Fue el cambio climático: un Mediterráneo 4 grados más caliente encendió la DANA de Valencia
La herramienta Clima Meter, del Instituto Pierre-Simon Laplace, certifica que los efectos del calentamiento global antropogénico impulsaron el efecto de la borrasca. Las precipitaciones fueron un 15% superiores a una DANA "normal"
La ciencia ya tiene algunas respuestas sobre la DANA de Valencia. El Instituto Pierre-Simon Laplace (IPSL) de ciencias del clima, con sede en París, ha emitido un primer diagnóstico sobre las causas que explican la virulencia del fenómeno meteorológico que ha dejado más de 200 muertos y miles de afectados en la provincia valenciana. Y tiene claro que el cambio climático tuvo un papel fundamental en el desarrollo de esta depresión aislada en niveles altos. "Las fuertes precipitaciones en el sureste de España se ven reforzadas en gran medida por el cambio climático provocado por el hombre", reza el documento elaborado por un grupo de cinco científicos para la herramienta ClimaMeter.
El informe elaborado por el IPSL es lo que se llama un "estudio de rápida atribución", explica la investigadora Carmen Álvarez Castro, investigadora de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla. En las indagaciones también participa la española Mireia Ginestá, pero la UPO es la única entidad española con presencia en este organismo, que utiliza datos climáticos y de satélite en los 40 años previos a los eventos meteorológicos para diagnosticarlos. "El patrón de esta DANA es muy raro, no hemos tenido ninguno igual", admite Castro en conversación con esta redacción. Y parte de esa rareza tiene que ver con los efectos del cambio climático.
"Las danas se producen habitualmente, pero esta estaba mucho más intensificada por las condiciones que había en la atmósfera". El estudio del IPSL apunta a que estos fenómenos son un 15% más húmedas en la costa mediterránea de lo que eran en el pasado. Y esto tiene que ver con el aumento de la temperatura del mar, que es hasta 4 grados más alta que en los registros previos. "Esto favorece la formación de tormentas eléctricas sobre la cuenca mediterránea". "Atribuimos el aumento de las precipitaciones de esta DANA al cambio climático provocado por los humanos y la variabilidad climática natural probablemente jugó un papel modesto", concluye el estudio.
Estas condiciones provocaron la intensidad de las precipitaciones y también la permanencia de la DANA, "que ha durado mucho más tiempo del habitual", expresa Álvarez para referirse a un fenómeno que impactó en el este de la península Ibérica durante 4 días, entre el martes 29 de octubre y el viernes 1 de noviembre. Las gotas frías, como tradicionalmente se nombraba a este fenómeno, son propias del otoño porque se producen por el choque de una masa de aire muy frío con las masas de aire sobrecalentadas por el exceso de temperatura del mar después del verano. Y esto siempre ha sido así, pero el Mediterráneo se calienta mucho más ahora que hace unas décadas.
"La particularidad, sobre todo, es el cambio de temperaturas", afirma la investigadora de la Pablo de Olavide, que recuerda que el Mediterráneo registraba temperaturas cercanas a los 30 grados a finales de octubre. El mar que baña la costa valenciana retiene ahora durante más tiempo el calor que acumula durante el verano, una situación que "lamentablemente se va a seguir dando". El calentamiento global provocará que el periodo de retorno de fenómenos como la DANA de Valencia, que no tiene precedentes en los registros del ISPL, vaya a reducirse. Y esto es clave para entender por qué las Administraciones se están apresurando a revisar los planes de riesgo y emergencia, ya que los cálculos actuales están realizados con unas condiciones climáticas que ya no son las mismas con las que se elaboraron.
Eso no es un obstáculo para admitir, como hace Carmen Álvarez Castro, que las gotas frías son fenómenos que "siempre han ocurrido". Son el producto de un desprendimiento de la "corriente en chorro", una banda de viento muy frío que gira de oeste a este en latitudes polares y, a veces, "forma una especie de meandros". Cuando llega a la superficie lo hace en forma de gota, de ahí el nombre tradicional con el que se las conoce en España y, sobre todo, en la vertiente mediterránea, que es donde son más habituales.
"Hay cosas que no entendemos del todo todavía", reconoce la investigadora de la Pablo de Olavide, que entró a formar parte hace unos meses de ClimaMeter y que también indagó en las condiciones del huracán Helene, que golpeó a Florida a finales de septiembre. Y que también tuvo una mayor capacidad destructora por el efecto del cambio climático, aunque en menor medida que la DANA de Valencia.
El fenómeno que provocó la riada de Valencia fue el primero medido por el ClimaMeter precisamente por su magnitud por su condición de evento atípico. Y ese es justo el papel de este grupo de investigación que tiene por objetivo analizar con cierta urgencia los fenómenos climáticos y divulgarlo entre la ciudadanía. "No son conjeturas, hemos tardado más de lo habitual porque hemos hecho muchas pruebas", defiende Carmen Álvarez Marco a pesar de que el diagnóstico de la DANA del pasado 29 de octubre se publicó apenas unos días después, el 1 de noviembre.
Existe otra herramienta científica que comparte misión con el organismo radicado en París y que se llama World Weather Attribution. Llegó a la misma conclusión que ClimaMeter y consideró que el evento valenciano sufrió una importante influencia del cambio climático. "Es necesario que la población esté al tanto, porque son eventos que ya tenemos aquí, el cambio climático no les ocurrirá a nuestros nietos, está ocurriendo ahora", zanja la experta de la Pablo de Olavide, que explica que el organismo en el que ella participa da un primer paso científico para que las investigaciones tradicionales después puedan ahondar más en los motivos que provocaron el mayor desastre natural que ha sufrido España en décadas.
La ciencia ya tiene algunas respuestas sobre la DANA de Valencia. El Instituto Pierre-Simon Laplace (IPSL) de ciencias del clima, con sede en París, ha emitido un primer diagnóstico sobre las causas que explican la virulencia del fenómeno meteorológico que ha dejado más de 200 muertos y miles de afectados en la provincia valenciana. Y tiene claro que el cambio climático tuvo un papel fundamental en el desarrollo de esta depresión aislada en niveles altos. "Las fuertes precipitaciones en el sureste de España se ven reforzadas en gran medida por el cambio climático provocado por el hombre", reza el documento elaborado por un grupo de cinco científicos para la herramienta ClimaMeter.
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