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De las cárceles de México a la de Huelva por decapitar a su amigo y exhibir su cabeza
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Paseó la cabeza por las calles de Huelva

De las cárceles de México a la de Huelva por decapitar a su amigo y exhibir su cabeza

Un jurado popular declara culpable de asesinato y profanación de cadáver al autor del crimen de Halloween. Los forenses afirman: "Sabía lo que estaba haciendo"

Foto: Jesús Manuel N.B., acusado de decapitar a su amigo, junto a su abogado. (EFE/Julián Pérez)
Jesús Manuel N.B., acusado de decapitar a su amigo, junto a su abogado. (EFE/Julián Pérez)

El hombre que aprendió en las cárceles de México los métodos utilizados por los cárteles de la droga para deshacerse de enemigos y de elementos incómodos en sus guerras internas y experimentó años después con un amigo de la infancia en Huelva, cuando se paseó, en octubre de 2020, a plena luz del día por la capital onubense con la cabeza de su víctima metida en una bolsa de plástico, espera sentencia por el macabro crimen.

Esta semana, en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial contra el decapitador de Halloween, Jesús Manuel N.B., los testimonios de peritos y testigos del entorno de la víctima, Cándido Romero, han llevado al jurado popular encargado de decidir el futuro procesal del mexicano (apodo por el que se conoce al acusado) a declararlo culpable de asesinato y de profanación de cadáver. La decisión no ha tenido fisura alguna en el tribunal, que llegó a un acuerdo unánime en menos de nueve horas.

Foto: Coches de la Guardia Civil en Jaén. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Ahora, será el magistrado Florentino Ruiz Yamuza, quien determine mediante sentencia cuantos años tendrá que pasar en prisión. La Fiscalía reclama 24 años y cinco meses de condena por asesinato y profanación del cadáver, pena que la acusación particular, que ejerce el abogado Marcos García Montes en representación de la familia de la víctima, eleva a 25 años de cárcel, a los que suma cinco años por profanación de cadáver, otros cinco por robo con violencia y dos años por delito contra la integridad física y moral.

"Me siento arrepentido", dijo el acusado cuando tomó la palabra al final de la vista para repetir el mismo mensaje que había lanzado dos días antes al jurado durante su declaración, en la que incurrió en contradicciones respecto a sus anteriores declaraciones en el proceso de instrucción —"Entonces estaba bajo los efectos de las drogas", justificó—, e introdujo nuevos elementos en su versión.

placeholder El acusado, durante un traslado policial. (EFE/Julián Pérez)
El acusado, durante un traslado policial. (EFE/Julián Pérez)

El mexicano sostuvo en sala que la muerte fue accidental y que se produjo durante un forcejeo entre ambos después de que "me enseñara vídeos de relaciones con mujeres que tenía en el móvil, entre las que se encontraba mi hermana y otras eran menores". "Después comenzó a masturbarse —añadió— y él y una tercera persona comenzaron a reírse y me pidieron droga".

Fue en ese momento, según la nueva versión del asesino, cuando tuvo lugar el enfrentamiento. "[Cándido] vino hacia mí, me empujó y yo a él. Entonces cayó y se golpeó la cabeza con algo de hierro que había en la cocina", dijo.

Foto: Estación Biológica de Doñana. (Wikipedia)

La escena que describió, donde se perpetró el crimen, tuvo lugar hace justo dos años, el 30 de octubre de 2020, la víspera de la noche de Halloween, cuando ambos se encontraban en la vivienda de la víctima reparando una bicicleta de segunda mano que había comprado.

Después de matar a su amigo de la infancia y decapitarlo, bebió cervezas junto al cadáver, durmió a ratos y llegó a trasladar hasta en dos ocasiones la cabeza de la víctima, primero para posarla en un árbol en la Plaza Houston —donde la dejó durante horas—, y después para abandonarla entre contenedores en la avenida Pío XII, cuando fue visto por vecinos de la zona, que dieron la alerta.

Foto: Patrulla de la Guardia Civil aparcada en una calle de Lepe. (EFE/Julián Pérez)

"Traté de reanimar a mi amigo y perdí la conciencia, creyendo estar de nuevo en la cárcel de México", relató ante el tribunal. Entonces es cuando cogió un cuchillo y lo decapitó. Después, según su la versión dada en el plenario, cogió la cabeza, la llevó al baño, le echó champú y la lavó. Tras meterla en una bolsa, salió a la calle y se dirigió a una plaza cercana. "Era allí donde íbamos casi todos los días a beber cerveza y a hablar. No estaba mostrando la cabeza, yo estaba paseando con mi amigo, hablando con él", dijo.

El jurado no ha dado crédito alguno a esta versión tras asistir a las declaraciones de la Policía Científica de la Policía Nacional y de los forenses que participaron en el levantamiento y en el examen del cuerpo.

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Vista de la entrada de la cárcel de Huelva. (EFE/Julián Pérez)

Los forenses que practicaron la autopsia confirmaron sus informes ante el tribunal: la cabeza de la víctima presentaba cinco lesiones, dos traumatismos —por delante y por detrás del cráneo—, que se hicieron al mismo tiempo y para los que hubo que "aplicar mucha fuerza", concretaron en sala, para añadir que en la víctima no encontraron indicios o marcas de defensa.

El ataque mortal se produjo en la cocina, cuando Cándido se agachó para dejar unas cervezas que había cogido de la nevera, momento en el que el acusado lo golpeó con una pieza metálica de un calentador de gas desmontado, mantienen las acusaciones.

Foto: Las llamas devoraron el entorno de Doñana en el verano de 2017. (EFE/Julián Pérez)

La Policía Científica confirmó que, en el registro de la vivienda ubicada en la barriada de Guadalupe de la capital onubense, se encontró en la cocina un hatillo preparado que contenía varios elementos, entre los que se encontraban un cuchillo de 20 centímetros de hoja, el que presuntamente usó para seccionar la cabeza, y una pieza de calentador que estaba manchado de sangre —el elemento con el que lo golpeó supuestamente hasta matarlo—.

En cuanto a la decapitación del cuerpo, los forenses afirmaron que la persona que seccionó la cabeza "sabía lo que estaba haciendo" y concretaron que se hizo en tres o cuatro cortes, en un corto espacio de tiempo. En su declaración en sede judicial, el mexicano llegó a decir que lo hizo en un minuto, tiempo que la Unidad de Delincuencia especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Huelva acota a un máximo de tres minutos.

Foto: Un inmigrante recupera algunas pertenencias después de que un incendio arrase el asentamiento en el que vivía en Palos de la Frontera. (EFE/Julián Pérez)

Los psiquiatras que examinaron a Jesús Manuel en dos ocasiones en los días posteriores al crimen aseguraron que no presentaba síntomas de alguna psicopatía "que mermara su capacidad cognitiva" y que el mexicano, con "rasgos narcisistas", no necesita internamiento psiquiátrico ni tratamiento.

El hombre que aprendió en las cárceles de México los métodos utilizados por los cárteles de la droga para deshacerse de enemigos y de elementos incómodos en sus guerras internas y experimentó años después con un amigo de la infancia en Huelva, cuando se paseó, en octubre de 2020, a plena luz del día por la capital onubense con la cabeza de su víctima metida en una bolsa de plástico, espera sentencia por el macabro crimen.

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