Mosquiteras, bares vacíos y mayores en casa: pánico en el epicentro del virus del Nilo
Aunque ya se ha detectado en Córdoba, Cádiz y Huelva, las localidades del bajo Guadalquivir centran la preocupación. En La Puebla del Río ya se ven menos insectos que hace dos semanas
En Coria del Río y La Puebla del Río las empresas del sector de las mosquiteras no han detectado grandes cambios en las últimas semanas, a pesar de que los primeros mosquitos con el virus del Nilo se detectaron el 4 de junio. Es lógico si se tiene en cuenta el apellido de estas dos localidades sevillanas, que nacieron al calor del cauce del Guadalquivir. Los corianos y los cigarreros (el gentilicio de La Puebla) están acostumbrados a cubrir sus ventanas con esta protección contra los insectos porque la convivencia con ellos no es una novedad. Pero sí lo es la alarma que ha cundido este verano en las zonas más afectadas por este problema de salud pública, que ya acumula nueve casos positivos y se extiende por las provincias de Andalucía occidental.
"Así no se puede vivir", se quejaba la cantante coriana Pastora Soler en una publicación en sus redes sociales, que tuvo su reflejo en una concentración en su pueblo vecino, La Puebla, donde unas 2.000 personas protestaron este lunes para reclamar una mayor coordinación entre administraciones y atajar la situación, que genera intranquilidad en esta zona del área metropolitana de Sevilla. Las alarmas saltaron hace ahora un mes, cuando una mujer de la localidad falleció como consecuencia del virus del Nilo. Entonces, explican vecinos del pueblo, el temor no se había propagado como para afectar a la vida diaria del municipio. Ahora sí se ven colas en las farmacias para comprar los repelentes de mosquitos y hay bares más vacíos de lo habitual.
"Hay gente mayor que no sale", admiten desde el equipo de la alcaldesa de La Puebla, Lola Prósper, una de las regidoras más implicadas en el combate a este problema de salud pública. Como Modesto González, alcalde de Coria del Río, reciben datos actualizados de la presencia de mosquitos que portan el virus del Nilo de la Estación Biológica de Doñana. Este centro dependiente del CSIC detectó el 4 de junio el primer insecto con el agente patógeno, mientras que en 2023 este hito se superó el 17 de julio. Así lo explica Jordi Figuerola, uno de los mayores expertos en el virus del Nilo y que trabaja con un equipo de 7 personas encargadas de monitorizar la situación este verano.
Figuerola admite que este verano ha culminado una especie de tormenta perfecta para la proliferación de los mosquitos que hacen las veces de vectores del virus. En la Estación Biológica de Doñana ya saben qué patógeno "pasa el invierno" en España y que las temperaturas suaves en esta época del año favorece una mayor supervivencia de hembras. Así lo demuestran los registros que comenzaron en 2004 en caballos y aves, que sirven como centinelas del virus. A ese invierno suave le siguió una primavera muy lluviosa, con precipitaciones en marzo y abril que favorecieron la reproducción del animal antes incluso de la inundación de las miles de hectáreas de cultivos de arroz que hay en la zona. Esas lluvias permitieron además la anegación de 25.000 hectáreas para ese cultivo después de dos años en blanco por la sequía.
Los datos del centro del CISC confirman que hace dos semanas el número de mosquitos se disparó, pero ese estallido coincidió con la entrada en vigor del contrato de la Diputación de Sevilla. El organismo supramunicipal llegó a un acuerdo con 13 ayuntamientos y, en colaboración con la Junta de Andalucía como autoridad sanitaria, concedió a dos empresas el fumigado de las zonas donde proliferan los insectos y los márgenes del Guadalquivir. Desde entonces, aseguran en el Ayuntamiento de la Puebla del Río, la presencia ha caído en un 80%. A la labor que llevan a cabo las dos empresas se suman los trabajos que ya tenía en marcha el consistorio que dirige Lola Prósper, igual que otros municipios especialmente afectados, que se centran en zonas verdes e imbornales del centro urbano.
Las reuniones de coordinación entre la Junta, la Diputación y los municipios afectados ya contemplan incluso el uso de drones para luchar contra el mosquito ."Se trata de ver qué funciona y qué no", explican desde el consistorio cigarrero. Aunque todas las fuentes consultadas coinciden en que la actual crisis debe servir para impedir que la improvisación de este año vuelva a repetirse. "En invierno ya deben estar listos los planes para saber cómo se van a controlar los mosquitos cuando se detecten los primeros positivos", avisa Jordi Figuerola, que coloca el primer hito en la fecha de inundación de los arrozales. En las miles y miles de hectáreas que se inundan para el cultivo del arroz hay zonas en las que el agua se estanca, favoreciendo así la reproducción del mosquito.
"Cada uno tiene que saber cuál es su responsabilidad y quién debe afrontar cada gasto", defiende Figuerola, que también extiende esa necesidad de vigilancia en el ámbito privado. "Hay que tener mucho cuidado con las piscinas sin tratar, el agua que se queda en los platos de las macetas y los depósitos de los aires acondicionados", señala el experto del CSIC, que reconoce que la respuesta actual de las administraciones es la única posible: el uso de insecticidas para acabar con los adultos y las recomendaciones a la población que van desde la instalación de mosquiteras al uso de prendas de manga larga a primera y última hora del día, que es cuando más presencia de mosquitos se registra.
Mientras tanto, el temor avanza con la sensación entre la población de que hay más enfermos de los que figuran en las estadísticas. "Hay mucha gente sin síntomas o con síntomas leves que va al centro de salud y los mandan para atrás", expresa un vecino de la zona. Otro vecino, en privado, asegura que el número de punciones para detectar el virus en el Hospital Virgen de Valme, el que corresponde a esta zona de la provincia de Sevilla, es más elevado de lo habitual. Antonio Tomás Pineda sabe lo que es pasar por esa situación, ya que su madre fue la segunda víctima del virus del Nilo este año y en 2016 su padre tuvo los síntomas y logró superarlos, pero sin un diagnóstico. "La gente tiene verdadero miedo", se queja este vecino de La Puebla del Río, que reclama a las administraciones que se tomen en serio el problema y establezcan un liderazgo claro para evitar que cada verano se repita una situación que ha puesto en alerta a todo el bajo Guadalquivir.
En Coria del Río y La Puebla del Río las empresas del sector de las mosquiteras no han detectado grandes cambios en las últimas semanas, a pesar de que los primeros mosquitos con el virus del Nilo se detectaron el 4 de junio. Es lógico si se tiene en cuenta el apellido de estas dos localidades sevillanas, que nacieron al calor del cauce del Guadalquivir. Los corianos y los cigarreros (el gentilicio de La Puebla) están acostumbrados a cubrir sus ventanas con esta protección contra los insectos porque la convivencia con ellos no es una novedad. Pero sí lo es la alarma que ha cundido este verano en las zonas más afectadas por este problema de salud pública, que ya acumula nueve casos positivos y se extiende por las provincias de Andalucía occidental.
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