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Entre la "impotencia" y la "injusticia": así afronta Griñán su inminente entrada en prisión
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Entre la "impotencia" y la "injusticia": así afronta Griñán su inminente entrada en prisión

El expresidente de la Junta pasó de la esperanza en el Supremo a una cierta resignación, a pesar de que sigue sin entender el motivo de su condena. Se prepara para escribir un nuevo libro entre las memorias y el ensayo

Foto: El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, durante el juicio de los ERE. (EFE)
El expresidente de la Junta de Andalucía José Antonio Griñán, durante el juicio de los ERE. (EFE)

José Antonio Griñán llegó el martes a la sede de Audiencia de Sevilla protegido del diluvio por una capucha. Después de recibir la pena de inhabilitación por su condena en el caso de los ERE, un periodista le preguntó cómo se encontraba. El expresidente de la Junta de Andalucía miró al horizonte, hizo una pausa y contestó, casi socarrón: "Bajo la lluvia". El chaparrón, esperado ya por Griñán, arreció cuando en Sevilla ya había salido el sol. Pocas horas después de su visita, el tribunal sevillano hizo público que rechazaba la suspensión de la pena que había solicitado el exdirigente socialista —como el resto de altos cargos con penas cárcel— y que tenía 10 días para entrar de forma voluntaria en prisión.

La respuesta irónica al periodista es una muestra de la personalidad de un político que destaca por su inteligencia, según coinciden quienes lo conocen. Esa erudición es compatible con la perplejidad de un hombre que vive con "impotencia" el desenlace de una historia que empezó hace más de una década. Todavía hay cierto plazo, ya que es lógico que la defensa presente un recurso de súplica contra el auto de la Audiencia hispalense, por lo que fuentes jurídicas trasladaron a la agencia EFE que es probable que el momento se traslade a finales de este mes o principios de diciembre. "Se ve a un paso de la cárcel por un delito que no ha cometido", explican desde su entorno. Es la tesis que ha defendido siempre este inspector de trabajo y dos veces ministro con Felipe González, que asegura que no pudo cometer malversación.

Foto: José Antonio Griñán a su llegada a los Juzgados de Sevilla. (EFE/Julio Muñoz)

"El crédito nunca delinque", dijo en su declaración en el juicio del largo proceso que comenzó con la investigación de la jueza Mercedes Alaya a raíz de unas prejubilaciones en Mercasevilla. La tesis del expresidente consiste en que, como consejero de Hacienda, no pudo saber cómo se gastaban los 680 millones repartidos de forma fraudulenta por medio de un sistema ideado en la Consejería de Empleo. Por ese papel, la Audiencia de Sevilla lo condenó a seis años de prisión por el delito de malversación, una postura que refrendó después el Tribunal Supremo, según la sentencia que se conoció a mediados de septiembre.

Eso es lo que Griñán no entiende y la razón que lo lleva a estar convencido de que "la Justicia ha fallado", explica alguien del entorno del expresidente. "Eso en un servidor público que da mucho valor a las instituciones es mucho más grave", remacha esta misma fuente. No obstante, algo ha cambiado en los últimos meses, ya que la esperanza de evitar la cárcel ha ido tornando en resignación desde el momento en que se hizo público el fallo del Supremo que confirmaba las tesis de Alaya. Es lo que han hecho 12 de los 16 jueces que han tenido en sus manos el proceso.

La mayor "angustia" de José Antonio Griñan son su mujer y su hijo. "Incluso más que él mismo", según una fuente cercana

Antes de conocerse la decisión del alto tribunal, el exdirigente socialista estaba convencido de que no entraría en la cárcel. "Del Tribunal Supremo solo espero la absolución", dijo en una entrevista con Diario de Sevilla. Este convencimiento radicaba en la postura que tomó Alberto Barreiro en el proceso de instrucción, ya que este magistrado del Supremo no vio malversación en las decisiones tomadas por Griñán en Hacienda. Lo mismo defendieron las juezas Ana Ferrer y Susana Polo en el voto particular de la sentencia definitiva, considerando "un salto al vacío" condenar al expresidente por malversación con las pruebas que había en el proceso.

La defensa que encabeza el letrado José María Calero desplegó una estrategia con varias vías para evitar la entrada inminente en prisión de Griñán. Las esperanzas del expresidente en lograr este objetivo se difuminaron cuando la Fiscalía rechazó la petición. "Su angustia son su mujer y su hijo, incluso más que él mismo", apunta alguien del entorno del exdirigente socialista, que lleva casi una década sin apenas vida social después de verse obligado a dimitir y a abandonar la vida pública y la militancia de un partido, el PSOE, que llegó a presidir a nivel federal.

Foto: El expresidente José Antonio Griñán. (EFE/Julio Muñoz)

En ese tiempo, escribió un libro de memorias, Cuando ya nada se espera, una reivindicación de su carrera política y una forma de responder a su hijo Manuel, que se preguntó si la vida pública de su padre merecía la pena. Ahora, explican quienes le conocen, tiene previsto volver a escribir para profundizar en esa mezcla de biografía y ensayo sobre su pensamiento político. Hay que recordar que el libro, publicado la pasada primavera, no se explaya en la etapa política que se juzga en el caso de los ERE.

Las últimas semanas, este político, tímido y con fama de cambiante, las ha pasado leyendo un libro de Félix Grande sobre una familia en la Guerra Civil y la posguerra, La balada del abuelo Palancas. Y también el relato de Sergio del Molino sobre la figura de Felipe González y su victoria en 1982. Al expresidente, que lo hizo ministro de Sanidad y de Trabajo, le está muy agradecido no solo por la firma del indulto que ha solicitado su familia, sino también por las declaraciones en las que asegura que volvería a contar con Griñán en su gabinete si tuviera que armarlo hoy mismo.

Viraje en el PSOE andaluz

Al apoyo que ha recibido públicamente de la vieja guardia del PSOE, hay que sumar ahora los gestos, cada vez más visibles, de la actual dirección andaluza del partido. Ángeles Férriz, vicesecretaria general de la formación, hizo el miércoles la defensa pública más aguerrida de Griñán y el resto de exdirigentes condenados que se ha oído en años. "Como compañeros y amigos, nos causa un inmenso dolor la decisión de la Audiencia de Sevilla", aseguró la política jiennense, que defendió que Griñán ha sido víctima de una "cacería política".

placeholder Juan Espadas y Ángeles Férriz, en sus escaños del Parlamento andaluz. (EFE)
Juan Espadas y Ángeles Férriz, en sus escaños del Parlamento andaluz. (EFE)

"Había una obsesión del PP por ocultar y enterrar lo que se había conseguido en 37 años, el legado protagonizado por servidores públicos que se han dejado la piel para hacerlo posible", incidió Férriz, que con su defensa de Griñán da pistas sobre el cambio de actitud del PSOE andaluz respecto a sus exdirigentes. Férriz no quiso diferenciar entre unos y otros condenados, pero aludió insistentemente en el voto particular de las dos juezas del Supremo, que libran del delito de malversación a los exdirigentes ajenos a la Consejería de Empleo. Ahí está Griñán, pero también su número dos en Hacienda y luego sucesora, Carmen Martínez Aguayo, el exconsejero de Innovación Francisco Vallejo y los exdirigentes Jesús María Rodríguez y Miguel Ángel Serrano.

"Esperamos que el Tribunal Constitucional les dé la razón y les mandamos todo nuestro apoyo a sus familiares", zanjó Férriz, que forma parte de una cúpula socialista todavía muy conectada a Chaves y Griñán. Hay que recordar que Juan Espadas se convirtió en candidato a la alcaldía de Sevilla con el aval del Griñán y que fue consejero con ambos expresidentes. Su llegada a San Vicente, explica un dirigente actual, ha propiciado un cambio de actitud respecto a los expresidentes, a pesar de lo complejo que sigue siendo para el PSOE andaluz reivindicar su herencia.

José Antonio Griñán llegó el martes a la sede de Audiencia de Sevilla protegido del diluvio por una capucha. Después de recibir la pena de inhabilitación por su condena en el caso de los ERE, un periodista le preguntó cómo se encontraba. El expresidente de la Junta de Andalucía miró al horizonte, hizo una pausa y contestó, casi socarrón: "Bajo la lluvia". El chaparrón, esperado ya por Griñán, arreció cuando en Sevilla ya había salido el sol. Pocas horas después de su visita, el tribunal sevillano hizo público que rechazaba la suspensión de la pena que había solicitado el exdirigente socialista —como el resto de altos cargos con penas cárcel— y que tenía 10 días para entrar de forma voluntaria en prisión.

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