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El Metro de Málaga llega al centro 14 años después de su inauguración y con una estación a medio gas
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El Metro de Málaga llega al centro 14 años después de su inauguración y con una estación a medio gas

El suburbano llega al corazón de la ciudad tras diversos retrasos y con casi 600 millones de sobrecostes. El apeadero más céntrico, Atarazanas, comenzará a operar con problemas para absorber grandes afluencias de pasajeros

Foto: Juanma Moreno y Francisco de la Torre realizaron un viaje de inauguración. (Ayuntamiento de Málaga)
Juanma Moreno y Francisco de la Torre realizaron un viaje de inauguración. (Ayuntamiento de Málaga)

Nadie se quería perder la foto. Había políticos de todas las administraciones. El delegado autonómico, Pedro Fernández, o el subdelegado, Javier Salas, por parte del Gobierno central, tras caerse a última hora la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. El presidente andaluz, Juanma Moreno, y algún consejero y delegados territoriales, en nombre de la Junta de Andalucía. El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y un puñado de concejales, representando al Ayuntamiento... “Hasta tres folios” de autoridades, apuntó Moreno. Y todo ello, para inaugurar —por enésima vez— una infraestructura que se completa con 14 años de retraso y casi 600 millones de euros de sobrecoste. Es el metro de Málaga, un transporte maldito que este lunes, a las puertas de la Semana Santa, llegó al Centro por primera vez. Una meta que parecía inalcanzable repasando la amplia lista de retrasos, pero que se alcanza con un pero importante: la estación de Atarazanas, la más céntrica, tendrá su uso restringido porque no se diseñó para acoger el número de pasajeros que se moviliza en celebraciones como ésta o la Feria.

La historia de incumplimientos que rodean a esta obra interminable se empieza a escribir en 2009, año en el que se proyectó la finalización de unos trabajos que habían comenzado cinco años antes. La Junta de Andalucía, por aquel entonces gobernada por el PSOE, ofreció después una llamativa fecha para la entrada en funcionamiento de este suburbano que en algunos tramos transita en superficie como un tranvía. El 11-11-11 fue el día en el que se consumó la violación del segundo plazo anunciado. Y a éste, siguieron otros más.

Foto: La puesta en servicio comercial de la extensión de las líneas 1 y 2 del Metro de Málaga hasta el centro histórico será este lunes, 27 de marzo. (Twitter: Metro de Málaga)

No fue hasta el 30 de junio de 2014 en el que este sistema de transporte comenzó a operar. Eso sí, con el 81% de un trayecto que con el paso del tiempo fue acortándose en relación con los planes originales, y que incluían una Línea 3 que transitaba hasta el distrito Este. Un tramo que recientemente ha retomado Ciudadanos y que incluiría una conexión con el vecino municipio de Rincón de la Victoria.

Susana Díaz, que en aquellos momentos estaba al frente del Ejecutivo andaluz, participó en el viaje inaugural que abría al público lías Líneas 1 y 2 y un recorrido total de 12 kilómetros y 17 estaciones. La Administración que presidía explicó entonces que, “a la conclusión de toda la red, prevista para 2017, el metro de Málaga contará con 14,8 kilómetros de longitud y 23 estaciones y dará cobertura a 20,7 millones de viajeros al año”.

Desde hace una década se conocían las trabas de la nueva estación para acoger a los viajeros que se pueden desplazar en Feria o Semana Santa

Las obras continuaron durante años —a mayor o menor ritmo— para hacer realidad lo que ha adquirido categoría de hito: cumplir la promesa de que el metro desembocara en el Centro. Los operarios siguieron trabajando para completar los 2,8 kilómetros pendientes que correspondían a los tramos Renfe-Guadalmedina y Guadalmedina-Atarazanas; y, un año después de un ensayo previo a las pruebas de seguridad, la infraestructura se da por concluida. Parcialmente. Porque aún queda pendiente la conexión con el hospital Civil que se ideó en compensación por la eliminación de la tercera Línea.

La ‘última’ polémica

El enésimo acto de inauguración que se celebra en torno al metro malagueño tampoco estuvo exento de polémica porque la estación de Atarazanas, la más céntrica, la que motivaba tener abierta la ciudad en canal durante casi tres lustros, ha abierto sus puertas con un problema de diseño o previsión que impedirá su uso completo en fechas de grandes afluencias de público y que obligará a establecer restricciones al paso durante algunos tramos del día.

El apeadero cuenta con tan sólo cuatro metros de anchura —la mitad que los de otras estaciones—, hay una única vía y los accesos no son lo suficientemente grandes para absorber al público que pueda desplazarse al Centro en fechas como Carnavales, Semana Santa o Feria. Una circunstancia que, según señaló Málaga hoy, ya conocía la Junta de Andalucía hace una década y que no ha impedido que representantes de PSOE e Izquierda Unida se mostraran críticos con el presidente andaluz, Juanma Moreno.

placeholder La estación de Atarazanas, y su capacidad de absorber un gran volumen de pasajeros, objeto de polémica. (EFE)
La estación de Atarazanas, y su capacidad de absorber un gran volumen de pasajeros, objeto de polémica. (EFE)

Esta circunstancia hará que la estación, desde el Domingo de Ramos, hasta el Viernes Santo, tenga restringido su uso entre las 17:30 y las 23:30. Sólo podrán acceder a ella los pasajeros que quieran desplazarse a otras paradas, no los que quieran llegar a Atarazanas, que deberán bajarse en la estación de Guadalmedina, a una distancia a pie de 500 metros.

A pesar de esta anomalía, las estimaciones de Metro Málaga señalan que la cifra de los viajeros se duplicará hasta los 14 millones anuales, y la frecuencia de las máquinas se reducirá y oscilará entre los 12 y los siete minutos. Julio Caballero, director gerente de la Agencia Obra Pública, señaló que las últimas actuaciones han requerido 32 millones de kilos de acero y 152.000 metros cúbicos de hormigón. Materiales para hacer, entre otras cosas, 82.000 metros cuadrados de muros pantalla. Juanma Moreno, por su parte, aseguró que este transporte reducirá 3,5 millones de desplazamientos en coches al año y se evitará la emisión de 5.000 toneladas de dióxido de carbono.

Foto: Foto de archivo del metro de Málaga.

El Gobierno andaluz informó días atrás que en esta extensión se han invertido 160 millones de euros. Cantidad que se suma a las liberadas en años anteriores y que hacen que la cuenta del suburbano malagueño sea de 980 millones de euros. 600 más de los que iba a costar originalmente.

El Ejecutivo socialista licitó los trabajos —incluyendo la desaparecida Línea 3— en 403 millones. Cuando Díaz inauguró la infraestructura inauguró en 2014, se hizo un reconocimiento de gasto de 599,64 millones de euros. “La inversión total prevista en la red completa asciende a 794,64 millones”, se detalló hace un año, aunque los últimos trabajos han fijado esta cifra en 980 millones. A esta cantidad, además, habrá que sumarle en un futuro la obra de la última conexión, que alcanzaría los 220 millones y con una fecha de conclusión en 2027. Ese año, no lo duden, habrá otra inauguración. O no, si hay un nuevo retraso.

Nadie se quería perder la foto. Había políticos de todas las administraciones. El delegado autonómico, Pedro Fernández, o el subdelegado, Javier Salas, por parte del Gobierno central, tras caerse a última hora la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez. El presidente andaluz, Juanma Moreno, y algún consejero y delegados territoriales, en nombre de la Junta de Andalucía. El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y un puñado de concejales, representando al Ayuntamiento... “Hasta tres folios” de autoridades, apuntó Moreno. Y todo ello, para inaugurar —por enésima vez— una infraestructura que se completa con 14 años de retraso y casi 600 millones de euros de sobrecoste. Es el metro de Málaga, un transporte maldito que este lunes, a las puertas de la Semana Santa, llegó al Centro por primera vez. Una meta que parecía inalcanzable repasando la amplia lista de retrasos, pero que se alcanza con un pero importante: la estación de Atarazanas, la más céntrica, tendrá su uso restringido porque no se diseñó para acoger el número de pasajeros que se moviliza en celebraciones como ésta o la Feria.

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