Pintadas en una iglesia, un vestidor detenido y la (convulsa) vida interna de las cofradías en Sevilla
La Policía Nacional detuvo a un hombre por vandalizar la capilla de San Andrés, sede de la hermandad de Los Panaderos de la capital andaluza. Resultó ser el anterior vestidor de la Virgen de Regla en un ataque a la junta de gobierno actual
En diciembre de 2022, la capilla de San Andrés amaneció un día con una pintada contra el hermano mayor de la hermandad de los Panaderos, que sale cada Miércoles Santo desde este pequeño templo situado en pleno centro de Sevilla. Al poco tiempo, alguien bloqueó con silicona la cerradura de la capilla en varias ocasiones y también hubo pintadas contra el teniente de hermano mayor de la cofradía. Casi dos años después, el pasado 7 de octubre, la Policía Nacional detuvo al autor de estos actos vandálicos. Según adelantó El Llamador, el histórico programa cofradiero de Canal Sur Radio, el arrestado resultó ser el antiguo vestidor de la Virgen de Regla, la titular mariana de esta hermandad. Quedó en libertad con cargos por los daños al patrimonio histórico de Los Panaderos, pero este episodio no es más que un capítulo más de los conflictos que jalonan la historia de las cofradías de Sevilla.
"Allí mismo confesaron varios individuos que a no haber entrado yo y pacificado aquella disensión hubiera quizá sucedido alguna desgracia". Este entrecomillado tiene casi 250 años y está atribuido al párroco de la iglesia de San Bernardo, que relata cómo tuvo que mediar entre los cofrades de la hermandad del mismo nombre, que también hace estación de penitencia el Miércoles Santo de la Semana Santa de Sevilla. El fragmento, conservado en el archivo general del Arzobispado de la capital andaluza, lo recuperó el investigador Carlos Romero Mensaque en un artículo que lleva por título Sentimiento religioso y actitudes conflictivas en las hermandades de penitencia de Sevilla durante el siglo XVIII.
El cura de San Bernardo tuvo que poner paz entre los hermanos de la cofradía después de escuchar desde su despacho "alguna conmoción, varios campanillazos y ciertas expresiones de amenazas uno a otro con darle de bofetadas". No son pintadas, pero sí es un conato de un conflicto que no llegó a más por la intervención del sacerdote. Pero los párrocos no siempre llegaban a tiempo, como recogieron los franceses Jerome y Jean Tharaud en su libro de 1927 sobre la Semana Santa de Sevilla. "Verá también batallas entre las hermandades que se encuentran en el cruce de dos calles porque nadie quiere ceder el paso; los cirios se transforman en palos y las saetas en insultos", reza el escrito de estos hermanos que visitaron la capital andaluza y glosan, sin alusiones, a algunas escaramuzas como la que protagonizaron el Domingo de Ramos de 1915 los nazarenos de La Estrella y La Hiniesta en la calle Sierpes.
No hay que irse al siglo pasado para recordar situaciones similares, como la que se produjo un Miércoles Santo reciente y tuvo por protagonistas a los hermanos de La Lanzada y, precisamente, de Los Panaderos. En un día lluvioso, el cortejo de los primeros quedó bloqueado por los segundos y hubo un conato de pelea que llegó a los telediarios nacionales. "Pensamos, erróneamente, que por estar cerca de las cosas de Dios aquí no están las cosas de los hombres", reflexiona Daniel Gutiérrez Marín, investigador del Centro de Sociología y Políticas Locales de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que alude a un refrán que da buena cuenta de lo habituales que son esos conflictos: "Ni fías, ni porfías, ni entres en cofradías".
Este investigador encuentra razones históricas para la existencia de este tipo de conflictos. "Hasta la edad contemporánea, las cofradías eran las únicas formas asociativas permitidas donde personas no nobles podían asociarse legalmente", apunta Guitérrez Marín, que otorga un papel primordial en estas competiciones entre hermandades al papel protagonista que fue tomando la burgesía en las hermandades de Sevilla. "Era gente con dinero que no pertenecía a la nobleza, pero quería parecerse a ella", razón que explica su entrada en las cofradías y en la competición que subyace a esta forma de organización social que sigue vigente en Sevilla en pleno siglo XXI.
Carlos Romero Mensaque abunda en su artículo en los orígenes de esta práctica y detecta, en los conflictos entre cofradías, "unas claras actitudes de competencia" para procurarse, en casos de vecindad, "el favor de la feligresía". Esta carrera tenía, según este investigador, un origen económico, ya que las hermandades necesitaban entonces la ayuda de su vecindario "y sus limosnas" para sobrevivir. "Por todo ello es usual que se originen conflictos y no pocos pleitos entre hermandades", expresa Romero Mensaque, que en su artículo alude a una disputa entre el Gran Poder y La Carretería por sus derechos de paso en su camino a la Catedral y que acabó con una entente. Más célebre, aunque posterior, es el conflicto entre el Gran Poder y la Macarena que se solucionó con la concordia patrocinada por el cardenal Marcelo Spínola y que sigue vigente hoy: cada Madrugada, tres nazarenos de negro del Gran Poder acuden a la basílica de la Macarena para pedir permiso para llegar primeros al recorrido oficial.
Gutiérrez Marín encuentra una explicación a estas situaciones en la teoría de los campos del sociólogo francés Pierre Bourdieu. Para aplicar esta tesis, el investigador de la Pablo de Olavide dibuja el universo de las cofradías de Sevilla como un campo de juego. "Y todos los actores que están en ese campo compiten por el prestigio", que se construye "acumulando legitimidad para la producción de lo sagrado". Eso, de forma inevitable, da lugar a conflictos como los ya citados. "A veces el conflicto es velado, otras veces termina en los tribunales, otras veces se agreden, otras veces se insultan...", ilustra Gutiérrez Marín para dar una explicación a la existencia de fenómenos como el boicot que los costaleros de la hermandad de Torreblanca hicieron a los nuevos capataces en 2014 o las pintadas de la capilla de Los Panaderos.
La cofradía del Miércoles Santo, después de la detención del autor del acto vandálico emitió un comunicado en el que anunció que se personará en cualquier procedimiento judicial que se abra a raíz del arresto, que se hizo público cuando solo faltaban 48 horas para las elecciones en la hermandad. "Hacemos un llamamiento a la unidad y al respeto, esperando que estas acciones no se repitan", reza el escrito que agradece la actuación de la Policía Nacional y la labor de los servicios de Lipasam, la empresa municipal de limpieza de Sevilla.
En diciembre de 2022, la capilla de San Andrés amaneció un día con una pintada contra el hermano mayor de la hermandad de los Panaderos, que sale cada Miércoles Santo desde este pequeño templo situado en pleno centro de Sevilla. Al poco tiempo, alguien bloqueó con silicona la cerradura de la capilla en varias ocasiones y también hubo pintadas contra el teniente de hermano mayor de la cofradía. Casi dos años después, el pasado 7 de octubre, la Policía Nacional detuvo al autor de estos actos vandálicos. Según adelantó El Llamador, el histórico programa cofradiero de Canal Sur Radio, el arrestado resultó ser el antiguo vestidor de la Virgen de Regla, la titular mariana de esta hermandad. Quedó en libertad con cargos por los daños al patrimonio histórico de Los Panaderos, pero este episodio no es más que un capítulo más de los conflictos que jalonan la historia de las cofradías de Sevilla.