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Feminismo contra las cuotas (de babosos)
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'TRINCHERA CULTURAL'

Feminismo contra las cuotas (de babosos)

Ha sido siempre así, dicen algunas. Y hay que entender el contexto, dicen otros. Era muy tarde, y ya sabemos que en una fiesta siempre hay alcohol, sustancias y ganas

Foto: Una chica baila en la discoteca. (Cedida)
Una chica baila en la discoteca. (Cedida)

Una mujer denuncia a un hombre por tocamientos en una fiesta. La mujer es una actriz y el hombre es un productor. La fiesta es la que se celebra tras la entrega de los Premios Feroz y tiene ingredientes fabulosos para los clichés.

Fue de madrugada, cuando todos los gatos son pardos y van achispados. Fue una fiesta de personas que trabajan en el cine español. Subvencionados, millonarios comunistas y sin principio moral alguno. Fue una fiesta en la que una mujer preciosa y exuberante no parece saber que va pidiendo guerra, aunque no quiera. Es carne de cañón, a quién se le ocurre salir así de casa y más a esas horas de la noche.

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¿Y el presunto agresor? Es un hombre con el poder que tiene siempre el que paga. Y que esa noche parece que le dio por visitar bocas y pechos ajenos cuando le apetecía. Por ahora, está en libertad con cargos.

Ha sido siempre así, dicen algunas. Y hay que entender el contexto, dicen otros. Era muy tarde, y ya sabemos que en una fiesta siempre hay alcohol, sustancias y ganas. Pero este no es un artículo en el que yo expongo aquella vez en la que intentaron meterme mano y yo bajé la cabeza avergonzada sin saber qué decir o pegué una patada en la entrepierna de alguien. Básicamente, porque no ha sucedido.

Foto: Replicas de los goyas en las calles de Sevilla, donde se celebrará la gala. (EFE/Raúl Caro)

Desde esa noche han pasado algunas cosas. Hemos conocido que en los Gaudí, galardones de la industria de cine catalán, se pensó en tomar medidas para evitar estas situaciones. Se sabe ahora que la Academia de Cine prepara un protocolo antiacoso sexual para la noche de los Premios Goya. Frente al cerdo de siempre, ahora un punto violeta para protegernos.

Reconozco lo mucho que me enerva que tengamos tan interiorizada la cuota de baboso de todas las fiestas. Como lo está la cuota de baboso de todos los trabajos. Como si hubiera que convivir con ella, igual que con el guapo, el simpático o el torpe bailando. El que te cuenta sus dramas, despliega su ego a la mínima para epatarte, el que se aburre, el que te preguntará tu nombre. Ese para el que eres invisible.

"Reconozco lo mucho que me enerva que tengamos tan interiorizada la cuota de baboso de todas las fiestas"

Una señora que se define como “femenina, que no feminista” sale en la tele a exponer que esto de que siempre habrá un brasas al que soportar es una tontería. Que en su caso, y desde el mismo momento de su nacimiento, fue consciente de que si un hombre se le aproxima sin que a ella y a su feminidad le apetezcan, le soltará un par de mandobles y se lo hará saber. Que estos que dicen que antes callaron y normalizaron y ahora, en cambio, denuncian son personas débiles, de mentalidad demasiado fluida. Un poco cobardones entonces, un poco dramáticos ahora. Y luego pasa lo que pasa.

Suelen ser personas que a la tercera frase de su exposición te dicen que “A mí Irene Montero no me va a decir lo que es feminismo” o “esto me lo enseñaron antes de que Irene Montero naciera”.

Foto: Foto: EFE.

Otro bromea ante un micrófono. Dirá que la diferencia entre tocarte un pecho y una violación es abismal, que a ver si ahora lo que vamos defendiendo es un Estado de Derecho en el que a las víctimas se las cree por el mero hecho de serlo, que estamos exagerando todo el rato, que vamos camino de la perdición total. Que vamos a volver a tener que ir al notario no ya para follar, sino para ‘muslear’ sin que nos denuncien.

Creen que nuestro hembrismo e histerismo nos lleva a hacer cosas terribles, como criminalizar el piropo. Creen que lo de sola y borracha quiero llegar a casa es el colmo de la ordinariez, porque de toda la vida de Dios se ha sabido que una muchacha lo que debe tener es cuidado. Y más de noche.

Foto: Dani Alves, en el homenaje que le hizo el Barça en agosto. (Reuters/Albert Gea)

Creen, que ya es el colmo, que solo es creíble la denuncia si tienes cuerpo de diosa. Porque quién te va a creer a ti con esas lorzas que me llevas, con ese aspecto a medio hacer. Tú lo que quieres es llamar la atención, subirte al carro de esto de las denuncias, salir en la tele. Tu minuto de gloria, tus ganas de paguita para que te den un carguito.

Quién va a querer follarte a ti si son las cinco de la madrugada. Y ya sabemos lo que ocurre en las fiestas. Que hay alcohol, sustancias y ganas. Y babosos.

Una mujer denuncia a un hombre por tocamientos en una fiesta. La mujer es una actriz y el hombre es un productor. La fiesta es la que se celebra tras la entrega de los Premios Feroz y tiene ingredientes fabulosos para los clichés.

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