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Sevilla estrena el otoño con restricciones por sequía por primera vez en 20 años
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Entran en vigor el 3 de octubre

Sevilla estrena el otoño con restricciones por sequía por primera vez en 20 años

Las escasas lluvias de mediados de septiembre no han evitado la declaración de la alerta que impide el llenado de piscinas y el riego de jardines. La empresa pública de aguas asegura que hay agua para año y medio

Foto: Varias turistas se bañan en la fuente de la Plaza de España de Sevilla. (EFE / Raúl Caro)
Varias turistas se bañan en la fuente de la Plaza de España de Sevilla. (EFE / Raúl Caro)

No habrá cortes en los grifos de los hogares ni las empresas tendrán que restringir el uso del agua, pero Sevilla volverá a tener prohibiciones con motivo de la sequía por primera vez desde el año 2000. Dos décadas después y con la escasez de los años 90 en la memoria, la capital hispalense ha decretado la alerta por falta de recursos hídricos. Esto significa que se prohíbe el llenado de las piscinas o el riego de jardines públicos y privados, aunque Emasesa, la empresa pública que se encarga del suministro, recuerda que hay suficiente agua para abastecer a la población para dos años.

La decisión del Ayuntamiento hispalense, del que depende la citada compañía, era previsible. En los momentos más duros del verano que acaba de terminar, Emasesa ya avisó de que habría prohibiciones si no llovía. Algo ha caído en los últimos días en la capital andaluza, unos 3,4 litros por metro cuadrado, entre el 12 y el 13 de septiembre. Pero hay que tener en cuenta que, salvando un chaparrón a mediados de agosto, no llovía desde la primera semana de mayo.

Foto: El embalse de Aracena, del que se nutre Sevilla y su área metropolitana, en una imagen de marzo. (Cedida)

Ni de lejos ha sido suficiente para llenar los pantanos que surten a 1,3 millones de personas en Sevilla y su área metropolitana. Los embalses que controla Emasesa están al 42% de su capacidad, con 269,44 hectómetros cúbicos. El umbral de la alerta por sequía se encuentra en 268 hectómetros cúbicos y se espera que el próximo 3 de octubre se rebase esa cota. Entonces el Ayuntamiento hispalense y el resto de consistorios que se abastecen del agua de Emasesa publicarán un bando para declarar la alerta por sequía.

Además de las recomendaciones de uso responsable, las prohibiciones del uso de agua potable van desde el uso de jardines, zonas verdes y deportivas de uso público privado al baldeo de calles y aceras. También queda vedado el llenado de piscinas, así como de estanques y fuentes que no tengan un sistema de recuperación del agua. Los ciudadanos tampoco podrán limpiar vehículos con manguera, salvo en empresas habilitadas para ello y quedarán apagadas las fuentes que no tengan un sistema de cierre automático.

No habrá cortes de agua en hogares y empresas ni aumentos de la tarifa, pero si restricciones para el uso recreativo, deportivo u ornamental

La situación que Sevilla vivió a mediados de los 90, justo después de los fastos de la Expo 92, queda lejos. Pero es imposible rememorar aquella sequía que llevó a las autoridades a plantearse la evacuación total la capital andaluza. Los números dan la razón a quienes hacen paralelismos entre ambos periodos, ya que las precipitaciones de los últimos tres años hidrológicos son las mismas que se registraron entre 1991 y 1995 en el sistema sevillano.

Después de ese periodo de escasez, las autoridades dieron el impulso definitivo al embalse de Melonares, cuya existencia es crucial para que Sevilla no vuelva a vivir restricciones como las de hace dos décadas. Se trata del mayor de los depósitos de agua de la red de Emasesa y ahora mismo acumula el 44% de las reservas. El 56% restante se reparte entre otros cinco embalses. A la mayor capacidad hay que sumarle el esfuerzo de la entidad pública en acabar con las fugas de las conducciones, que dejaban escapar 25 hectómetros cúbicos al año en 1992. Treinta años después, esta cantidad ha caído hasta los 10 hectómetros cúbicos.

Foto: El embalse de Guadalcacín, en Cádiz, casi vacío hace unas semanas. (EFE /David Arjona)

También hay que tener en cuenta la reducción paulatina del consumo de agua que se ha experimentado en las ciudades abastecidas por Emasesa. En 1992 cada sevillano consumía 178 litros al día. El pasado agosto eran 112,5 litros. Y el objetivo que puso hace unas semanas el alcalde de la localidad, Antonio Muñoz, es llegar a 90 litros por persona y día, aunque en Emasesa son conscientes de la dificultad.

Las medidas que entrarán en vigor el próximo 3 de octubre, pensadas para limitar los consumos ornamentales y recreativos, ayudarán a llegar a esa meta. Desde la declaración del estado de prealerta, en marzo, el uso se ha reducido en un 3% y el objetivo es llegar al 5%. Lo que no está previsto es un aumento de las tarifas del agua, pero sí la imposición de multas en caso de que se detecten incumplimientos de las nuevas prohibiciones.

No habrá cortes en los grifos de los hogares ni las empresas tendrán que restringir el uso del agua, pero Sevilla volverá a tener prohibiciones con motivo de la sequía por primera vez desde el año 2000. Dos décadas después y con la escasez de los años 90 en la memoria, la capital hispalense ha decretado la alerta por falta de recursos hídricos. Esto significa que se prohíbe el llenado de las piscinas o el riego de jardines públicos y privados, aunque Emasesa, la empresa pública que se encarga del suministro, recuerda que hay suficiente agua para abastecer a la población para dos años.

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