Del lince ibérico al caballo marismeño: blindan material genético de la raza equina amenazada de Doñana
La Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño de Almonte y la Diputación de Huelva desarrollan un programa de mejora y conservación para garantizar el futuro de estos animales. Esta semana ha sido su día grande
Llegaron desde Matochal, la Vera o de Nueva Marismilla, de la Rocina Sur y de tantas otras fincas y parajes de Doñana que son su hogar desde hace siglos. Atravesaron el espacio natural, levantando pequeñas olas a su paso por las marismas y envueltos en nubes de arena blanca en su trote por los pinares, que anunciaban su llegada inminente a la aldea del Rocío.
El municipio de Almonte (Huelva) vivió este miércoles y un año más la Saca de las Yeguas, una tradición ancestral que dibuja en el entorno de Doñana una estampa salvaje e inigualable, un rodeo de más de 1.500 equinos –entre yeguas y potros– conducidos por los yegüerizos desde el espacio protegido hasta el recinto Huerta La Cañada, en el pueblo, donde dio comienzo la feria ganadera anual por la festividad de San Pedro.
"Aquí contamos los años de saca de las yeguas a saca de las yeguas, es un calendario muy diferente". Manuel Ángel Viejo, ganadero almonteño, recorrió las marismas en busca de sus animales –este año va con seis ejemplares– para llevarlos al encierro antes de que comience el desfile animal, tras el amanecer de este 26 de junio. El mismo ceremonial siguen todos y cada uno de los ganaderos de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño, dos días con sus noches, recogiendo y reuniendo a sus animales.
"Esto que veis es una forma de vida. En la saca refrendamos lo que hacemos a lo largo de todo el año, cuidar de nuestro ganado, y tengo que admitir que me siento un privilegiado porque entramos en una zona de Doñana que el hombre pisa muy de tarde en tarde y se mantiene igual desde hace siglos", comentó con voz rota por el relente y las horas de trabajo acumuladas.
Distribuidas en un total de seis tropas, yeguas y potros van pasando desde primera hora de la mañana por las puertas de la ermita de la Virgen del Rocío, en la aldea, y después de una parada (el sesteo), llegaron a mitad de la tarde al pueblo de Almonte.
520 años de tradición
La Saca de las Yeguas, que ha cumplido 520 años desde la primera edición documentada tiene otro objetivo. Se ha hecho necesaria para mantener una población animal estable en el interior del espacio protegido, aclara el presidente de la Asociación de Criadores de Ganado Marismeño, Diego Díaz. El cupo marcado por la normativa es de unas 1.100 cabezas de caballo marismeño y otras tantas de raza bovina marismeña, concreta.
El caballo del espacio protegido, una de las tres razas autóctonas que viven en Doñana, –junto al caballo de la retuerta y la vaca marismeña– y que comparte territorio con el lince ibérico, está incluido como especie amenazada en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España, actualizado el pasado año (RD 527/2023).
La Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño y la Diputación de Huelva trabajan mano a mano, con sus respectivos equipos veterinarios, para sacarla de esta lista roja a través de un programa de mejora y conservación de la raza que vienen desarrollando en el Centro de Investigación Agrícola y Ganadera (CIAG) Huerto Ramírez, de la administración provincial.
Una de las herramientas más utilizadas en los planes de conservación es la custodia de material genético en el Banco Nacional de Germoplasma Animal y el programa para garantizar el futuro del caballo marismeño ya ha blindado muestras de sementales selectos –de un total de seis animales– en este reservorio genético.
"Tenemos un caballo que ancestralmente tiene más de 500 años sin haber tenido influencia de razas foráneas", afirma una de las veterinarias del equipo de la Diputación, Montserrat Venegas. "Vienen antropólogos de todo el mundo porque son un retrato del caballo de hace más de cinco siglos, viviendo en libertad y sin cruzarse con ningún otro, lo que tiene un enorme valor científico tanto por no haberse cruzado, por ser un patrimonio genético intacto, como por lo que supone que sean animales que su forma de vida es la de hace 500 años", subraya.
"Hay que ir cambiando de sangre"
Una de las muestras que desde Huelva se ha enviado al Banco Nacional de Germoplasma Animal pertenece a Perol, el semental seleccionado por la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño cuyo semen fue utilizado para la inseminación artificial –como método reproductivo– en las yeguas marismeñas en Huerto Ramírez y del que nació la primera potra de raza equina marismeña en el centro de investigación.
A Perol, que está de vuelta en las marismas de Doñana, se le escogió por cumplir con el patrón racial y por sus especiales características. "Cuando empezamos a tratarlo, comprobamos que además de contar con una muy buena morfología, era un animal inteligente, dócil y noble", indica el presidente de la asociación de criadores. El semental tiene ya relevo: "Hay que ir cambiando de sangre", aclara Díaz.
La inseminación artificial, una técnica básica que facilita la reproducción y acorta los tiempos de selección, constituye el eje del programa diseñado para la mejora raza. "Se acelera la mejora genética y, al mismo tiempo, ayuda a la conservación porque son sementales selectos". La veterinaria del Servicio de Agricultura y Ganadería de la Diputación remarca que "inseminaciones se hacen miles, pero cuando lo haces con una raza autóctona, que está amenazada, y además forma parte de una ruta ganadera en un centro público como es Huerto Ramírez, no estamos hablando de una inseminación cualquiera".
La difusión, precisamente a través de esta ruta ganadera, constituye el tercero de los ejes del programa en esta finca, que visitan varios miles de personas durante el año. "Los núcleos de animales que están en Huerto Ramírez no solo sirven para investigación, sino que representan otro reservorio animal, al permanecer aislados y puros", remarca Venegas.
El censo equino del centro de investigación en estos momentos es de cuatro yeguas adultas, una potra y cuatro potros de leche. Por su parte, el presidente de la Diputación de Huelva, David Toscano, incide en que "nuestras razas autóctonas no solo son una riqueza natural, sino también un símbolo de nuestra identidad y cultura, y amos a continuar trabajando en la conservación de este patrimonio que los almonteños comparten con toda la provincia de Huelva".
Llegaron desde Matochal, la Vera o de Nueva Marismilla, de la Rocina Sur y de tantas otras fincas y parajes de Doñana que son su hogar desde hace siglos. Atravesaron el espacio natural, levantando pequeñas olas a su paso por las marismas y envueltos en nubes de arena blanca en su trote por los pinares, que anunciaban su llegada inminente a la aldea del Rocío.