La expansión del peñón y la fiebre nacionalista de Picardo encienden la negociación en Gibraltar
Los ecologistas denuncian ante Bruselas que la colonia crecerá 20 hectáreas en aguas españolas después de que Picardo eleve el tono para presionar en medio de la negociación entre Londres y Madrid
Cuando España firmó el Tratado de Utrecht nadie se imaginaba que tres siglos después de aquella derrota los gibraltareños estarían utilizando piedra extraída en España para expandir el territorio de la colonia que todavía causa estragos en la moral del país. Es lo que han denunciado este miércoles los ecologistas de Verdemar en el Campo de Gibraltar, que aseguran que la colonia británica está utilizando piedra de una cantera de Casares (Málaga) para rellenar una superficie de 20 hectáreas en el este de la roca. Todo para un proyecto de expansión urbanística en aguas que el citado tratado no reconoce como parte del peñón. La denuncia ante la Comisión Europea tiene un razonamiento medioambiental, pero se produce justo después de unas declaraciones del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, que han echado leña al fuego de las negociaciones sobre el estatus de la colonia y su relación con la UE, que volverán a retomarse en fechas próximas.
Según denuncian los ecologistas, las piedras que llegan de las canteras malagueñas servirán para la construcción de espigones y transformar el litoral en un área conocida como la zona de especial protección del Estrecho Oriental. El proyecto Eastside Gibraltar contempla la construcción de varios rascacielos con viviendas de lujo, aparcamientos, un puerto deportivo, comercios y hoteles que, según el ejecutivo de Fabian Picardo cuenta con el aval de Bruselas. Hasta ahora, esos terrenos estaban ocupados por un vertedero sobre el que ahora la colonia quiere cimentar su expansión. La polémica es doble, ya que al problema medioambiental hay que añadir el uso de aguas que España no reconoce como propias de la colonia.
La denuncia de Verdemar-Ecologistas en Acción se produce solo 24 horas después de la celebración del National Day de Gibraltar, que se conmemora cada 10 de septiembre en memoria del referéndum que la colonia celebró en 1967 para decidir si quería seguir como parte de Gran Bretaña o volver a la soberanía española. El resultado es bien conocido y fue en la conmemoración de esa decisión cuando el ministro principal de la roca elevó el tono para añadir presión en las negociaciones sobre la relación que tendrá la colonia con España, y que están bloqueadas desde hace meses.
"Nunca rendiremos nuestro hogar", dijo el martes Fabian Picardo durante las celebraciones. "A ningún precio, por ningún acuerdo y por ningún beneficio", dijo el dirigente llanito, que también aseguró que no tiene intención de ceder "ni un grano de tierra, ni una gota de sus aguas, ni un soplo de su aire". La polémica de los rellenos en la zona este de la roca no están directamente relacionados con los asuntos que mantienen atascado el acuerdo entre Londres y Madrid, a pesar de que hace unos meses el optimismo era la nota dominante a los dos lados de la Verja.
En abril, cuando Pedro Sánchez anunció que no dimitiría tras sus cinco días de reflexión, Picardo mostró su apoyo a esta decisión en sus redes sociales. Unas semanas antes había participado en una reunión en Bruselas con los ministros de Exteriores del Reino Unido y España, David Cameron y José Manuel Albares, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic. El objetivo del encuentro era avanzar en el tratado que debía aclarar el estatus de la colonia cuando se va a cumplir casi un lustro de que el Brexit se hiciera efectivo. Las pistas hacían indicar que el acuerdo era inminente e incluso el secretario de Estado para la Unión Europea, Fernando Sampedro, habló de la esperanza de llegar a un acuerdo en los "próximos días".
Han pasado cuatro meses de aquella afirmación y en el 10 de Downing Street ahora hay un primer ministro laborista, Keir Starmer, y el responsable del Foreign Office es David Lammy, que asumió el cargo con el objetivo de "resetear" las relaciones con la UE. Hace sólo unos días, el 4 de septiembre, Lammy y Picardo se reunieron por primera vez y en su encuentro el responsable de Exteriores garantizó al jefe del Gobierno gibraltareño que sólo cerrarán un acuerdo con España cuando los términos "satisfagan a Gibraltar".
Los motivos del enroque hay que buscarlos en el rechazo de Gibraltar a que el control fronterizo en el aeródromo y el puerto de la colonia quede en manos de España. El pacto de Nochevieja, que permitió la transición blanda que sigue vigente, apuntaba a que durante los cuatro primeros años sería la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) la encargada de esta labor, pero la responsabilidad en última instancia cae sobre España. Esto se traduce en la presencia de policías españoles en el aeropuerto de la colonia para el control de los pasaportes, una línea roja para los británicos.
Pedro Sánchez y Keir Starmer, el pasado 18 de julio, mostraron su disposición a alcanzar una entente, aunque huyeron de los plazos para evitar presiones como las que ahora parecen reaparecer. Y a ello hay que sumar un ingrediente extra. en sus declaraciones por el National Day, Picardo reclamó a España que devuelva el bloque de hormigón que el dirigente de Vox Javier Ortega Smith se llevó de la Roca en 2014. El bloque está ahora en la sede central de Vox, en la madrileña calle Bambú. "Tengo noticias para Vox y para vosotros, amigos. Vamos a traer de vuelta nuestro bloque. ¡Reefy vuelve a casa!", sentenció Picardo.
Reefy es el nombre con el que los gibraltareños bautizaron al bloque de hormigón, pero Ortega Smith no tiene intención de devolverlo a la colonia así como así. "A ver, pirata Fabián Picardo, si te atreves, vente tú a buscarlo y te lo llevas a lomos", respondió el concejal del Ayuntamiento de Madrid y ex secretario general de Vox, que también esgrimió la vieja consigna de "¡Gibraltar español!" que provocó las iras del ministro principal del Peñón cuando se utilizó en las celebraciones de la selección española de fútbol tras ganar a Inglaterra la Eurocopa el pasado julio.
Cuando España firmó el Tratado de Utrecht nadie se imaginaba que tres siglos después de aquella derrota los gibraltareños estarían utilizando piedra extraída en España para expandir el territorio de la colonia que todavía causa estragos en la moral del país. Es lo que han denunciado este miércoles los ecologistas de Verdemar en el Campo de Gibraltar, que aseguran que la colonia británica está utilizando piedra de una cantera de Casares (Málaga) para rellenar una superficie de 20 hectáreas en el este de la roca. Todo para un proyecto de expansión urbanística en aguas que el citado tratado no reconoce como parte del peñón. La denuncia ante la Comisión Europea tiene un razonamiento medioambiental, pero se produce justo después de unas declaraciones del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, que han echado leña al fuego de las negociaciones sobre el estatus de la colonia y su relación con la UE, que volverán a retomarse en fechas próximas.
- El 'balconing' es el nuevo Gibraltar: cómo una web española casi causa un conflicto con UK Héctor García Barnés
- Hallan en Gibraltar un barco pirata del siglo XVII usado para secuestrar (y esclavizar) a españoles Álvaro Pérez I. Hdez. Velasco
- Gibraltar pide a España la devolución del bloque de hormigón que está en la sede de Vox EFE