Fuga de narcos: los tres capos del hachís de Andalucía, en busca

Han operado en el mismo territorio, la costa onubense —desde Doñana hasta la frontera con Portugal en Ayamonte—, compartiendo (o dividiéndose) zonas de influencia en la ruta del hachís de Huelva, una de las principales puertas de entrada hacia España y Europa, han compartido techo en el penal de La Ribera y hasta han tenido en nómina a los mismos hombres para descargar la droga procedente de Marruecos. Desde este marzo, los jefes del hachís de Andalucía José Manuel Canela Vázquez (alias Ferramache), Sergio Mora Carrasco (Yeyo) y Anselmo Sevillano Amaya suman otro denominador común: haber logrado sortear la Justicia y encontrarse entre los más buscados de los cuerpos policiales.

Uno tras otro, los conocidos narcos han logrado huir en estos 10 años mientras estaban a la espera de alguna decisión judicial o en tercer grado, como es el caso de Sevillano, el último en darse a la fuga. Ocurrió hace apenas una semana, cuando aprovechó un permiso para escapar: no volvió al centro de inserción (CIS) de A Coruña en el que venía cumpliendo el tramo final de su última condena.

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El narco onubense tiene ya experiencia en manejar en la distancia los hilos de su organización y los movimientos de droga en la costa. Lo hacía cuando fue detenido en el verano de 2011 en su burbuja de oro en la Costa del Sol, en una urbanización de lujo en Estepona (Málaga), estando en aquel momento precisamente en busca desde años atrás por una condena que tenía pendiente.

El hombre al que las fuerzas policiales sitúan en el número uno del top de los capos del hachís de Europa fue descubierto solo unos días después de que se desmantelara la red que dirigía en Huelva, cuando acababa de alijar 3.620 kilos de droga en Isla Cristina durante una procesión de la Virgen de agosto por el río, con sus hombres ataviados con uniformes de la Guardia Civil y con un agente topo en plantilla, que daba cuenta de los movimientos y de la vigilancia que desarrollaba el Instituto Armado.

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Sevillano tiene condena que cumplir hasta 2029. Por el alijo de Isla Cristina, la Audiencia Provincial de Huelva le impuso seis años por tráfico de droga y dos multas de 25 y 45 millones de euros, a lo que se suman otros seis años y medio por dos delitos de falsedad.

A Sevillano lo precedió el que fuera su socio a comienzos de la década de los dos mil, Mora Carrasco. El Yeyo protagonizó una fuga de guion de cine en octubre de 2017, cuando huyó a bordo de un helicóptero antes de que lo detuvieran en una microoperación policial dirigida desde Madrid por la Audiencia Nacional en relación con una causa por narcotráfico que se encontraba bajo investigación.

Entonces, la Guardia Civil desplegó un operativo contra la delincuencia organizada y el tráfico de drogas en varios municipios de Huelva de forma simultánea, incluido un caserón que gestionaba el fugitivo, en el que se llevaron a cabo algunas detenciones, pero no la de Mora Carrasco. Tuvo su primera condena por narcotráfico en 2009 y entró en prisión justo cuando estaba a punto de dar el salto al Mundial de Class1, la Fórmula 1 del Mar, después de haber despuntado como líder. Continúa en paradero desconocido.

El primero de los jefes de la droga de Huelva en eludir la Justicia fue José Manuel Canela Vázquez, seguido durante años por fiscales y policías antidroga por controlar la zona de Ayamonte y la frontera con Portugal. En 2013, estando en tercer grado penitenciario, tuvo que sentarse de nuevo ante un tribunal para responder por acusaciones de tráfico de drogas en la Audiencia Nacional por una de las operaciones más sonadas en Andalucía occidental.

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Cuando se conoció la sentencia de esta causa, que tuvo al hoy ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, como ponente, Ferramache desapareció sin dejar rastro cuando debía ingresar en prisión para cumplir una pena de 12 años y siete meses de prisión por tráfico de drogas y como dirigente de la organización, concurriendo la circunstancia agravante de reincidencia.

Canela Vázquez tiene un amplio historial de antecedentes judiciales y ha sido ejecutoriamente condenado en varias ocasiones (en 2000, por primera vez) por distintos delitos contra la salud pública.