La Madrugá de diciembre enerva a Sevilla: enfado en los bares y la revuelta de los cangrejeros
Algunos bares han anunciado que cerrarán el 8 de diciembre ante la prohibición de colocar veladores en gran parte del centro de Sevilla durante la procesión magna que congregará a un millón de visitantes
Mariano el del Donald no estará en el mismo lugar de siempre el día de la Inmaculada. El dueño de uno de los bares más señeros de Sevilla ha decidido cerrar este domingo por primera vez en los 51 años que lleva abierto y sirviendo la ensaladilla con más solera de la capital andaluza. "Nos vemos obligados a cerrar por la imposibilidad de servir a nuestros clientes como se merecen", reza el cartel que han colocado en la puerta del negocio de la calle Canalejas. El motivo de este cerrojazo es la prohibición de colocar las terrazas en gran parte del centro de la ciudad entre el mediodía del 7 de diciembre y la mañana del 9 de diciembre. En ese intervalo Sevilla vivirá una especie de superbowl cofrade, una procesión magna con 8 imágenes que verán, según las previsiones, un millón de personas y que ha tensionado a los servicios municipales de la ciudad como nunca antes.
Una ciudad acostumbrada a los grandes eventos vive las vísperas con cierto nerviosismo. Los hoteles no se han llenado a pesar de que se espera un aluvión de visitantes, pero es cierto que muchos irán y volverán en el día y aparcarán sus coches en los 18 aparcamientos que ha habilitado el Ayuntamiento de Sevilla. Y es el equipo municipal que encabeza José Luis Sanz (PP) el que ha decidido aplicar la ley seca que inauguró Juan Espadas (PSOE) como regidor en la Semana Santa de 2018 después de unos altercados que provocaron el pánico durante la Madrugá anterior. Sanz llegó a la Alcaldía con la promesa de que acabaría con esa práctica, rechazada por los hosteleros de la ciudad, pero el Cecop, el organismo que dirige la seguridad de la capital andaluza, aconsejó mantenerlo. Y en la procesión magna de este domingo se volverá aplicar.
La Asociación de Hosteleros de Sevilla y Provincia puso en marcha a principios de la semana una encuesta entre sus asociados para conocer el efecto que tendría la prohibición, pero no lo han hecho público. Sí se han ido conociendo casos como el del Donald, donde los hosteleros han optado por cerrar, y hay quien habla de cancelaciones en reservas para este fin de semana. Hubo incluso un amago de huelga que se ha descartado, pero el malestar no ha desaparecido entre los hosteleros, sobre todo por el amplio espacio del centro de la ciudad que ha quedado afectado por las restricciones. "Habrá decenas de establecimientos que debido a sus dimensiones y las condiciones de seguridad impuestas no podrán abrir", expresa la patronal, que alude al perjuicio económico que supone esta decisión en un fin de semana que habitualmente es temporada alta.
La procesión magna será la clausura de II Congreso de Religiosidad Popular y contará con la participación de 8 imágenes con mucho tirón popular. Además de la patrona de la archidiócesis, la Virgen de los Reyes, han acudido a Sevilla tres vírgenes de la provincia con gran arraigo en sus localidades de origen: la Virgen de Setefilla de Lora el Río, la Virgen de Consolación de Utrera y la Virgen de Valme de Dos Hermanas. La nómina la componen las cuatro imágenes de mayor devoción de la capital andaluza: Jesús del Gran Poder, el Cristo del Cachorro, la Esperanza Macarena y la Esperanza de Triana. Con ese reclamo, el Consejo de Hermandades y Cofradías y la Archidiócesis de Sevilla organizaron un recorrido oficial que parte de la Catedral hispalense y termina en el Paseo de Colón, junto al puente de Triana.
La queja de los hosteleros radica en que las restricciones a los bares no sólo se aplican en ese recorrido, sino en un gran número de calles aledañas y también en las vías por las cuales pasan las imágenes en su traslado a la Catedral, un proceso que comienza en la tarde del sábado 7 de diciembre y que culmina con la llegada del Gran Poder al templo metropolitano, en la mañana del 8 de diciembre. "La seguridad es lo primero", expresaron fuentes municipales. Por ese motivo no permitirán colocar veladores en el espacio afectado por las limitaciones y tampoco se podrán vender bebidas "susceptibles de ser consumidas en la vía pública" en las calles por donde pasan las hermandades desde una hora antes de la llegada de la cofradía.
El enfado de los hosteleros demuestra la tensión que vive la capital andaluza por la procesión magna que tendrá unas magnitudes desconocidas, como demuestran los números del evento. En el recorrido oficial, que tuvo que cambiarse por motivos de seguridad, habrá dispuestas 21.500 sillas que se han puesto a la venta por 35 euros cada una. Para controlar el acceso a estas zonas acotadas habrá casi 500 personas entre vigilantes de seguridad, auxiliares y voluntarios. Pero más llamativo aún es el despliegue de agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En total serán 975 agentes de Policía Local que se suman a 1.100 efectivos de Policía Nacional y guardias civiles que se apostarán en los acceso de la ciudad.
En los 18 aparcamientos citados habrá plazas para 18.000 vehículos y 2.000 autobuses repartidos entre la isla de la Cartuja, el Charco de la Pava y el campo de la Feria, ya que se espera una afluencia que triplica la que suele haber un Domingo de Ramos en la capital andaluza. Es el día de la Semana Santa con mayor cantidad de público en la calle. Para fomentar la participación de los ciudadanos, el Ayuntamiento de Sevilla ha declarado gratuito el uso de los autobuses de la empresa municipal durante el 8 de diciembre y habrá un refuerzo de los servicios municipales. "La magna no va a paralizar la ciudad", dijo el lunes el delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Manuel Alés.
Pues que queréis que os diga, si el ayuntamiento se quiere cargar el fervor popular así, me da a mí que no conocen como es Sevilla con sus devociones. https://t.co/yemWB7sQ8V
— virgxlio_ (@virgxlio) December 4, 2024
El concejal popular ha hecho en las horas previas al inicio de los fastos unas declaraciones que han indignado a parte del público habitual de la Semana Santa. "Cangrejear será bastante complicado", ha dicho Alés en una entrevista en la televisión local PTV. Cangrejear es como los sevillanos denominan a una práctica que consiste en colocarse delante de un paso de palio de cara a la virgen y andar hacia atrás durante varios metros. "Recomendamos que cada uno se quede en su ubicación", ha dicho el responsable de las Fiestas Mayores de la capital, que ha admitido que la contemplación de los pasos en esta procesión será muy distinta a la de Semana Santa.
No es el único mensaje de alerta que ha salido desde el Ayuntamiento de Sevilla en las últimas horas. En la cuenta de Emergencias Sevilla en X hay incluso recomendaciones para las bullas en la que desaconsejan el uso de carritos o el acceso de personas en sillas de ruedas en las calles con más aglomeraciones. Y un semáforo que divulgará en redes sociales el nivel de ocupación de determinadas vías. El mensaje sobre los cangrejeros ha despertado algunos recelos en un grupo de cofrades que han celebrado la carta que ha publicado en redes sociales el hermano mayor de la Esperanza de Triana, Sergio Sopeña, que ha invitado a los devotos a "acompañar" a la virgen "en su caminar por las calles de Sevilla".
Mariano el del Donald no estará en el mismo lugar de siempre el día de la Inmaculada. El dueño de uno de los bares más señeros de Sevilla ha decidido cerrar este domingo por primera vez en los 51 años que lleva abierto y sirviendo la ensaladilla con más solera de la capital andaluza. "Nos vemos obligados a cerrar por la imposibilidad de servir a nuestros clientes como se merecen", reza el cartel que han colocado en la puerta del negocio de la calle Canalejas. El motivo de este cerrojazo es la prohibición de colocar las terrazas en gran parte del centro de la ciudad entre el mediodía del 7 de diciembre y la mañana del 9 de diciembre. En ese intervalo Sevilla vivirá una especie de superbowl cofrade, una procesión magna con 8 imágenes que verán, según las previsiones, un millón de personas y que ha tensionado a los servicios municipales de la ciudad como nunca antes.