebró el Comité Director del 20 de diciembre, en Jaén y en presencia de Serrano. Su intención es pronunciarse a partir del 7 de enero, cuando se abra el plazo. Fuentes de su entorno admiten que si Montero da el paso —o acepta la tarea que le encomienda Sánchez—, Espadas no será un obstáculo. Pero si finalmente la ministra de Hacienda no coge el AVE de vuelta a Sevilla "habrá primarias". Es decir, que Espadas no tiene intención de retirarse, según sus fieles, si es Serrano quien se acaba postulando por la incomparecencia de Montero.
El entorno de la vicepresidenta primera no ha dado ninguna señal en los últimos días, aunque la ansiedad ha ido creciendo en el seno del partido por la ausencia de noticias. Ni Montero ni Sánchez han dado pistas sobre su voluntad. Nadie quiere oír hablar de unas elecciones internas, previstas para el 1 de febrero, por el coste que tendrían. El PSOE de Andalucía todavía no se ha recuperado del proceso de la primavera de 2021, cuando Espadas se hizo con el partido con el apoyo de Ferraz y descabalgó a Susana Díaz.
La expresidenta de la Junta ha elevado el tono en los últimos días en su crítica a su sucesor, a quien acusa de laminar a sus fieles dentro del partido. También ha dedicado buenas palabras a Montero y ha deslizado el nombre de algunas de sus fieles como posibles candidatas. Y en sus cuentas de apoyo en X han publicado un lema con el logo del partido que cita una frase que la expresidenta utilizó en Comité Director en Antequera en enero de 2019, justo después de perder la Junta de Andalucía. "Unidos somos más fuertes", reza.
El nombre de Montero tiene la capacidad de unir a todas las familias del PSOE de Andalucía, ya que unas hipotéticas primarias con Juan Espadas y Juanfran Serrano como contendientes podrían provocar un choque de trenes entre las dos principales fuerzas del partido: Sevilla y Jaén. La agrupación provincial que dirige Paco Reyes suele acudir unida a los congresos y se da por hecho que si Serrano da el paso, sus compañeros lo apoyarán. Y esto no es baladí si se tiene en cuenta que el jiennense contaría además con el respaldo de Santos Cerdán. Con Espadas ocurriría algo similar y los mensajes del líder provincial, Javier Fernández, siempre han ido encaminados a apoyar al exalcalde de Sevilla.
La ley del silencio sobre el futuro de PSOE de Andalucía está a punto de caducar a pesar de su buen funcionamiento durante todo el periodo navideño. El plazo para presentar candidaturas a la secretaría general de la mayor federación socialista se abre este martes 7 de enero y finaliza el próximo día 10. Para cuando acaben esos tres días el presidente del Gobierno y líder del partido, Pedro Sánchez, habrá deshojado la margarita que lleva observando casi un mes. Un mes en el que ha estado en contacto con dirigentes y cuadros del PSOE andaluz para dilucidar cuál es la decisión óptima para intentar resucitar a lo que fue una máquina electoral casi imparable y que lleva seis años inmersa en una crisis a la que no se le ve el final.
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