La transformación de Montero: del "no puede haber negociación bilateral" a abrir la puerta
La ministra de Hacienda rechazaba con rotundidad en 2016 la negociación bilateral sobre la financiación y reclamaba el fondo de nivelación para las comunidades perjudicadas por el sistema que ahora rechaza
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Un día de primavera de 2018, María Jesús Montero se despertó como consejera de Hacienda de Susana Díaz y se acostó como ministra de Hacienda de Pedro Sánchez. Más allá del viraje orgánico, aunque la sevillana no era muy dada a meterse en las cosas del partido, la ahora vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno pasó de reclamar a ser el objeto de las reclamaciones. Sobre todo cuando en los meses previos a su viaje desde Torretriana a la calle Alcalá de Madrid centró su labor política en reclamar al que sería su antecesor, Cristóbal Montoro, una mejora de la financiación autonómica para acabar con el "maltrato" que el sistema vigente condenaba a Andalucía.
Han pasado ocho años largos desde aquella evolución y el sistema sigue siendo el mismo y vuelve a estar de actualidad. Sobre todo porque la posibilidad de que Cataluña salga del mismo ha provocado un terremoto político que Montero tendrá que gestionar. La dirigente socialista ya descartó este verano, en una visita a Rota, que el acuerdo entre PSC y ERC vaya a desembocar en un concierto catalán. Sus declaraciones, que tenían como objetivo calmar a los socialistas de fuera de Cataluña, provocaron las iras de los republicanos. Y la cosa se quedó ahí, de momento. Hay que recordar que el acuerdo para investir a Salvador Illa, en lo tocante a la financiación, todavía no ha salido del papel firmado en julio y no está claro cómo tomará forma. A eso se agarran en el PSOE y en el resto de la izquierda no catalana para dar un voto de confianza al tándem Montero-Sánchez.
En el PSOE andaluz, aunque no lo dicen en público, tienen la esperanza de que Montero tenga un as guardado en la manga y que la fórmula que se atisba en el pacto catalán no suponga un agravio para Andalucía. Y además de los posicionamientos que ha emitido la ministra de Hacienda en los últimos días, los socialistas andaluces pueden buscar en la hemeroteca en busca de Montero para encontrar argumentos que alimenten esas esperanzas.
"No caben negociaciones bilaterales para discutir un modelo de financiación", dijo la dirigente socialista en una entrevista que emitió Canal Sur en 2016, poco después de la conformación del último Gobierno de Mariano Rajoy. En la cadena pública andaluza, Montero recuerda que "todos bebemos de la misma fuente y comemos de la misma tarta", en referencia al régimen común del que forman parte todas las regiones menos País Vasco y Navarra. Desde su papel como consejera andaluza y con los peores momentos del procès por llegar, la ahora ministra asegura que en Andalucía "vigilaremos que no se caiga en la tentación de paliar los problemas de Cataluña compensándola económicamente en detrimento de otros territorios".
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Es cierto que entonces era el PP quien gobernaba en Moncloa y que Carles Puigdemont todavía no había llevado a las últimas consecuencias su deriva independententista. No hacía tanto que los populares catalanes de Alicia Sánchez Camacho habían incluido el pacto fiscal que querían los convergentes en su programa electoral, lo que permitía a Montero, desde Andalucía, advertir contra los privilegios a Cataluña".
No es la única frase de la ahora ministra de Hacienda que llama la atención en aquella entrevista. Desde que es responsable de las cuentas estatales, Montero ha rechazado de plano la posibilidad de paliar la infrafinanciación de Andalucía (y el resto de regiones perjudicadas por el modelo) con un fondo transitorio. Es lo que han reclamado sus sucesores como consejeros de Hacienda en Andalucía y lo que han propuesto como los de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), pero sin éxito.
La dirigente socialista se defiende afirmando que los recursos destinados por el Gobierno desde que ella llegó han aumentado lo suficiente como para compensar esa falta de financiación en su comunidad de origen, Valencia, Murcia y Castilla-La Mancha. Pero hace 8 años no pensaba lo mismo. "Hay diferentes propuestas encima de la mesa para que, en este ínterin, hasta que esto se resuelva, se puedan producir, por ejemplo, fondos adicionales para las comunidades infrafinanciadas", defiende la María Jesús Montero de 2016, que en su intervención en la cadena pública andaluza sí anticipa una medida que después ha bendecido como ministra.
Montero sugiere que para acabar con los problemas de financiación se podrían "condonar los préstamos a devolver al Estado", algo que encaja con la quita de la deuda pacta con ERC para Cataluña y que se extenderá al resto de comunidades en un intento por aplacar las acusaciones de agravio. Es cierto que en Canal Sur alude a una condonación a las comunidades infrafinanciadas y no a todas, pero sí hay coincidencia en este asunto.
En el resto de la entrevista las coincidencias encajan más con lo que hoy se le escucha a Juanma Moreno o a su sucesora en Hacienda, Carolina España. "Cada año que pasa Andalucía pierde mil millones de euros. Los ciudadanos no se pueden permitir que Andalucía esté maltratada por este modelo de financiación", decía Montero hace ocho años en la cadena pública andaluza. Este martes España dijo una frase similar, aunque elevando el agujero a 1.522 millones de euros y defendió la necesidad de remodelar el modelo por la vía multilateral, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Hace ocho años, Montero expresaba algo similar: "No hay excusas para convocar a las autonomías y empezar un debate que es el pan nuestro de cada día de los territorios".
Un día de primavera de 2018, María Jesús Montero se despertó como consejera de Hacienda de Susana Díaz y se acostó como ministra de Hacienda de Pedro Sánchez. Más allá del viraje orgánico, aunque la sevillana no era muy dada a meterse en las cosas del partido, la ahora vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno pasó de reclamar a ser el objeto de las reclamaciones. Sobre todo cuando en los meses previos a su viaje desde Torretriana a la calle Alcalá de Madrid centró su labor política en reclamar al que sería su antecesor, Cristóbal Montoro, una mejora de la financiación autonómica para acabar con el "maltrato" que el sistema vigente condenaba a Andalucía.