De caminata con el alcalde récord del PP: "Probablemente, será mi último mandato"

Son las siete de la mañana y llueve con intensidad en una Málaga seca. El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, cruza el portal de su casa a la hora acordada. Paraguas en mano, chaquetón deportivo y jersey. "Estoy levemente resfriado, pero se va curando", confiesa, antes de comenzar la caminata que le sirve para descomprimir. Sobre todo en medio de una campaña electoral que comienza a llegar a su fin y que lo sitúa frente a su sexta victoria.

Las gotas caen y los rayos de sol no logran atravesar el cielo gris y áspero cuando De la Torre comienza a caminar. Deja atrás el nudo circulatorio de la plaza del General Torrijos y pasa junto al cubo de rubik del Museo Pompidou. Uno de los iconos de la transformación de una ciudad que algunos sitúan al borde de una muerte por éxito y que parece enfrentarse a la encrucijada de su futuro.

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"Creo que se equivocan" los que plantean las municipales del domingo como un plebiscito sobre el modelo, opina el regidor, que defiende que "Málaga es una ciudad de éxito". Reconoce que hay que atajar los "efectos negativos" que conlleva este atractivo, como puede ser el incremento del precio de la vivienda provocado por una mayor demanda, pero insiste en que "la situación es bastante buena".

Explica que no percibe un sentimiento de turistofobia en la población autóctona, pero confiesa que hay que dar pasos para evitar que surja. Como "descentralizar" la oferta y "crear más espacios atractivos" para los visitantes fuera del circuito habitual que repercuta en la economía de los barrios; y una medida siempre polémica: "Aplicar una tasa consensuada con el sector". El objetivo principal de la misma serían los propietarios de "dos o más viviendas turísticas" y parte del dinero que se recaudase se destinaría a engrosar el fondo municipal de ayudas al alquiler.

De la Torre cree que se equivocan quienes plantean las elecciones del próximo domingo como un plebiscito sobre el modelo de ciudad

De la Torre, que durante su paseo transita por la Málaga de Instagram, la del Muelle 1, la dársena de los megayates y La Farola, saluda a los pocos vecinos que han desafiado al mal tiempo, mientras remarca que "siempre he tratado que la ciudad esté en vanguardia". Una labor que pretende continuar durante los próximos cuatro años, pese a que su candidatura estuvo en el aire durante un impasse que desató los nervios en el PP y disparó el optimismo en la oposición de izquierdas. El alcalde sorprendió cuando verbalizó una de las cuestiones que más peso iban a tener en la toma de decisión: disponer de tiempo para poder hacer deporte.

La agenda del regidor es muy extensa, y parte de su gran popularidad radica en ello. En el mismo día, puede estar en un acto con el Rey y en una verbena de una asociación de vecinos. Pero este ritmo acaba siendo absorbente y cada vez va arrinconando más aspectos de su vida privada. Como nadar, su gran pasión. Por eso, en caso de ser reelegido —todas las encuestas lo dan por hecho—, ha avisado de que debe ser capaz de organizarse para acudir a la piscina "dos o tres días a la semana durante una hora y media".

"Sentirme más en forma, porque eso permite dar lo mejor para Málaga", comenta al transitar junto al Club Mediterráneo, el lugar donde acude a bracear cuando logra sacar un momento libre. Este es mínimo durante los días de campaña, así que lo cambia por caminatas, de menor duración, pero que le ayudan a meditar cuestiones importantes de una forma más pausada. Su candidatura fue una de ellas, sobre todo cuando su esposa, públicamente, le pidió que dejara la política. Fue después de sufrir un derrame cerebral, y el regidor comprende su preocupación, pero confiesa que tiene "la sensación interna de seguir siendo útil". "Es lo que los japoneses resumen con el concepto ikigai, que se puede traducir como la razón de vivir o ser", detalla, antes de contar que, "en casa, sin estar muy de acuerdo con mi decisión, me comprenden, porque saben de mi pasión por Málaga".

Cuatro años, incluso en la oposición

Los pasos del regidor le adentran en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso y la lluvia concede una tregua. Los transeúntes cierran sus paraguas y los charcos concentran la atención de los que no quieren mojarse los zapatos. Junto a la costa, la publicidad electoral que prende de las farolas anuncia la inminente cita con las urnas.

—Si resulta reelegido. ¿Será su último mandato?

—Es lo más probable.

—¿Y estará los cuatro años?

—Ese es mi compromiso.

—¿Aunque los votantes le envíen a la oposición?

—Pues estaré en la oposición, aunque tengo la sensación de que vamos a ganar.

Francisco de la Torre evita pronunciarse con contundencia cuando se le pregunta si 2027 será el año del punto y final a su carrera política. "No me he planteado qué haré después", comenta al respecto, y se muestra igual de misterioso al ser cuestionado sobre si está abierto a un retorno a la política nacional. Se intuye que no guarda un gran recuerdo de su etapa como senador —"intenté que se hablara de descentralización, de financiación…"—, pero al insistirle, sonríe y apunta que "trataría de aportar lo mejor de mí" si fuese elegido para una de las cámaras.

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El veterano dirigente, que ha entrado en el club de los 80, diluye su optimismo natural a la hora de analizar las nuevas formas políticas y si hay sitio para alguien como él en un contexto maquiavélico. De la Torre, sobre todo, se muestra tremendamente sorprendido y preocupado por "la banalización de la diferencia entre la verdad y la mentira, por cómo la gente es capaz de construir un mensaje sobre la nada y sostenerlo como tema de campaña". Lo dice, principalmente, por su principal adversario, el candidato socialista, Daniel Pérez, y su promesa de construir 10.000 VPO. "Saben que no iniciarían ni una, porque es suelo privado que tiene que tener un desarrollo y a los promotores a los que les encomiendas esa tarea de construir viviendas protegidas no les interesa", remarca, mientras en la distancia se observa la inconfundible publicidad de campaña del PSOE con su predominante color rojo.

La vivienda ha sido un tema capital en la política malagueña durante los últimos meses, y que Pérez haya logrado situarla en el centro del debate es algo que hasta le reconocen en el PP. Pero el regidor, que reconoce las dificultades de acceso al parque inmobiliario de la ciudad, pide que se aborde la cuestión de una forma integral, seria y alejada de soflamas con intereses partidistas. Por eso piensa que la ley de vivienda ha sido una oportunidad fallida. "Tras cuatro años de debate interno en el Gobierno, no produce cambios en los aspectos importantes", critica, para lamentar que "no genera un marco legal que estimule a los promotores, ni plantea el tema de las viviendas turísticas o las VPO sin que se contraiga la oferta".

El alcalde se muestra preocupado por “la banalización de la diferencia entre la verdad y la mentira” que observa en la nueva política

"Me sorprende la normalidad con que se vende la mentira", insiste el alcalde, que asiste con indiferencia al edadismo que parece instalarse en la política actual y que ha sufrido con expresiones como: "Ha pasado su tiempo", "se necesita savia nueva" o "es necesaria gente joven". De la Torre, que mantiene el ritmo durante el paseo, concluye que hay que "sumar las capacidades, tanto en política como en la vida; y los que tenemos edad podemos aportar el enfoque de los temas que ofrece la experiencia".

Sánchez, ETA, Bildu...

La figura totémica de la corriente disruptiva que ha sacudido el tablero político español en los últimos años es, para muchos, sin duda alguna, Pedro Sánchez. El alcalde huye de discursos hiperventilados y frases hechas para redes cuando perfila al presidente del Gobierno, entre otras cosas, "porque no le conozco en el plano personal". El principal reproche que le hace es que "adopte medidas en beneficio de la estrategia de unas siglas, no en lo que puede ser mejor para el país", y le recuerda que "los grandes partidos nunca deben perder la visión de Estado y explorar la capacidad de diálogo", para afearle que haya desechado cualquier contacto con el PP. "Debería haber sopesado la posibilidad de otras alternativas de gobierno" y no haberse apoyado constantemente en formaciones radicales que persiguen "desestabilizar España".

EH Bildu es una de ellas. El partido extremista ha marcado el inicio de la campaña del 28-M con la inclusión en sus listas de 44 etarras. Francisco de la Torre ha sufrido el zarpazo de la banda terrorista en dos ocasiones. La primera vez, el 15 de julio de 2000, cuando asesinó al concejal malagueño José María Martín Carpena, y la segunda, meses después, el 9 de octubre de ese mismo año, con el crimen que se cobró la vida de su cuñado, el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) Luis Portero. Por eso es interesante escuchar su opinión sobre esta polémica, aunque advierte de que le gustaría centrarse en asuntos municipales.

El regidor, que espera su turno en la puerta de la panadería del barrio de La Malagueta en la que suele comprar una barra integral, se limita a comentar que el partido abertzale radical no podía esperar que su decisión no fuese objeto de crítica y que le sorprendió "la tardanza y la suavidad en la respuesta del Gobierno". "No he hecho el análisis de los tiempos, si cuando el PSOE negociaba los apoyos a la ley de vivienda, EH Bildu estaba confeccionando sus listas. Pero es muy probable", señala.

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El inesperado protagonismo de las siglas lideradas por el terrorista Arnaldo Otegi ha puesto de manifiesto la desunión de los partidos constitucionalistas ante un asunto con una gran carga emotiva y ha alimentado las dos almas que, según sus rivales, conviven en el PP. La iniciativa de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para ilegalizar el partido independentista vasco generó una división ante la que De la Torre tiene clara su posición. "[Alberto Núñez] Feijóo está en el acierto legal, la medida que plantea Ayuso no tiene recorrido", zanja el regidor, que va más allá de la polémica y el ruido electoralista cuando afirma que, "frente a la alternativa de los asesinatos, es mejor que exista EH Bildu".

"Hay que superar esa etapa, pero no se puede olvidar lo que hicieron", por eso recomienda a los abertzales radicales que tienen que darse cuenta de que "no pueden mantener esa postura cínica e insensible". "Como representantes políticos del mundo de ETA, no pueden ofender a los que hemos sufrido en nuestro entorno más cercano el terrorismo".

Feijóo, "un político muy hecho"

De la Torre, que paga el pan tras interesarse por cómo evoluciona la alergia de la dependienta, no es tibio a la hora de pronunciarse sobre temas espinosos, ni a las puertas de una cita con las urnas, ni ante las reacciones que pueda generar. Como cuando en una entrevista en este periódico no dudó en mostrar su oposición al cordón sanitario a Vox que le exigía entonces la izquierda y defendió el diálogo con todas las formaciones, "hasta con Esquerra". Por eso muestra su admiración por Feijóo, "un político muy hecho, muy maduro". "Con la experiencia de gobierno en Galicia que dan cuatro mayorías absolutas y una gran visión de Estado", por lo que considera "excesivo" darle consejos sobre cómo afrontar las generales que se celebrarán en unos meses.

El regidor, aunque durante la campaña ha tratado de desplegar un discurso puramente municipalista, según explica, sí atisba que "es muy posible" que los resultados del próximo domingo "puedan tener alguna consecuencia". Él quiere aportar su granito de arena a la lectura del vuelco electoral y por eso reclama una "mayoría amplia" que en el plano local proporcione "estabilidad y seguridad". Un diagnóstico consecuencia de las fricciones con Ciudadanos durante su último mandato, y que le lleva a reflexionar —también en clave nacional— que "los gobiernos de coalición funcionan hasta que el socio dice: ‘Voy a hacer oposición".

El semáforo comienza a parpadear y el regidor anima a correr para cruzar de acera. Los padres esperan en la parada la llegada del autobús escolar y cruzan unos buenos días con De la Torre, que en la puerta del portal de su casa se disculpa "por si he hablado mucho". Mira el reloj y comenta que tiene un acto de partido a las 9:30. Toca afeitarse, "como todas las mañanas". "Tengo esa costumbre", porque no se ve con el "look aventurero" de barba de tres o cuatro días. Y después de la ducha, desayunar. "Pan con aceite y leche desnatada".