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El pueblo de Málaga que vive de su enigmático balneario: "Inhalan gases que emanan del agua"
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solo cerró en la Guerra Civil y en pandemia

El pueblo de Málaga que vive de su enigmático balneario: "Inhalan gases que emanan del agua"

El Balneario de Tolox lleva desde el siglo XIX siendo la principal fuente de ingresos del municipio. Los forasteros llegan, se alojan en casas alquiladas por los vecinos, comen en los restaurantes locales y confían en el poder de los tratamientos

Foto: Vista panorámica de Tolox. (Ayuntamiento)
Vista panorámica de Tolox. (Ayuntamiento)

"Niña, para estas semanas ya no tengo hueco", dice Ana al otro lado del teléfono, una anciana originaria del pueblo de Tolox. "Pregunta por Carmen ‘la de Jose Luis’, a ver si hay disponibilidad", continúa.

En mitad de la Serranía de las Nieves, en el interior de la provincia de Málaga, un singular balneario 'mágico' sustenta a todo un municipio. Lo lleva haciendo desde finales del XIX, cuando el farmacéutico y subdelegado de Sanidad en la provincia, José García Rey, descubrió las 'propiedades curativas' del agua del manantial Fuente Amargosa. Los forasteros, o 'agüistas', se acercan al recóndito lugar para recibir duchas nasales o inhalar gases con la esperanza de que mejore su capacidad pulmonar. Y tal es el interés que la mayoría de las casas de todo el pueblo tienen un apartamiento en la planta de arriba para alquilar, los restaurantes "no dan abasto" y, después del batacazo pandémico, poco a poco luchan por recuperar su afluencia habitual.

placeholder Balneario de Tolox, próximo al manantial de Fuente Amargosa. (Ayuntamiento)
Balneario de Tolox, próximo al manantial de Fuente Amargosa. (Ayuntamiento)

Paco es un buen testigo de esta fiebre por las aguas de Tolox. Regenta La Alberca, uno de los restaurantes más populares del municipio y está desbordado y "deseando que abra otro local parecido" —dice la alcaldesa— para repartir las tareas. "Hay días que da comidas hasta las seis de la tarde, también porque llegan senderistas a esa hora y claro, ¿qué haces? ¿No les das de comer?". Es el único en el centro del pueblo y reconoce que, en los 49 años que lleva abierto, han vivido "siempre del balneario". Otro emblemático restaurante que vivió durante décadas de los 'agüistas' era La Rústica: menú del día, 7 euros, gazpacho andaluz, flamenquines con patatas, postre y café: todo un lujo para extraños poco acostumbrados a esos precios. Aunque el local tuvo que cerrar sus puertas este año por jubilación de los dueños.

Pese a ello, Salomé, madrileña de la Plaza de Oriente, está "feliz, feliz de verdad". Después del parón de los dos últimos años, se moría de ganas de volver a Tolox a sus 92 años. Conoció el lugar en el 1969, cuando se lo recomendaron para mejorar sus alergias respiratorias. Hoy es la paciente más veterana; ha ido al balneario "con una fidelidad perruna" y asegura que ha mejorado su vida. Además, comenta, echaba de menos a sus amigas. "Siempre venimos la misma quincena todas y después del tratamiento nos echamos una cervecita y jugamos al cinquillo".

placeholder Salomé con sus amigas en el patio del hotel del Balneario. (Cedida)
Salomé con sus amigas en el patio del hotel del Balneario. (Cedida)

Ana y Paco, los del pueblo de toda la vida, son solo dos ejemplos de las consecuencias históricas de un núcleo singular. Porque la historia del balneario de Tolox es la de un emprendedor de 60 años que consiguió impulsar un llamativo negocio a principios del siglo XX en una zona rural, facilitó el acceso al mercado laboral de las mujeres y hoy día sigue triunfando entre el turista sanitario.

La tormenta perfecta de 1906

"Mi bisabuelo compró el balneario, el hotel y varias parcelas cercanas después de la tormenta". Habla Manolo Díez, actual gerente del negocio, junto a sus otros dos hermanos, y de 60 años. Exactamente, la misma edad en la que su familiar apostó en cuerpo y alma por la loca idea de vivir de aguas sulfúricas. Pero la historia del lugar empieza algo antes.

En 1867, el farmacéutico levantó el primer edificio primitivo y formó una sociedad, García y Lomeña, junto a otros dos socios adinerados. Cuando falleció el farmacéutico, Manuel del Río compró su parte. Y en 1906, unas lluvias torrenciales nunca vistas arrasaron todo el pueblo, llevándose por delante multitud de reliquias del XVI y, entre otras infraestructuras y puentes, el balneario.

placeholder La sala principal del Balneario. Los pacientes inhalan los gases de los grifos de metal con unas mascarillas nebulizadoras. (Ayuntamiento)
La sala principal del Balneario. Los pacientes inhalan los gases de los grifos de metal con unas mascarillas nebulizadoras. (Ayuntamiento)

Lo que parecía una desgracia se tornó en una tormenta perfecta para Manuel del Río: los socios dejaron de confiar en el proyecto y se hizo con todo el terreno. En 1912, pasó a su abuelo, después a su madre, y ahora Manolo y sus hermanos se encargan de su gestión. "La edad dorada fue la década de los 90. Se duplicaba la población a diario —con un censo actual de entorno a 2.000 habitantes— y venían todo tipo de personajes conocidos. Antes de los años 20, vino incluso Primo de Rivera". Los toloxeños también aseguran que por esas instalaciones pasó Felipe Sánchez-Román, el poeta Salvador Rueda o el torero Lagartijo.

Poco tardó el lugar en convertirse en el principal reclamo de un pueblo en el que las condiciones de trabajo no eran las más sencillas. A consecuencia de las demandas del balneario y el hotel colindante, incluso las mujeres del pueblo pudieron acceder al mercado laboral. La actual alcaldesa de la localidad, Francisca García, lo recuerda a través de la historia de su bisabuela, María Zorrilla.

placeholder Balneario que reconstruyó el bisabuelo de Manolo Díaz después de las lluvias de 1906. (Cedida)
Balneario que reconstruyó el bisabuelo de Manolo Díaz después de las lluvias de 1906. (Cedida)

"Tolox es un pueblo de montaña con una agricultura muy compleja porque está en pendiente. Los hombres del pueblo tenían que irse fuera, a Sevilla, Córdoba o Suiza, y trabajar para otros. Pero en verano llegaba el balneario y se duplicaban los sueldos porque las mujeres se encargan de dar las comidas, hacer las habitaciones, la compra… todo. Mira, el marido de mi bisabuela se fue a Argentina en 1910 y no volvió. Abandonó a su mujer con dos niños pequeños. Salieron adelante porque ella se dedicó a limpiar las sábanas de las camas de los 'agüistas'", relata. "Después, en los 80, es cuando todos construimos apartamentos encima de las casas bajas para alquilarlas. El balneario es el motor económico del pueblo de toda la vida".

El recorrido de un paciente

La mayoría de los que acuden hoy día a "inhalar los gases que emana el agua de Fuente Amargosa", según explica Manolo Díaz, "son personas mayores con problemas respiratorios". Para determinar su tratamiento, pasan primero por una consulta médica en la que actualmente está al frente el doctor Eduardo: "Los tratamientos son para las vías respiratorias. Todo el balneario se basa en las propiedades del manantial de agua amargosa, cargado de magnesio, calcio y azufre. Esta última tiene una molécula muy grande que, al juntarse con el agua, arrastra toxinas y fortalece el sistema inmune".

La doctora que precedió al actual doctor, Iluminada Corvillo, es actual docente de la Universidad Complutense de Madrid y en 2018 publicó 'Balneario de Tolox (Málaga). Historia y características' y'‘Balneario de Tolox (Málaga). Memoria del lustro 2004/2008', en la revista científica de la Escuela Profesional de Hidrología Médica de Facultad de Medicina de la Complutense.

"Según el último análisis realizado en 2003, en la Cátedra de Hidrología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, con motivo de la publicación del Vademécum de aguas mineromedicinales españolas en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, se desprende que nos encontramos ante un agua hipotermal, de débil mineralización, muy blanda, siendo los iones predominantes carbonato, cloruro, sodio y magnesio [...] La administración por vía inhalatoria posee una acción local a nivel del aparato respiratorio, fluidificando y facilitando la expulsión de las secreciones (muy abundantes los primeros días de tratamiento para disminuir posteriormente) con la consecuente limpieza bronquial, mejorando la función respiratoria".

No obstante, este periódico no ha podido confirmar la mejora sintomatológica de los pacientes y los beneficios o inconvenientes de las aguas.

placeholder Fotografía del primer balneario de 1867... arrasado por la tormenta. (Cedida)
Fotografía del primer balneario de 1867... arrasado por la tormenta. (Cedida)

Lo que sí se ha corroborado es que los dos años de pandemia han hecho mella en el negocio. Ha sido la única etapa, además del primer año de la Guerra Civil, en que la que el balneario tuvo que cerrar sus puertas. "Ya no viene tanta gente, pero lo estamos compensando con el turismo rural", señala Manolo Díez. Lo confirman la alcaldesa Francisca y Paco, el dueño del bar: cada vez llegan más apasionados del senderismo a recorrer la Sierra de las Nieves y muchos, de sorpresa, se topan con las aguas de Fuente Amargosa. "El tratamiento recomendado mínimo es de 12 días, pero este mes de agosto ha venido mucha gente solo a probar un día o dos", señala Díaz.

Con el paso de los años, también se han abandonado ciertas creencias populares en torno a quienes consumían las aguas mágicas. Antaño —hace apenas 10 años— se mantenía el argumento de que, si se inhalaban los gases, no podías sumergirte bajo el agua durante 40 días. "Eso es como cuando tu madre te dice que no te bañes hasta que pasen dos horas después de comer", señala el doctor. Salomé ya se sumerge en el agua, y espera seguir quedando cada primera quincena de septiembre con sus amigas en el enigmático Balneario de Tolox de la Sierra de las Nieves.

"Niña, para estas semanas ya no tengo hueco", dice Ana al otro lado del teléfono, una anciana originaria del pueblo de Tolox. "Pregunta por Carmen ‘la de Jose Luis’, a ver si hay disponibilidad", continúa.

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