Las cooperativas andaluzas advierten de que “sin regadío no habrá futuro para el olivar”
Critican la falta de infraestructuras hídricas en España mientras los países competidores aumentan producción cada año gracias a sus inversiones públicas
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El sector del olivar, tanto para aceite como para aceituna, está experimentando una de las mayores transformaciones de su milenaria historia. Los históricos árboles tradicionales están siendo arrancados y sustituidos por nuevos olivos en setos, mucho más fáciles de manejar mecánicamente para la cosecha, y situados en zonas de regadío para una producción intensiva.
Sin embargo, el 70% de la superficie del olivar andaluz sigue siendo de secano y en zonas en las que no están previstas nuevas inversiones hídricas, por lo que están condenados ir perdiendo competitividad frente a otros países que están apostando por esta nueva producción.
Es el caso de la vecina Portugal, donde una de las regiones más deprimidas, el Alentejo, se ha transformado en uno de los motores económicos del país gracias a la presa de Alqueba, que ha permitido, entre otras cosas, que la producción de aceite de oliva haya pasado de 60.000 a 200.000 toneladas este año. También Marruecos, Grecia, Turquía o Egipto están aumentando de manera importante su producción y poniendo así en juego el liderazgo que históricamente ha tenido España en este sector.
Esta es una de las principales reclamaciones expuestas este jueves por los representantes de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, organización que agrupa a más de 300.000 socios agricultores y con una facturación de 11.000 millones de euros.
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El director general de esta entidad, Jaime Martínez-Conradi, junto a los representantes sectoriales del aceite, Rafael Sánchez de Puerta (director de Dcoop, que factura 1.400 millones), y de la aceituna, Gabriel Cabello (presidente de Agrosevilla, que factura 300 millones), han insistido en reclamar una “política que se crea de verdad que el cambio climático requiere unas inversiones que permitan el aprovechamiento del agua”.
A su juicio, “en España no tenemos un problema de agua, sino de mala gestión política”, y ponen como ejemplo a Cataluña: “No es normal que a una tierra como esta situada entre los Pirineos y el Ebro haya que llevarle agua en camiones porque no hay infraestructuras”.
En el caso de Andalucía, tras años de dura sequía, las aguas de este último mes “nos han salvado la cosecha de aceite porque las lluvias han caído justo cuando más falta hacen, antes de que comenzara la recolección”.
Gracias a ellos, este año se prevé 1,3 millones de toneladas de aceite a nivel nacional (un millón en Andalucía), muy por encima de los 650.000 del pasado año y a los 800.000 de esta última campaña. Esta buena producción -en la media histórica del país- permitirá que sigan bajando los precios en los próximos meses para el consumidor final, que podrá encontrarlos en los lineales de los supermercados en torno a los “cinco o seis euros por litro”, cifra muy alejada de los casi 15 euros a los que ha llegado a estar el pasado año.
En el caso de la aceituna de mesa, se espera una cosecha nacional superior a las 400.000 toneladas (300.000 en la provincia de Sevilla) y uno de sus principales retos, además del agua, es la falta de mano de obra, que llega a provocar que un 15% de la producción no se haya podido recoger.
Junto a ello, la gran batalla de los aceituneros andaluces se centra en los aranceles del 35% que sigue aplicando ilegalmente a estos productos Estados Unidos, principal consumidor (las aceitunas negras en rodajas se usan en ensaladas, pizzas y hamburguesas).
Gabriel Cabello recuerda que hace ya dos años que la Organización Mundial del Comercio (OCM) declaró ilegales esos impuestos que les impone el país norteamericano. Además, valoró el anuncio de la Comisión Europea de la pasada semana de poner aranceles por valor de 35 millones de euros a productos de EEUU en la UE, si bien se mostró muy escéptico sobre su aplicación real.
Los responsables de Cooperativas Agroalimentarias destacaron la potencialidad de este sector a nivel mundial pero insistieron en la necesidad de un mayor apoyo público para mantener el aceite y las aceitunas andaluzas y españolas en el puesto de liderazgo que han conseguido alcanzar en la última década.
El sector del olivar, tanto para aceite como para aceituna, está experimentando una de las mayores transformaciones de su milenaria historia. Los históricos árboles tradicionales están siendo arrancados y sustituidos por nuevos olivos en setos, mucho más fáciles de manejar mecánicamente para la cosecha, y situados en zonas de regadío para una producción intensiva.