"Estamos preparados para emergencias controlables, pero para nada de esta magnitud"

"Estábamos preparados para emergencias controlables, adaptadas a los medios de los que disponemos, pero nada de esta magnitud. Algunos de mis compañeros han estado en terremotos como el de Lorca y otros hemos trabajado en grandes incendios, pero ninguno habíamos visto esta destrucción".

El cabo Carlos Castillo aún tiene grabada la imagen de los muebles embebidos de agua y barro que los valencianos han sacado a las puertas de las casas para intentar que se sequen al sol. Y esa mezcla cromática de metal y fango que pincelaron las riadas que el martes arrasaron la provincia con un torrente de muerte y desolación.

Es uno de los muchos bomberos del país que se han desplazado a Valencia para ayudar en las tareas de rescate. Procedente de Jaén, llegó junto a sus compañeros hace tres días. Un periodo en el que ha podido comprobar que estamos ante una catástrofe "transversal" que "ha arrasado con pequeños municipios y comunidades de 10.000 o 15.000 habitantes" en las que imperaban las viviendas de uno o dos pisos.

Carlos, que ingresó en 2012 en el Cuerpo de Bomberos de Jaén, llegó de noche a la zona cero y no fue consciente de la dimensión del desastre hasta la mañana del viernes. "Yo no he estado en una guerra, pero el impacto de esa visión fue como si estuviese en mi primera batalla", explica en conversación telefónica con El Confidencial, a quien confiesa cómo laceran las historias de vidas destruidas que escuchan en cada sitio al que acuden.

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"El sábado estábamos ayudando a un vecino que se nos derrumbó porque lo había perdido todo. Y eso es algo de lo que nos iremos dando cuenta conforme pasen los días, de que el radio de acción de esta DANA es mucho mayor que el día de las lluvias y riadas, porque han desaparecido seres queridos, negocios...", relata.

El mando remarca que "el que menos, ha perdido el coche, por eso digo que es una tragedia muy transversal", mucho más cruda en las localizaciones de pocos habitantes en las que las construcciones mayoritarias son de una o dos plantas.

En estos puntos, con numerosas plantas bajas y locales sepultados por el barro, "ha afectado a todo el mundo". En mayor o menor medida. Por eso reconoce la entereza de muchos vecinos que con su voluntad están supliendo los fallos en la gestión de la crisis. "Le comentaba esta mañana a mi mujer que en tres días no he visto un militar, pero sí lugares a los que hemos llegado y había 5.000 personas quitando fango y ayudando a la gente", comenta este bombero.

Este domingo estaban trabajando en La Alcudia, "en la zona sur". Es adonde les han enviado desde el puesto de mando avanzado instalado en Alzira, el punto de partida de todos los rescatistas desplazados desde otras provincias del país. "Se le traslada a un oficial de zona cuántos somos en el equipo y el material del que disponemos y, dependiendo de las necesidades, nos derivan a un lugar u otro. Se nos facilita el contacto de un responsable allí y, una vez llegamos, nos ponemos a trabajar".

Carlos aclara que en estos momentos "hay muchísimos medios" y que el principal problema es gestionarlos adecuadamente para minimizar los "problemas organizativos" y que sean totalmente eficientes. Este bombero, como muchos otros, no sabe aún cuándo regresará a su casa. La ayuda es ahora mayor. Pero lo fundamental es que sea efectiva.