Historia de una detención en un gimnasio de Marbella que llegó a tu teléfono móvil

La mayoría de los que comentaban la noticia lo hacía con cierta guasa. "El tema del crossfit ya empezaba a oler raro", comentaba un internauta, mientras que otro apuntaba: "Estaba ocupando un banco y mirando el móvil durante más dos horas". Pero había quien también cuestionaba la actuación policial: "Un recinto cerrado con una sola salida, no sé, yo lo veo excesivo", se publicaba en un perfil, a lo que en otro se añadía que "menuda pantomima de marketing". Y no fueron sólo foreros de redes sociales, también algún medio de comunicación preguntó por la idoneidad de la intervención, y si no había sido "desproporcionada".

Es el ruido generado alrededor de una operación desarrollada por agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Comisaría de Marbella e investigadores de la Comisaría de Estepona para capturar a un peligroso individuo que se ejercitaba en un gimnasio de la localidad marbellí. Un despliegue de seis policías pertrechados que se volvió viral por las grabaciones de las personas que en procesión seguían a los policías.

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Las imágenes, ciertamente, son impactantes. Los policías, en formación, con cascos y un escudo balístico, se adentran a la carrera en el interior de un gimnasio. Sus dimensiones parecen considerables y en columna van pasando un sector tras otro ante la mirada atónita de los usuarios que estaban practicando deporte. En la zona donde están las mancuernas, se abalanzan sobre un individuo y forcejean con él hasta que consiguen reducirlo y engrilletarlo. Con la misma velocidad que han entrado, salen del establecimiento. "No hago nada, no hago nada. No me resisto", repite el arrestado mientras es conducido a un coche policial que espera en el exterior.

La difusión de las distintas grabaciones concitó opiniones de todo tipo sobre la actuación policial. La mayoría, elogiosas; aunque también alguna crítica. "La policía de Marlasca (sic) ha quedado para perseguir a un chaval que entrenan tranquilamente en el gimnasio como si de Pablo Escobar se tratase", comentaba un individuo, y otro apuntaba a una supuesta desproporcionalidad cuando preguntaba: "¿Cinco agentes para detener a un agresor machista?".

Pero lo cierto es que el historial del arrestado hacía necesaria cualquier prevención que se adoptase. De 40 años de edad, el detenido es un individuo considerado como muy agresivo, que el pasado mes de septiembre ya protagonizó un grave incidente que obligó a intervenir a una unidad de élite. Según relataron fuentes policiales, se atrincheró armado con un cuchillo en su domicilio familiar, lo que provocó —tras la captura— que temporalmente fuese ingresado en un centro psiquiátrico.

Es una persona "problemática, que domina las artes marciales", recalcaron, para seguidamente aclarar que la detención fue la consecuencia de una presunta situación de acoso a la que desde hacía tiempo vendría sometiendo a una expareja.

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La víctima interpuso una denuncia en la Comisaría de Estepona el pasado día 10, seis días antes de que finalmente se consumase el arresto. En su relato ante la Policía Nacional detallaba que el detenido "merodeaba por su lugar de trabajo y su domicilio" e insistió en que "tenía miedo" por la personalidad conflictiva de su supuesto acosador.

Las indagaciones de los agentes de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) corroboraron este testimonio y se dispuso un operativo "acorde" al perfil del objetivo. Una vez fue detenido, se le trasladó a dependencias policiales, previo a su pase a disposición judicial. Las citadas fuentes señalaron que quedó en libertad, pero que provisionalmente se le impusieron medidas cautelares para proteger a la denunciante; y apuntaron que estaba previsto que fuese sometido a una evaluación mental para determinar si era conveniente que volviese a ser internado en una institución especializada.