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El pueblo de Jaén que se levanta después de tres veranos sin agua: "Me dan ataques de ansiedad esperando a que llegue"
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El pueblo de Jaén que se levanta después de tres veranos sin agua: "Me dan ataques de ansiedad esperando a que llegue"

Solera lleva desde 2018 con problemas de suministro. Viven esperando a que llegue el día que puedan abrir el grifo sin preocupación. En su guerra contra las administraciones critican que la burocracia no les lleva agua a sus casas

Foto: La vida de los solereños (Jaén) pasa por llenar barreños y garrafas. (Cedida)
La vida de los solereños (Jaén) pasa por llenar barreños y garrafas. (Cedida)

El municipio jiennense de Solera lleva tres años haciendo malabares para poder tener agua corriente en sus grifos. Los problemas con el suministro llevan desde 2018 porque el pozo que surte al pueblo está en un terreno particular y no está legalizado. En 2022 comenzaron los cortes y estos meses afrontan su tercer verano sin un acceso continuo a este recurso.

A partir de ahí comenzaron los trámites entre administraciones para subsanar este conflicto técnico-administrativo, pero, a día de hoy, el agua sigue sin pasar por el grifo de los solereños. Como solución "provisional" el Ayuntamiento de Huelma —consistorio del que depende la población de Solera— pone a disposición del municipio camiones cisterna. Se supone que con esto los vecinos disponen de entre tres y cuatro horas de provisión, pero la realidad es que a muchos no les llega.

Ana María Rodríguez es la portavoz de la Plataforma Ciudadana por Solera, cuenta a El Confidencial que esta situación genera mucho hartazgo a los residentes. Ahora están a la espera de que el ayuntamiento presente el informe de viabilidad ambiental para que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) autorice la concesión de un sondeo y la profundización del pozo que pasaría de 115 a los 150 metros. "Nos perdemos en trámites burocráticos que no nos traen agua", expresa Rodríguez, que añade que muchas veces piensa en irse del pueblo y trasladarse a Jaén, lugar donde trabaja.

Solera es un pueblo con una orografía con mucho desnivel y esto provoca que, además de los cortes, se generen muchos tapones de cal, averías y faltas de presión, según asiente la portavoz. Aclara que la mayoría de habitantes se han tenido que instalar un bidón que sirva como depósito para poder subsistir, pero hay gente que, o por falta de espacio, o por falta de recursos, tiene que vivir a base de garrafas: "Es como vivir en otra época", explica.

placeholder La mayoría de los vecinos han tenido que instalar estos bidones en sus domicilios. Cuentan con capacidad para 1000 litros y cuestan alrededor de 800 euros. (Cedida)
La mayoría de los vecinos han tenido que instalar estos bidones en sus domicilios. Cuentan con capacidad para 1000 litros y cuestan alrededor de 800 euros. (Cedida)

Rodríguez afirma que, aparte de la agricultura del olivar, este pueblo de la Sierra Morena depende en gran medida de estos días de verano en los que la población aumenta porque los que en algún momento emigraron, vuelven para pasar unos días. Sin embargo, esta tesitura hace que cada vez venga menos gente y la falta de agua genere también repercusiones económicas negativas. Además, interpreta que la sequía es otra de las amenazas y se teme que, pese a que el pozo gane en profundidad, si no llueve, seguirá seco.

Isabel tiene 59 años, es vecina de Solera y cuenta que su día es horrible. Aunque se supone que el agua empieza a llegar a las casas sobre las 9 de la mañana, a la suya nunca llega a esa hora, o ni siquiera pasa. "Mis mañanas son estar pendiente del grifo porque, cuando me llega, la van a cortar ya y no me da tiempo ni a poner una lavadora". Este problema merma su calidad de vida y detalla que le han dado ataques de ansiedad por no tener acceso a este recurso básico. "Me he cabreado muchas veces con el concejal, me dan explicaciones que no me convencen. Llega un punto en el que hablo presencialmente con él porque para que el ataque me dé en mi casa, que me dé allí con él".

Foto: Una zona de olivares en Jaén. (EFE/José Manuel Pedrosa)

La portavoz de la plataforma ciudadana relata que todo esto provoca cabreo entre los vecinos. Hay casas que tienen suministro durante las cuatro horas, y otros, como en el caso de Isabel, o no tienen, o les llega por menos de una hora.

"Yo me acuerdo de mis abuelos y veo que vamos hacia atrás. ¿Qué situación tendrían ellos?"

Esta vecina ahora es de las que tiene un depósito instalado, pero antes se daba tres o cuatro viajes a la fuente del pueblo a llenar garrafas, —esa fuente ahora también está seca—. "Yo me acuerdo de mis abuelos y pienso que vamos como los cangrejos, hacia atrás. Había días que bañando a mi hija con barreños, ella me decía: 'Mamá, ¿esto siempre va a ser así?' Es una odisea todo". "Yo me siento delante del bidón a escuchar cómo caen las gotas de agua", detalla Isabel, que lamenta que "para las instituciones siempre somos lo último".

En un comunicado la CHG afirman que conoce "la difícil situación de desabastecimiento que padece la población de Solera y ha gestionado en todo momento con el mayor rigor y celeridad posibles este procedimiento administrativo" y explican que cuando dispongan del informe de viabilidad ambiental, o la resolución por parte de la Junta de Andalucía de la no necesidad del mismo, "la CHG resolverá el expediente concesional a la mayor brevedad posible, en uno o dos días".

Una paciencia que se agota

Mientras las administraciones siguen con sus trámites, Antonia, otra vecina, dice que "hemos tenido paciencia, pero llega un momento en el que se te agota". Ella explica que dentro de lo malo, no está en la peor coyuntura, ya que sí que dispone de esas horas de suministro y gracias al depósito lo sobrelleva lo mejor que puede, pero apunta que hay días que no llega la suficiente agua y tienen que coger el coche para disponerla de fuera. Insiste en que es una circunstancia muy difícil y que "el pueblo está en un punto en el que no puede más".

Aprovechando la celebración de las fiestas en honor al Cristo de la Buena Muerte, la Plataforma Ciudadana por Solera concentró frente al Ayuntamiento de Huelma alrededor de unas 300 personas reclamando una solución urgente para recuperar el abastecimiento de agua potable en sus viviendas. Además de los 219 habitantes censados en 2023, se unieron esos vecinos que regresan al pueblo de vacaciones.

Es el caso de Emi. Ella vive en Valencia, pero nació en Solera y pasó toda su infancia y adolescencia en el pueblo. Cuenta que tiene un fuerte arraigo y que le gusta venir cada vez que puede, pero esta etapa provoca que cada vez sean menos. "Este problema lo dejo en el pueblo cuando me voy, pero me preocupa que Solera tiene una población muy dependiente que tiene muchos problemas y no puede vivir así". Comenta que el pueblo acoge a todo el mundo y que "mientras mi vecino tenga agua, sé que yo también tendré".

placeholder Concentración de los habitantes de Solera frente al Ayuntamiento de Huelma. (Cedida)
Concentración de los habitantes de Solera frente al Ayuntamiento de Huelma. (Cedida)

Emi aclara que "quiere seguir viniendo a un pueblo con vida", pero tiene claro que "si quieres matar a un pueblo, lo primero es dejarlo sin agua". En Solera están ya hartos de este escenario y por eso se han levantado para pedir algo tan básico a las administraciones. Los vecinos llevan tres veranos viviendo pendientes de las llaves de paso y hasta rezando para que esta situación se acabe y puedan vivir sin el miedo de abrir el grifo y que no caiga ni una gota.

El municipio jiennense de Solera lleva tres años haciendo malabares para poder tener agua corriente en sus grifos. Los problemas con el suministro llevan desde 2018 porque el pozo que surte al pueblo está en un terreno particular y no está legalizado. En 2022 comenzaron los cortes y estos meses afrontan su tercer verano sin un acceso continuo a este recurso.

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