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Muere un perro guía en Monachil tras huir del ruido provocado por los fuegos artificiales
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EN MONACHIL, GRANADA

Muere un perro guía en Monachil tras huir del ruido provocado por los fuegos artificiales

El animal se asustó y salió huyendo, despeñándose por un barranco a la salida del pueblo en una caída que resultó fatal

Foto: Los perros guía acompañan a los invidentes las 24 horas del día (EFE/Erik S. Lesser)
Los perros guía acompañan a los invidentes las 24 horas del día (EFE/Erik S. Lesser)

Monachil es un pueblo de apenas 8.000 habitantes situado a unos diez kilómetros de Granada. El pasado fin de semana celebraron sus fiestas patronales y, como cada año, se sucedieron las actividades para mayores y pequeños, entre ellos los tradicionales fuegos artificiales. Sin embargo, las fiestas se han visto empañadas por una tragedia: la muerte de un perro guía que huyó del estruendo de la pirotecnia.

Juan Navarro es una persona invidente de 70 años. Vive en Monachil y desde 2016 compartía su vida con Rubio, un Labrador de ocho años que le acompañaba a todas partes y le hacía la vida más fácil. Sin embargo, este perro guía sufría mucho cada vez que se lanzaban petardos o cohetes y eso es lo que sucedió el pasado domingo 28 de agosto, el último día de las fiestas patronales.

Foto: Así puedes tranquilizar a tu perro para que no se asuste con los petardos (iStock)

Los cohetes comenzaron a escucharse desde primera hora, antes incluso de que Juan se levantara. Normalmente él se encargaba de tranquilizar a su perro cuando se escuchaban petardos, pero esa mañana aún no se había despertado. Cuando se levantó no encontró a Rubio: se había asustado tanto con el ruido que salió huyendo. Juan dio la voz de alarma y muchos amigos y familiares comenzaron a buscar al animal, aunque sin resultados.

Trágico final

Tal y como explica Juan Navarro al Ideal, "cada vez que sonaba un petardo Rubio se ponía muy inquieto, se escondía bajo sitios en los que ni cabía. El domingo, cuando fui a verlo, mi sorpresa fue que no estaba. No sé cómo se fue, pero huyó bajo el pánico". Fueron muchos los vecinos que le ayudaron en la búsqueda, pero las malas noticias no tardaron en llegar.

Monachil está enclavado en un valle cerrado por lo que tiene una enorme resonancia

Fue la policía local la que alertó a Juan de que habían visto a un Labrador en el fondo de un barranco. Aunque el invidente se negó a creer al principio que fuera su perro, las peores sospechas se confirmaron poco después: Rubio se había caído por el barranco y había muerto: "El vínculo que tenía con él era muy grande. Han sido muchos años con él las 24 horas del día, ayudándome a salir de muchas situaciones comprometidas. Me quedo desvalido y mi autonomía queda diezmada sin Rubio".

Juan aprovecha para pedir que dejen de lanzarse petardos y pirotecnia durante las fiestas porque, al estar enclavado en un valle cerrado, Monachil tiene una enorme resonancia: "Esto afecta a todos los animales que hay en el pueblo y viene de largo, pero también a personas con autismo, bebés, gente mayor, enfermos cardíacos… Personas que se ven muy afectados por los fuegos artificiales. Para mí es hacer ruido por hacer ruido, no tiene sentido".

Monachil es un pueblo de apenas 8.000 habitantes situado a unos diez kilómetros de Granada. El pasado fin de semana celebraron sus fiestas patronales y, como cada año, se sucedieron las actividades para mayores y pequeños, entre ellos los tradicionales fuegos artificiales. Sin embargo, las fiestas se han visto empañadas por una tragedia: la muerte de un perro guía que huyó del estruendo de la pirotecnia.

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