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Cinco claves para entender el sector de los frutos rojos de Huelva
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Radiografía de la industria fresera

Cinco claves para entender el sector de los frutos rojos de Huelva

Estos cultivos, que se popularizaron en los años 80, dan vida a una decena de pueblos, mueven unos 160.000 empleos y casi 1.500 millones de euros

Foto: Cultivo de fresas en Moguer, Huelva. (EFE/Julián Pérez)
Cultivo de fresas en Moguer, Huelva. (EFE/Julián Pérez)

El sector de los frutos rojos, tanto el productor como el comercializador, es uno de los grandes desconocidos de la agricultura andaluza, aunque es uno de los más importantes de España y de Europa. Desde hace semanas, esta industria se ha visto envuelta en la polémica tras la decisión de la Junta de Andalucía de apoyar la legalización de unas 800 hectáreas de cultivos ya existentes situadas en la corona norte de Doñana que no tienen derechos de agua (depende del Gobierno central), lo que ha provocado un firme rechazo del Ejecutivo de Pedro Sánchez y el recelo de la UE, que también cree que esta medida afectará negativamente al parque nacional.

Sin embargo, la realidad del sector de los frutos rojos, reducido ahora a cruces de acusaciones diarias en la disputa política, es mucho más que eso y es necesario conocer algunas de sus claves para entender la importancia de lo que está en juego.

Sus orígenes

Su inicio se remonta a los años 70, cuando a las condiciones favorables del clima y del suelo se unieron la creciente demanda europea por productos hortofrutícolas tempranos y extraestacionales, y, sobre todo, la iniciativa innovadora de empresarios, entre los cuales destaca Antonio Medina por su función pionera en la introducción del cultivo y de las técnicas adecuadas desde los años 60.

Es en los años 80 cuando se produce paralelamente el auge de los cultivos bajo plástico en Almería (pepinos, tomates, calabacines, etc.) y en Huelva (primero fresas y luego otras variedades de frutos rojos). La gran diferencia es que, mientras en la provincia almeriense esos cultivos permitieron poner en valor terrenos casi desérticos y no utilizados, en la onubense esas plantaciones crecieron de manera desordenada, rodeando el Parque Nacional de Doñana, dando vida a todos los municipios de la zona, pero amenazando a esta reserva natural.

Foto: La fresa de Huelva sufre una crisis de reputación. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Desde su centro pionero en Palos de la Frontera y Moguer, el cultivo de la fresa se expandió por la mayor parte de los municipios litorales de la provincia de Huelva, formando fundamentalmente tres núcleos.

Su superficie

Casi el 80% de la superficie cubierta por plástico actual se concentra en siete municipios, siendo Moguer el que mayor superficie acoge, seguido de Almonte, Lepe, Cartaya, Lucena del Puerto, Gibraleón y Palos de la Frontera. Estos municipios viven prácticamente de este monocultivo, que ha permitido su gran auge económico en los últimos 30 años.

Según datos de Interfresa, la organización que representa al sector desde 2019, en la actualidad estos cultivos aglutinan aproximadamente 11.700 hectáreas, de las cuales ya solo la mitad, unas 6.000, corresponden a fresa; mientras que más de 3.300 se dedican a arándanos, más de 2.000 a frambuesas y unas 150 hectáreas corresponden a la producción de moras.

El sector cuenta con unos 1.300 productores, 20 cooperativas de primer grado, dos de segundo grado (Onubafruit y Unica group) y seis asociaciones empresariales, a lo que hay que sumar 117 exportadores regulares (aquellos que llevan más de cuatro años seguidos vendiendo fuera).

Su producción

La fresa es un cultivo estacional. La máxima producción se da en marzo y abril. Las campañas centroeuropeas y española se solapan desde mayo, y entonces la comercialización de fresa andaluza decae drásticamente debido a la competencia, ya que las altas temperaturas en Andalucía afectan a la calidad del fruto.

Andalucía, y más concretamente Huelva, produce el 97% de los frutos rojos de España y el 30% de Europa. Estos productos son exportados especialmente a Reino Unido, Alemania, Francia y Países Bajos. Además, en el caso de la fresa, Huelva es el mayor exportador mundial.

Foto: Agricultores celebran en el Parlamento la tramitación de la ley de cultivos del entorno de Doñana. (EFE / José Manuel Vidal)

En el ámbito exterior, en 2022 la exportación de frutos rojos de la provincia se situó en 451.631 toneladas y el valor ascendió a 1.394 millones de euros, un 5% más que en 2021. La fresa lidera las ventas al exterior con 230.378 toneladas y 573 millones de euros. Huelva representa el 83% de la exportación nacional de esta fruta. Son también de gran importancia la frambuesa, con 59.568 toneladas exportadas en 2022 y 431 millones de euros, así como el arándano, con 55.750 toneladas y 282 millones de euros.

Su empleo

En conjunto, el sector de fresa y frutos rojos sostiene e impulsa el tejido social y económico andaluz, representando el 11,35% del PIB de la provincia de Huelva, y da trabajo de manera directa a 100.000 personas y a 160.000 si consideramos el empleo indirecto.

Cada año, unas 15.000 trabajadoras temporeras (mujeres en la mayoría de los casos) procedentes de Marruecos son contratadas en origen para que vengan a España durante la campaña de recogida de la fresa. Este pasado año se ha realizado además un proyecto piloto con trabajadores de Ecuador (221 personas) y con Honduras (242 personas).

Estos trabajadores extranjeros han desarrollado más de 810.000 jornadas, lo que supone el 41,5% del número total, según se dio a conocer en el marco de la Comisión Provincial de Seguimiento del Convenio para la Ordenación, Coordinación e Integración Sociolaboral de los Flujos Migratorios.

Foto: Plantación de fresas en Lucena del Puerto, en la comarca del Condado de Huelva. (Aníbal Gómez)

Son numerosos los colectivos e instituciones, incluido el Defensor del Pueblo Andaluz, que han denunciado reiteradamente la situación que viven parte de esos temporeros en 40 campamentos de chabolas repartidos por toda la zona, que en más de una ocasión han sufrido incendios y han llegado a provocar la muerte de algún trabajador.

El sector de los frutos rojos subraya que se compromete a garantizar un salario justo y digno a todos sus trabajadores, y para ello asegura que cualquier empleado del sector no perciba una remuneración inferior al salario mínimo interprofesional, que actualmente es de 55,19 € por una jornada de seis horas. Esta cantidad se amplió en la actualización del último convenio colectivo del campo en enero de 2023 y se aplica a todos los trabajadores, sin excepción, "reflejando el compromiso del sector por garantizar condiciones laborales justas y equitativas para todos sus empleados", según Interfresa.

Su consumo de agua

El punto más polémico, o del que más se ha hablado en las últimas semanas, es sobre el consumo de agua de los frutos rojos y cómo afecta esto al Parque Nacional de Doñana.

Según la interprofesional del sector, el 100% de las fresas y los frutos rojos exportados cuentan con la certificación Spring de GLOBALG.A.P IFA para cultivos, que avala a productores y comerciantes en la gestión legal, eficiente y responsable del agua que usan para el riego. Actualmente, este es el programa de aseguramiento líder en el mundo, logrando que los requerimientos del consumidor se vean reflejados en la producción agrícola en una creciente lista de países (actualmente, más de 135 en todos los continentes).

El sector cuenta con las técnicas más punteras que garantizan el uso eficiente y el ahorro de agua, convirtiendo esta industria en los últimos años en un referente para otros países. Entre otras buenas prácticas sociales y medioambientales, los agricultores han implementado sistemas de riego eficiente que han convertido el cultivo convencional a producción integrada (77%) y bio (20%), y se ha impulsado la hidroponía.

Foto: Aspecto de la laguna de Santa Olalla: la más grande de Doñana. (EFE/EBD-CSIC)

Sin embargo, la polémica por el uso del agua no se produce sobre las eficientes técnicas utilizadas para el cultivo, sino por el origen de su extracción. Las organizaciones ecologistas llevan años denunciando la proliferación de todo tipo de pozos ilegales en el entorno de Doñana. Esta situación se ha revertido en los últimos años, pero sigue siendo insuficiente.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, prevé terminar esta legislatura con el cierre de hasta 1.200 pozos, de los que 443 son de la Comunidad de Regantes El Fresno, a los que se les ha dado concesión definitiva para sustituir el agua subterránea por agua superficial. El año pasado, la CHG cerró 71 pozos ilegales, que vinieron a sumarse a los 220 pozos ya cerrados por ejecución forzosa desde 2018, 105 de ellos sellados de forma voluntaria por los usuarios tras la recepción de las multas.

Sin embargo, el Gobierno central aún no ha ejecutado el trasvase de los ríos Tinto, Oiel y Piedras que aprobó el Congreso de los Diputados en diciembre del año 2018 porque no ha construido el desdoble del túnel de San Silvestre, una infraestructura que ahora ha decidido activar tras esta polémica, aunque no estará antes de 2026.

El sector de los frutos rojos, tanto el productor como el comercializador, es uno de los grandes desconocidos de la agricultura andaluza, aunque es uno de los más importantes de España y de Europa. Desde hace semanas, esta industria se ha visto envuelta en la polémica tras la decisión de la Junta de Andalucía de apoyar la legalización de unas 800 hectáreas de cultivos ya existentes situadas en la corona norte de Doñana que no tienen derechos de agua (depende del Gobierno central), lo que ha provocado un firme rechazo del Ejecutivo de Pedro Sánchez y el recelo de la UE, que también cree que esta medida afectará negativamente al parque nacional.

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