La cultura en Málaga: cuatro Premios Nacionales exponen su visión de la ciudad de moda
Una conversación con Aurora Luque, Rogelio López Cuenca, Guillermo Busutil y Lorenzo Saval, galardonados en el último año y medio por el Ministerio de Cultura y creadores en la urbe andaluza
En el último año y medio Málaga ha logrado cuatro Premios Nacionales concedidos por el Ministerio Cultura. Pertenecen a una misma generación, son residentes y creadores en la ciudad andaluza, aunque solo uno ha nacido en la provincia, en Nerja en concreto: Rogelio López Cuenca (Premio de Artes Plásticas, nacido en 1959). Lorenzo Saval, sobrino-nieto de Emilio Prados, nació en Santiago de Chile en 1954 y vive en Benalmádena (Premio Fomento de la Lectura).
Aurora Luque, añada del 62, almeriense criada en la Alpujarra granadina, es Premio de Poesía y Guillermo Busutil, granadino de la cosecha del 61, residente en Málaga desde 1988, es Premio Periodismo Cultural. El motivo de este encuentro era exponer su visión sobre la cultura en Málaga, destacada en los últimos años en sus aspectos luminosos y de éxito. Aquí profundizan en una mirada crítica.
PREGUNTA. ¿Cómo se encuentra ahora mismo la situación cultural en Málaga?
Guillermo Busutil: sería difícil de definir, hay mucha oferta cultural. Hay días, como este pasado jueves, en los que hay cinco actos literarios y la pregunta está clara: ¿por qué no crece el público? El público es el que es. La ciudad ha podido crecer en oferta de manera significativa, pero el público no crece. Somos prácticamente los mismos.
Habrá que evaluar otras ofertas alternativas como la Casa Invisible, que está ahí. Es lamentable ese empecinamiento en cerrarla y hay oferta cultural para todo. ¿Qué pasa con la cultura emergente? Ahora mismo es como un rompecabezas en el que no terminan de encajar las piezas. Es verdad que si se compara con Sevilla o Granada, somos la envidia porque tenemos una gran oferta expositiva museística, musical y literaria. Hay momentos muy buenos con ofertas puntuales magníficas, pero no hay un entramado que se una.
P. Se considera a Málaga como el tercer polo cultural español tras Madrid y Barcelona.
Aurora Luque: no sé quién lo dice. Es verdad que desde fuera nos comentan que qué suerte vivir en Málaga y qué vida cultural y animación. Ahora mismo a mí me da pánico ir al Centro porque no puedo caminar. El otro día desembarcaron 11.000 turistas en un solo día con siete cruceros.
Hay una nueva amenaza que es el turismo low cost y que está desfigurando la ciudad. Esto va a acabar afectando a Málaga porque todo se orienta a un disfrute rápido y superficial por parte de este turista al que se ha puesto toda la fe de progreso. Si no se equilibra esa mentalidad, puede afectar negativamente a la cultura literaria, que no es tan visible como los museos o el Festival de Cine, que llega un momento que sí se hacen muy presentes y eso es lo que llama la atención y se promociona.
La publicidad institucional vende los museos, que es verdad que son muy valiosos y Málaga puede presumir de ellos como el Picasso y el Arqueológico. Muchos años se ha hecho una programación contando con gente de Málaga, y brillante desde el punto de vista nacional e internacional. Eso sí es visible y cuantificable. La cultura literaria es algo mucho más complejo. Hay una tendencia lamentable a hacer espectáculos de aluvión con la literatura como la Noche de los Libros o la Noche en Blanco.
Hay también festivales potentes como Ñ, que se organiza entre Málaga y Madrid, el Festival Irreconciliables de Poesía o Escribidores, que en 2023 tendrá su segunda edición.
Luque: Sí, es verdad. Irreconciliables, aunque también tiene apoyo institucional, da cabida a gente joven.
Busutil: La Casa Amarilla, en artes plásticas, también va dirigida a esa nueva mirada cultural.
Luque: A mí me parece bochornoso que se traiga a la misma hora a muchas personalidades. Eso es tomarse la cultura como un atracón de marisco en vez de que haya sensatez y una distribución racional e incluso austera, eficaz y seria y que no sea tan ruidosa. No creo en la cultura del mogollón y un gasto terrible de dinero en caché de novelistas muy vistosos y muy valiosos, no digo que no lo sean, algunos, no todos; otros son comerciales. Creo que ahí se derrocha un capital que podría diversificarse y repartir por zonas de la ciudad donde no llega ningún tipo de actividad.
Busutil: Es cierto lo que dice Aurora. Está todo concentrado en el centro. Bueno, La Térmica está en la zona oeste, pero en la zona este no hay ninguna infraestructura cultural. También es muy significativo que desde fuera se ha contemplado la pujanza y la cultura creativa de Málaga.
López Cuenca: Nuestra generación ha crecido totalmente ajena a la instrumentalización de la cultura como un mecanismo turístico y de atracción de inversiones. Antes no existía la cultura del escaparatismo y de la inauguración, la de entregar grandes premios, grandes nombres y creación de infraestructuras, con el añadido de culturales. Todo se basa en crear infraestructuras. Es una función que cumple la Alta Velocidad o la expansión de las pistas de los aeropuertos.
P. Tampoco se ha premiado ni a una generación ni a Málaga.
Lorenzo Saval: De hecho, muchos ni saben que somos malagueños o que trabajamos desde Málaga. Aurora y yo hemos dirigido el Centro Cultural de la Generación del 27 [vinculado a la Diputación] y no ha variado esa presencia de gente de ir a los sitios, tampoco fuera en la capital. Hace poco me invitaron a la presentación de un libro en Benalmádena y no había nadie. Mi mujer y yo. Punto. El otro dio una charla Joaquín Araújo en el Palacio de Congresos de Torremolinos. Tampoco fue nadie. Hay un problema de organización, de puesta en escena de todo lo que se hace.
Yo vivo en Benalmádena y venir a Málaga a un acto cultural es terrorífico. Vengo cuando es algo relacionado conmigo o con un amigo íntimo, pero el problema es educar a la gente. Y si hay muchas cosas, ahí difiero contigo, Aurora, no importa… un atracón de cultura siempre es bueno.
A mí hace poco me dijeron en una entrevista que desde Madrid nos veían en Málaga como la periferia, como si estuviéramos al margen, como si fuéramos menos. Te lo juro. Yo contesté que para mí la periferia eran Madrid o Barcelona porque aquí se hacen muchísimas cosas.
Por mi parte, en Litoral, vamos camino de los 100 años [el primer número se publicó en 1926]. ¿Cómo aguantamos? Con poca ayuda. Cuando me llamaron para anunciarme el Premio Nacional de Fomento a la Lectura me comentaron que era “el premio más bonito”, pero que no tenía dotación económica. “Es el más bonito”. Me lo resaltaron cuatro veces para que no me preocupara. Una revista como Litoral necesita ayuda y estamos luchando como se puede para salvarla.
En mi caso estoy muy aislado y ahí es donde funciono. Me realizo con la revista, con mis cuadros, cuando me encargan de repente algo y no participo del núcleo literario o artístico de la ciudad aunque conozco a todos desde hace muchos. Los poetas sabemos qué gente viene a vernos. Habría que mostrar lo que se está haciendo a los más jóvenes. Hay buenas iniciativas, pero falta.
Busutil: Málaga es una ciudad muy de islas. La Casa Amarilla, con temas como los grafitis y los escritores urbanos, se llena de un público generacional de su edad que no ves en las exposiciones de pintores veteranos. Ahora se estila el adanismo. En cultura no se mira hacia atrás. Hay muchos que creen que lo que se hacen no se ha hecho antes.
Saval: Es más, ni los pintores van a los recitales de los poetas ni los poetas van a ninguna exposición. Solo van si hay una muy buena amistad. Cuando dirigía el Centro Cultural del 27 creé un ciclo que se llamaba Máquina y poesía. Pensaba que si solo era poesía vendrían los cuatro poetas y amigos hasta que se cansaran, pero si introducíamos imagen iban a venir los pintores. Habría que mezclar, que fuera transversal.
Luque: También con música, que fuera un imán.
Saval: Bueno, la música funciona siempre. La música y el cine es lo que tiene mayor tirón.
Busutil: Esa transversalidad a veces se da de manera espontánea o inducida por algunos programadores culturales. Es lo que haría más falta en la ciudad para conectar diferentes generaciones. Sería importante establecer una especie de calendario para que las actividades no se concentren.
Luque: Cuando yo estaba en Centro Cultural del 27 llegamos a un acuerdo para repartirnos las tardes entre diferentes instituciones. Funcionó unos meses, pero luego alguien lo boicoteó.
Los miércoles y jueves es cuando se produce mayor concentración de actos. Algunas librerías, como Luces, organizan actos los sábados por la mañana y acude bastante gente.
Luque: Sí, es verdad. Habría que hablar también del empuje de las librerías con dos premios Nacionales a la Librería Cultural, con Proteo (2017) y Rayuela (2005). Luces también organiza muchas cosas. Están más activas que en otros tiempos.
P. ¿Cómo podría mejorar la calidad de la Feria del Libro?
Busutil: En 2020 me reuní con el alcalde, Francisco de la Torre, y hablé con los libreros para darle un cambio. Nos dieron el doble de presupuesto de lo que había. Yo había cerrado 32 actuaciones, todas patrocinadas. Eso fue poco antes del confinamiento por el covid y se suspendió la Feria del Libro, claro. Había un impulso privado y un concepto de Feria del Libro a la altura de esa imagen que potencia Málaga.
Tras la pandemia, eso se rompió. A pesar de que las librerías juegan un buen papel, en la Feria del Libro hay una mirada provinciana, muy de bestseller y de autoedición. Haría falta una negociación entre las diferentes instituciones para conformar un modelo acorde a la ciudad en vez de que lo organice la Federación de Editores Andaluces y dos libreros de aquí que carecen de ambición para dar ese salto cualitativo.
Luque: También falla una cosa en Málaga que no se puede arreglar: que no hay apenas editoriales sólidas narrativas y eso no se puede improvisar. No puedes competir con la Feria del Libro de Madrid, claro, que tiene todas las grandes editoriales del mundo hispánico. En Málaga hay editoriales pequeñas, preciosas, artesanales, maravillosas, pero no para sostener una presencia.
Busutil: En la Feria del Libro de Sevilla, que acaba de terminar, hay editoriales independientes que van allí. Aquí las grandes editoriales no quieren venir porque la oferta de Feria es muy provinciana.
Luque: En el plano de la edición, lo institucional funciona y es lo más digno.
Saval: Una editorial no sobrevive aquí sola. Y no te digo nada ahora con el encarecimiento del papel cuyo precio ha subido el 40%. A mí Amazon me ha cambiado la vida. Es fantástico para comprar un libro o cualquier cosa.
López Cuenca: Yo los libros los compro en la librería de mi pueblo. Creo que si no cerraría. Supongo que el dueño compra los libros en Amazon, pero me hago un poco el loco.
Luque: Hay que comprar en todostuslibros.com, que es una red de librerías.
Saval: Sí, también. Tiene que haber un cambio total en las librerías para que haya un gancho total para ver los libros, tocarlos, abrirlos y olerlos.
Busutil: Han mejorado. Casi todas se han convertido en espacios expositivos y de encuentro para tomar un café. Puedes escribir y tienes Wifi gratis.
López Cuenca: Eso pasaba hace ya 20 años en Nueva York. No era una solución ingeniosa, pero sí era la solución.
Busutil: El libro de fondo sigue siendo la gran batalla de las librerías. Casi todas son rehenes de las novedades.
López Cuenca: La mesa de novedades parece una pescadería. Y eso se cruza con el encarecimiento de los espacios físicos en el centro de las ciudades.
P. Rogelio, ¿hasta qué punto tiene Málaga demasiada dependencia de Picasso desde el punto de vista cultural?
López Cuenca: Lo que nos falta en la ciudad es el segmento intermedio. La Facultad de Bellas Artes, creada en 2005, donde hay gente haciendo cosas interesantísimas y luego tenemos esos museos, con todas las comillas que les hagan falta, que son contenedores de figuras valiosas, o famosas o de moda. ¿Cuántos años hace que no va una galería de arte Málaga a ARCO? Solo quedan dos en la ciudad: Isabel Hurley y JM Galería.
De pronto, hay un salto que lo que te invita es ir a la migración, a irte fuera. Y eso tiene que ver con la figura de Picasso. Cuando hemos hablado de picassización siempre lo hemos hecho de un mundo de crítica del nivel carnavalesco que ha tenido. Esta semana los autobuses de Londres, con motivo de la feria turística de la World Travel Market, han anunciado la ciudad picassiana de Málaga vinculada al turismo.
Hay también un fenómeno que ha tenido graves consecuencias que es el artista nativo que emigra y que una vez que es una marca reconocida y legitimada internacionalmente entonces es acogida con los brazos abiertos. Esa es una situación que define el colonialismo. Exportamos materia prima, talento y luego compramos el producto manufacturado. Y en ese proceso toda la plusvalía que se le ha añadido está en otro sitio porque aquí no tenemos capacidad de legitimar. Somos meramente consumidores.
El tipo de proyecto por esos llamados museos funciona como en aeropuertos donde aterrizan aviones de cargo con esas obras maestras que van a esas exposiciones que llegan en paracaídas y luego se van. Y en ese proceso hay un fenómeno en el que no hemos reparado que es la programación del Centro de Arte Contemporáneo (CAC), donde se ha juzgado en función del éxito comercial. El daño en la percepción pública de qué es el arte y su valor será muy difícil revertirlo no solo en el público general, sino para los propios estudiantes de Arte que han entendido que esto funciona de manera piramidal, que no pertenecemos a un colectivo, sino que esto es una lucha donde nos vamos a dar todos codazos y que en la cima de la pirámide solo hay uno que se va a inflar a ganar dinero y es la empresa que gestiona el centro.
Busutil: Es verdad que también se establecen puentes como el Museo Picasso, la Casa Natal, el Museo Ruso o el Museo Carmen Thyssen que cuentan en momentos puntuales con artistas plásticos y escritores y organizan pequeños ciclos. Esos puentes tienen que ser cada vez más sólidos e incluyentes porque no existen con las galerías de arte.
López Cuenca: Lo que se ha creado no es un público, sino consumidores de espectáculos que están esperando a que se anuncie algo. Uno no se siente partícipe de lo que se organiza en la ciudad. Las cosas caen del cielo y las inversiones se están haciendo en el escaparate y no en el taller que hay detrás de ese escaparate.
Saval: Hay poco respeto al artista.
Busutil: Hay otros problemas: el coste que tienen que llevar los artistas plásticos, no ya los jóvenes sino algunos con trayectoria consolidada de poner los marcos por tu cuenta y hacer una inversión.
López Cuenca: Recuerdo unas declaraciones de la dirección del CAC que decía que no había que pagar a los artistas. Que era el mercado el que decidía si una práctica artística tiene valor o no. No se puede pagar con visibilidad ni con un autosacrificio donde la promesa de un éxito diferido, que puede que nunca te llegue en la vida, pero tú te estás sacrificando y luchando a muerte con los otros contrincantes.
Luque: En el mundo literario hay una cosa de la que adolece no solo Málaga, sino España. Son las residencias de escritores. Claro, no hay foto del político al lado. Es un trabajo lento, de un semestre. Y la obra no tiene que ser inmediata y como aquí nos gusta lo barroco, y cuanto más mejor. Se podría convivir con diferentes países y géneros aprendiendo a relativizar y a conversar con otros creadores. Tuve una experiencia magnífica hace años en Mont Noir, en Flandes, en la que había sido la casa de Marguerite Yourcenar. [Poco antes de Luque, el novelista malagueño Antonio Soler estuvo residiendo en la misma casa con otra beca. Allí escribió parte de El camino de los Ingleses. Soler fue en 2019 Premio Nacional de la Crítica por su obra maestra Sur. Era la segunda vez que lo conseguía. La primera vez lo logró en 1996 por Las bailarinas muertas].
La Fundación Antonio Gala de Córdoba sí funciona como residencia, con becas para artistas jóvenes y no solo escritores, sino artistas plásticos, músicos…
Luque: Sí, una cosa así. Puede ser el modelo.
Al hilo del cese de Eva Díaz Pérez como directora del Centro Andaluz de la Letras (organismo de la Junta de Andalucía), con sede central en Málaga y presencia en todas las provincias andaluzas, la Premio Nacional de Poesía afirma: “El problema es el exceso de control político sobre la gestión cultural”.
López Cuenca: Se considera a los gestores como una extensión del poder político.
Saval: ¡Y cómo usan los políticos la cultura poniendo calles!
Busutil: Al político lo que más le molesta es la independencia del gestor, que no sea alguien del partido.
[El Confidencial contactó con Arturo Bernal, consejero de Turismo, Cultura y Deporte para recabar su opinión sobre este asunto: “En la consejería estamos por encima de personalismos. Ahora lo que importa es el proyecto. Habrá un nuevo concurso que conformará la estrategia que queremos llevar a cabo en el CAL. Se podrá presentar cualquiera dentro una idea marco que defina las bases”].
Ninguno de los cuatro está de acuerdo en la unión de Turismo y Cultura (más Deporte) en una consejería.
López Cuenca: Es nefasto. Estos días estamos organizando en La Casa Invisible unas jornadas sobre arte, turismo y cultura. Me parece que es una declaración de principios vincular turismo y cultura, de que solo interesan los resultados. ¿Sirve esto para que los cruceristas se bajen creyendo que van a ver El Guernica? Es una rápida explotación de réditos que se traduce inmediatamente en el número de visitantes. La lógica turística ha arrasado la dinámica de los museos que ya no son un instrumento de educación, de emancipación o creación de ciudadanía crítica. Es como un centro comercial.
Busutil: Es un binomio cojo porque lo que predomina es la oferta turística, la turistificación de la cultura, no la culturización del turismo, que sería lo ideal. Como marca funciona. Cuando vamos a Berlín somos turistas culturales. Y somos turistas en nuestra propia ciudad. Más bien somos figurantes del turismo.
López Cuenca: Las instituciones públicas deberían hacer un esfuerzo por dar cabida a lo que no está funcionando en el mercado. Lo más normal es que artistas con mucho éxito en vida luego no sean reconocidos. Sobre todo es pereza intelectual.
Saval: En un momento dado estábamos ya para hundirnos, yo estaba cansado y era un problema detrás de otro. Y de repente conozco al presidente de Balearia, que es un fanático de Litoral. Fue una librería y nos encargó dos volúmenes. Si no es por eso, nos hundimos. Vivimos en el hilo. Este número que íbamos a publicar era sobre Picasso y finalmente no ha podido salido porque al final te hartas de esperar financiación.
[El consejero Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía explicó a El Confidencial que la unión de Cultura y Turismo no solo “no era mala”, sino que generará “sinergias muy importantes, cada área desde su propia individualidad e idiosincrasia”. “El compartir algunos presupuestos en promoción cultural ayuda a la internacionalización. En otras ocasiones Cultura ha estado por ejemplo con Educación”, explicó Bernal a este diario].
El fracaso de la capitalidad europea de Málaga 2016 se transformó en un acicate para crear la marca de Málaga ciudad de los museos con el impulso del Pompidou y el Museo Ruso.
López Cuenca: No hay nada más que pensar lo que se entendía por cultura y lo que debe entenderse por sostenibilidad cuando se plantea la Expo 27 que es ampliar el aeropuerto y expandir la ciudad. Es un oxímoron, una absoluta contradicción de términos. Y en cultura, igual. Lo de la capitalidad europea era solo una excusa para atraer visitantes y la atención de los inversores, de los fondos de inversión. Lo que se hace es liquidar nuestro patrimonio territorial.
Cuando ves los planes de desarrollo de la ciudad ponen en evidencia las limitaciones del modelo de Democracia representativa. Se vota y ya no tienes a derecho a opinar hasta dentro de cuatro años. Estamos fingiendo el mantenimiento de lo que llamábamos cultura.
Busutil: Con nuestra generación y la posterior muere una mirada y una definición de lo que es la cultura con transversalidad al cine, la música, poesía, el ensayo y la literatura. En cuanto a lo de 2016, recuerdo que en 1993 puso en marcha un plan estratégico donde se definía el modelo cultural de la ciudad. Ese plan se puso en cuestión por Celia Villalobos, aunque luego lo rescató en parte, y de ahí es la apuesta por la capitalidad europea. Es verdad que lo menos malo es que ese fracaso motivó al alcalde De la Torre a hacer esa apuesta por la ciudad de los museos.
Luque: Lo de la capitalidad viene por la envidia política municipal de la creación del Museo Picasso Málaga en 2003. Eso generó un deseo de hacer museos por un alcalde más ilustrado que Villalobos.
López Cuenca: Recuerdo que el Museo Picasso se presentó a la prensa en Antequera.
Busutil: Hay que remontarse a más tarde. Cuando Christine Picasso, nuera de Picasso, vino a la Casa-Natal que entonces la dirigía Eugenio Chicano, y el alcalde no la recibió. Ese cabreo motivó que ella se fuera a la Junta de Andalucía con el proyecto de Museo. Podría haber sido un proyecto municipal.
López Cuenca: En general estoy descontento de todos los museos porque el discurso racista y patriarcal que hay en todos es tremendo. Hay que recordar que fuimos el último país de Europa en abolir la esclavitud (1886).
Hay que recordar que el Museo de Bellas Artes, actual Museo de Málaga, con la colección pictórica del siglo XIX, y el Museo Arqueológico estuvieron muchos años embalados en cajas.
López Cuenca: Eso es muy revelador de la ciudad culturalmente, igual que construir encima de un barrio como La Coracha el Museo del Patrimonio o en su tiempo la Casa de la Cultura levantada sobre el Teatro Romano. Parece como si fuera una cultura primitiva donde se ha decapitado al enemigo y se ha construido luego.
P. ¿Málaga debe tener algún modelo cultural?
Saval: Nueva York o París, por ejemplo [risas].
Busutil: Uno de los problemas de Málaga es que no se sabe qué quiere ser. Si Dubái o Benidorm.
Luque: Yo leí que Ámsterdam estaba pensando un modelo de decrecimiento con una mentalidad distinta y apoyándose desde la ciudad.
López Cuenca: Me pregunto qué pasará con los museos actuales si se van. Son colecciones rehenes. No hay nada. Nada es de la ciudad.
En el último año y medio Málaga ha logrado cuatro Premios Nacionales concedidos por el Ministerio Cultura. Pertenecen a una misma generación, son residentes y creadores en la ciudad andaluza, aunque solo uno ha nacido en la provincia, en Nerja en concreto: Rogelio López Cuenca (Premio de Artes Plásticas, nacido en 1959). Lorenzo Saval, sobrino-nieto de Emilio Prados, nació en Santiago de Chile en 1954 y vive en Benalmádena (Premio Fomento de la Lectura).